Fue el propio presidente popular, Mariano Rajoy, quien habló ayer de «desmadre» para referirse a las inversiones comprometidas en Cataluña y Andalucía, y quien acusó al Gobierno de Zapatero de «jugar con el dinero de todos los contribuyentes para hipotecar el futuro de todos los españoles».

«Quiero que los españoles sean iguales y tengan los mismos derechos y las mismas oportunidades, vivan donde vivan», dijo Rajoy en Avila, desde donde pidió al jefe del Ejecutivo que «haga un esfuerzo para que los Presupuestos respondan a los intereses de los españoles» y que tome medidas para que los españoles «puedan vivir mejor».

Pero, como ya es habitual en el reparto de tareas en el PP, las frases más duras contra los Presupuestos de Zapatero -los populares apenas incidieron en que es su respetado Pedro Solbes quien los presenta y defiende- correspondieron ayer a un miembro de la dirección. Miguel Arias Cañete, secretario ejecutivo de Economía, fue tan claro que llegó a acusar al Gobierno socialista de utilizar el «dinero público» de los Presupuestos del próximo ejercicio para, lisa y llanamente, «comprar votos».

«El señor Zapatero quiere usar dinero público para comprar votos en los sectores que políticamente le interesan o en la comunidades en que tienen dificultades tras haber fracasado todas sus políticas», dijo.

Con respecto a las inversiones en Andalucía y Cataluña -los dos grandes bancos de votos que, en efecto, deciden el resultado de las elecciones generales-, Arias Cañete adujo que «están irracionalmente repartidas», e invocó el artículo 138 de la Constitución para reclamar la solidaridad y el equilibrio presupuestario entre autonomías. En relación al «interés electoral» demostrado por los Presupuestos socialistas hacia determinados sectores sociales, Cañete no se limitó a señalar ejemplos, sino que afeó a Zapatero su exceso de marketing y su escasez de contenido. Así, incidió en la «insuficiencia» del cheque bebé -que el PP quiere que llegue a 3.000 euros y para los nacidos desde primero de año-, o los 600 millones de euros destinados a la atención de personas dependientes. «Nos preocupa», dijo, «su falta de financiación de unas ayudas que, pese a que tuvo el apoyo de todas las fuerzas políticas, no sólo no llegan, sino que ni siquiera suman la misma cuantía del plan de alquiler de los jóvenes». Y es que, según insistió, «lo que hace el Gobierno es comprar los votos de los sectores a los que se quiere dirigir electoralmente».

El dirigente popular criticó también, en general, el proyecto de ley, por basarse en previsiones de crecimiento «obsoletas -del 3,3%, en lugar del 2,8% apuntado por los expertos- y por no responder a las necesidades planteadas por la «desaceleración» económica.

Por último, reprochó también al jefe del Ejecutivo su anuncio de la rebaja del IRPF. «Causa sonrojo», declaró, «porque la inflación ya se ha comido la rebaja fiscal». Y aún recurrió al humor: «El presidente del Gobierno está engañando a los españoles y jugando con la Economía como con el parchís: se come una y cuenta 20».