Zapatero desplegó ayer toda su capacidad de persuasión y su mejor sonrisa para recibir al presidente de la Junta de Andalucía. No se debía sólo al hecho de que Manuel Chaves es el presidente de su propio partido sino, también y sobre todo, a que encabeza el mayor vivero de votos del PSOE y convenía presentarle endulzada la cifra que el Gobierno invertirá en 2008 en su comunidad, un 11% mayor a la que ha recibido en 2007. Si se suma un anticipo de la deuda histórica, concedido a última hora, el incremento del dinero que percibirá Andalucía es del 19%, casi la mitad de la subida que logrará Cataluña en los Presupuestos de 2008 con respecto a la cifra original que tenía asignada en los de este año.
Chaves salió contento de Moncloa y anunció que la inversión superará los 4.000 millones de euros para 2008, es decir, unos 400 más que en 2007.
A ello habrá que añadir un cheque que se aproximará a los 300 millones en concepto de anticipo por la deuda histórica.
La suma de las dos cantidades arroja un resultado similar a la inversión pactada para Cataluña: 4.300 millones. Sin embargo, la comparación resulta engañosa si se tiene en cuenta que la población andaluza es superior a la catalana en casi un millón de habitantes y que el nivel de riqueza de los primeros es muy inferior al de los segundos. Además, en relación con el año 2007, el aumento que se ha concedido a los catalanes es del 34% (primero se les ha incrementado un 25% este mismo año y ahora se completará con un 9% más en los Presupuestos de 2008).
La propia ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, encargada de ofrecer la versión gubernamental de la entrevista entre Zapatero y Chaves, proporcionó un dato revelador: la inversión prevista para Andalucía «supera los 450 euros por habitante», en tanto que la otorgada a Cataluña roza los 600 euros.
Los parámetros para distribuir el dinero entre una y otra comunidad son diferentes porque así lo estipulan sus respectivos estatutos de autonomía. A Cataluña se le da en función de su peso en el PIB, en tanto que a Andalucía se le concede en función de su población. De acuerdo con estas fórmulas, a la primera le corresponde un 18,8% de la inversión total del Estado, en tanto que a la segunda le toca un 17,8%.
En el acuerdo entre Chaves y Zapatero, la deuda histórica ha jugado un papel esencial. El Gobierno tiene de plazo hasta septiembre de 2008 para cuantificar el volumen total de la misma y hasta finales de 2010 para saldarla. Pese a este margen, el presidente del Gobierno ha decidido ofrecerle a Chaves el caramelo de un anticipo que se registrará en los Presupuestos de 2008 y que el Ejecutivo andaluz podrá destinar a subsanar las necesidades que considere oportunas.
La cifra del anticipo debería quedar definitivamente acordada en la reunión que la próxima semana mantendrán el vicepresidente Solbes y el propio Chaves, previsiblemente en Sevilla. No obstante, el presidente andaluz aseguró que la cantidad «se aproximará a los 300 millones».
Con este cheque regalo, acompañado de la propina que supone el traspaso de las competencias sobre las aguas del río Guadalquivir que transcurren por Andalucía, Rodríguez Zapatero presentó al presidente andaluz un paquete lo suficientemente atractivo como para tapar a simple vista la comparación con Cataluña y evitar así que se desate la sensación de agravio en una comunidad que históricamente apoya a los socialistas en las urnas.
El presidente andaluz incluso lanzó un precavido mensaje en este sentido: «Lo que haya recibido Cataluña no es mi problema». Tampoco pareció importarle el hecho de que Extremadura tenga recurrido el texto estatutario andaluz por considerar que vulnera el artículo 149 de la Carta Magna, que reserva competencias estatales sobre las aguas que discurran por más de una región. Según Chaves, esto no se ha tenido en cuenta a la hora de decidir la transferencia de competencias sobre las aguas del Guadalquivir.
Para reforzar además el efecto electoral, tanto Manuel Chaves como la ministra Salgado insistieron una y otra vez en las diferencias que hay entre el trato y la atención que presta Zapatero a Andalucía y el que dispensaba a esta comunidad José María Aznar.
Según los datos que ofrecieron ambos, el Ejecutivo del Partido Popular sólo destinaba a inversiones en Andalucía una media de 1.695 millones de euros al año, lo que suponía el 13,7% del total de las inversiones del Estado, un porcentaje muy alejado del casi 18% que representa la población de esta comunidad.
Chaves quiso hacer hincapié en que, «desde marzo de 2004, el Gobierno cumple con Andalucía», e incluso señaló que con la llegada de los socialistas al poder central han quedado superados los «contenciosos» mantenidos con los populares, como el referido al reconocimiento de la propia deuda histórica, las pensiones o la investigación con células madre.
También aprovechó la ocasión para reclamar a los dirigentes del PP andaluz «prudencia y coherencia». En su opinión, resulta incomprensible que «hace cuatro meses pidieran 4.500 millones en concepto de inversión más deuda histórica y ahora reclamen 6.000».
El presidente del PP-A, Javier Arenas, respondió a Chaves acusándole de haber acudido a Moncloa con el único objetivo de «salvarle la cara» al presidente del Gobierno, tras los acuerdos que éste ha alcanzado con la Generalitat de Cataluña.
Arenas aseguró que Chaves «ha vuelto a ser coartada del pacto del Gobierno central con el tripartito catalán». En opinión del líder de los populares de Andalucía, las partidas que se recogerán en los próximos Presupuestos para su comunidad suponen «un agravio como una catedral para los andaluces».
