Manuel Chaves regresó ayer a Sevilla tras su encuentro con Zapatero con una serie de concesiones que demuestran la generosidad del presidente con los recursos de todos los ciudadanos.
Zapatero se comprometió a aumentar la inversión en los Presupuestos del año que viene para Andalucía en un 11% respecto a este ejercicio, a adelantar 300 millones de euros a cuenta de la deuda histórica que todavía nadie ha cuantificado -en total un aumento del 19% sobre el dinero recibido este año - y a ceder las competencias sobre las aguas del Guadalquivir.
Lo primero que hay que resaltar es que estas concesiones, como en el caso de Cataluña, tienen un marcado tufo electoral. Las elecciones autonómicas en el tradicional feudo del PSOE se van a celebrar al mismo tiempo que las generales, por lo que resulta evidente que Zapatero intenta matar dos pájaros de un tiro al favorecer a esta comunidad, aunque -todavía hay clases- comprando su apoyo a mitad de precio que el de Cataluña.
Aunque el Estado invertirá 4.000 millones de euros el año que viene en cada una de esas dos comunidades, el aumento del dinero que percibirán respecto a este ejercicio supone el 34% para Cataluña frente a ese 19% para Andalucía, que sigue siendo un porcentaje considerable pero que no reduciría la diferencia de renta entre ambas sino todo lo contrario.
Casi al mismo tiempo que Chaves anunciaba en La Moncloa el acuerdo con Zapatero, Esperanza Aguirre solicitaba al Gobierno un incremento de 2.000 millones de euros en la inversión del Estado en infraestructuras en Madrid, mientras que los presidentes de otras comunidades como Valencia y Canarias formulaban parecidas reivindicaciones económicas.
La cifra comprometida por Zapatero para Andalucía se ha calculado por el criterio de población (esta comunidad representa el 17,8% del total). En Cataluña se ha empleado otro baremo distinto: se ha establecido en función del 18% que esta comunidad representa sobre el PIB del conjunto del Estado. Castilla y León pide, en cambio, que se considere su extensión territorial y Canarias, su insularidad. Resulta evidente que la inversión pública tendría que incrementarse fuertemente si se utiliza el criterio que más favorece a cada territorio.
Pero lo que resulta indudable es que Zapatero ha provocado serios agravios comparativos y ha hecho saltar por los aires el actual sistema de financiación autonómica al pactar bilateralmente con Cataluña y Andalucía la inversión pública, por añadidura en vísperas del envío de los Presupuestos al Parlamento.
Al conceder ayer a Chaves un tratamiento preferencial, Zapatero pretendía también justificar esas injustificadas concesiones a Cataluña y agradecer los favores prestados al propio presidente andaluz. Pero lo que también va a provocar, sin duda, es una escalada de las demandas del resto de las comunidades, que se sienten agraviadas por este doble, triple o ya veremos si cuádruple rasero del Gobierno.
En todo caso, el comportamiento de Zapatero permite sospechar con fundamento que el Ejecutivo no ha tratado con el mismo criterio a las comunidades gobernadas por el PP que a las que suponen su vivero de votos y eso ya es en sí una vergüenza.