Fue en el Pleno de los miércoles, donde los habituales teloneros de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy protagonizaron un debate recio, crudo e inusual que, bajo el paraguas de quién altera más la convivencia entre los españoles, desató todos los fantasmas del pasado.

Es cierto que los dos números dos del PP, Angel Acebes y Eduardo Zaplana, recordaron en sus intervenciones la quema de la imagen del Rey Juan Carlos en Gerona y apuntaron que los delitos contra España y contra la Corona se han disparado un 83% en 2006, pero fue la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, quien situó el debate real. «Ahora intentan utilizar los símbolos y la Corona, que siempre habían estado al margen de la confrontación política». Y añadió: «Son ustedes los que están provocando la confrontación entre españoles».

Menos en la delegación de representantes de parlamentos africanos que, desde la tribuna de invitados, asistía atónita al debate sin enterarse de nada, a tenor de sus caras, en todo el Hemiciclo hubo un escalofrío.

No era para menos. Acebes, Zaplana y De la Vega hablaban de banderas, de símbolos y de la Corona sin cortapisas ni recatos, echándose en cara cosas que parecían intocables.

Acebes, que mejora como parlamentario cada miércoles, abrió el fuego denunciando que el Gobierno se enfrenta a «dos referéndum ilegales para la autodeterminación» y recordó que «no es avanzar en la convivencia entre españoles cuando se amenaza de muerte a quienes defienden a España, ni cuando se quema la imagen del Rey, algo que usted mismo, ¡qué vergüenza!, ha calificado de asunto menor», dijo el diputado popular.

Acebes terminó con una pregunta muy concreta que no obtuvo la más mínima respuesta: «¿Se compromete a que desde mañana va ondear la bandera española en las instituciones gobernadas por el PSOE? ¿Donde se incumple la ley, lo van a denunciar, sí o no?».

En su réplica, tras no escuchar respuesta de la vicepresidenta a las dos últimas preguntas, Acebes se encendió: «Lecciones de democracia y convivencia, al PP, ni una», y recordó que fue su partido quien interpuso las denuncias correspondientes para que se cumpliera la Ley de Banderas.

Además, indicó que no acepta lecciones de quienes «gobiernan con quien nos amenazan de muerte o dan vivas a ETA».

Acebes acabó asegurando que su partido sí defiende la bandera, la ley y la democracia. «Además, nosotros jamás seríamos socios de quienes le amenazasen de muerte a usted», dijo en referencia a lo ocurrido en la Diada, con las expresiones vertidas por un miembro de las listas de ERC contra el PP.

De la Vega volvió a condenar tales actos y acusó a Acebes de hacer demagogia, pero siguió sin contestar nada en concreto sobre el cumplimiento de la Ley de Banderas.

Eduardo Zaplana, que como dicen sus amigos y adversarios es un «profesional», vio el hueco claro por dónde debía colarse, la autovía que le había abierto su compañero de partido.

Obvió la pregunta que iba a hacer para repetir la de Acebes con argumentos parecidos, para exigir a la vicepresidenta que se preocupe «de que las banderas no ondeen en los ayuntamientos» y de que «se amenace impunemente a los demócratas», dijo.

La vicepresidenta no aguantó más y sacó todo su carácter: «Sólo intentan lo que han estado intentando desde el primer día, el desbordamiento democrático».

Y dijo más, en la misma línea, situando al PP como un partido casi antisistema que sólo busca inquietar a la ciudadanía. «Ustedes lo que quieren es crear miedo, zozobra y tensión, que no existe en un país que prospera y en el cual la gente, afortunadamente, está de acuerdo con un Gobierno que lejos de crear tensiones promueve una convivencia pacífica».

Todo el debate de los habituales teloneros estuvo salpicado de insultos, voces y aplausos por las bancadas respectivas. Sin embargo, la sensación que quedó es que no fue un debate más ni va a ser el último sobre estos asuntos que, hasta ahora, parecían muy serios.

El PSOE está convencido de que la próxima ofensiva del PP viene por las banderas y por la Corona. El PP dice que sólo pide que los socialistas cumplan la ley vigente y dejen de dar coartada a los separatistas radicales. El Rey llega al Congreso.