Martes, 25 de septiembre de 2007. Año: XVIII. Numero: 6491.
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Esta paz tan estimable se compra al duro precio de la sangre y de la muerte (Manuel Belgrano)
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NUEVO DIA DE LUTO / El ministro de Defensa explica hoy en el Parlamento los detalles de la explosión que ha costado la vida a dos soldados / Alonso pedirá, además, autorización para enviar 52 efectivos más al país asiático
Zapatero insiste en que los muertos en Afganistán estaban en misión 'de paz'
MARISA CRUZ

MADRID.- La muerte, ayer, de otros dos soldados españoles en Afganistán, como consecuencia de la explosión de un artefacto al paso del vehículo blindado (BMR) en el que viajaban, no modificará ni un milímetro la decisión del Gobierno de mantener su esfuerzo militar en el país asiático.

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Bien al contrario, el ministro de Defensa solicitará formalmente hoy al Parlamento autorización para enviar otros 52 militares más con el objetivo de instruir a dos batallones del Ejército afgano.

El Ejecutivo mantiene, tal y como recordó ayer el presidente del Gobierno desde Nueva York, que los soldados españoles trabajan en el marco de una misión «de paz», avalada por Naciones Unidas y respaldada por el Parlamento.

Rodríguez Zapatero recalcó su «máximo apoyo» a los Ejércitos españoles, que, dijo, «sirven con lealtad, entrega y disposición para defender valores de paz, de convivencia y de libertad».

Por su parte, el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, no dejó lugar a dudas respecto a la decisión del Gobierno de seguir actuando en Afganistán. «Mantenemos nuestro compromiso con la misión ISAF, cuyo objetivo es ayudar a reconstruir el país y evitar que el terrorismo se haga con su control», afirmó Alonso, quien añadió que la misión afgana tiene «un sentido político indudable desde el punto de vista de la seguridad internacional».

El Gobierno rechaza tajantemente la afirmación del Partido Popular de que los 700 militares españoles destacados en Afganistán se encuentran en realidad embarcados en una guerra. La filosofía gubernamental es la de que Naciones Unidas por definición no hace la guerra, sino la paz, y los militares españoles cumplen estrictamente con el mandato de la ONU.

Ayer, el presidente del Gobierno aprovechó su presencia en la sede de Naciones Unidas para entrevistarse brevemente con el presidente afgano, Hamid Karzai, quien le trasladó su condolencia por la muerte de los soldados. Karzai, además, «agradeció» el «magnífico trabajo» que los militares españoles están realizando en la zona más pobre de su país.

El «ataque» sufrido ayer por las tropas españolas se saldó con la muerte de los legionarios paracaidistas Germán Pérez Burgos, de 33 años y natural de Alange (Badajoz), y Stanley Mera Vera, de 20 años y natural de Guayaquil (Ecuador). También falleció Roohulah Mosavi, el intérprete afgano que les acompañaba.

Además, resultaron gravemente heridos los legionarios Rubén López García, Julio Alonso Sanjuán y Oscar Bertomeu Fernández. Otros tres militares -Carlos Soto García, Carlos Arbeláez Henao y David Ospina Montaño- también sufrieron heridas pero de carácter leve. El suceso se produjo a las 8.55 horas (hora española) cuando un vehículo BMR, perteneciente a la Fuerza de Reacción Rápida española con sede en Herat, sufrió una fuerte explosión.

Se trataba del primero de un convoy de cinco vehículos que circulaba por la carretera 517, en las cercanías de la población de Shewan, en la provincia de Farah, a 44 kilómetros al norte de Herat.

Según explicó el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, apenas tres horas después del suceso, la causa «más probable» fue la explosión de un artefacto activado por la presión de la rueda trasera derecha del vehículo blindado.

En ese primer momento, parecía descartarse la posibilidad de que el artefacto hubiera sido accionado a distancia. Sin embargo, los especialistas en explosivos del Ejército de Tierra destacados en Afganistán hicieron rápidamente un hallazgo sorprendente: en el lugar de los hechos se localizó un cable de unos 70 metros de longitud que se extendía desde el muro levantado junto a una cabaña hasta las proximidades del lugar de la explosión.

El hecho de que no se hallaran huellas en los alrededores y que el cable fuera muy viejo hizo que los expertos mantuvieran en pie, aunque no de manera definitiva, la hipótesis de la activación de la bomba por presión. Sí se descartaba, sin embargo, la hipótesis de que el explosivo hubiera sido activado por radio, ya que tanto el vehículo afectado como los otros cuatro que integraban el convoy estaban equipados con los correspondientes inhibidores de frecuencia. Este tipo de equipos es inútil frente a los artefactos enterrados o explosionados por cable.

Los militares españoles fueron atacados cuando acababan de finalizar una misión de patrulla y control en la llamada Ring Road, la carretera principal del país. Este tipo de misiones son frecuentes y se realizan junto a efectivos del Ejército y de la policía afganos.

De hecho, tal y como precisó Alonso, el convoy español había sido relevado por militares italianos y regresaba ya a su base de Herat, de manera que técnicamente no se encontraba ya en misión operativa, sino táctica.

Ayer, a media tarde, partió hacia Herat un Boeing 707 de la Fuerza Aérea para repatriar los cadáveres de los dos soldados fallecidos y a uno de los heridos graves. Está previsto que el avión regrese a España en la madrugada del miércoles.

Las dos víctimas mortales serán condecoradas con la Cruz del Mérito Militar con Distintivo Rojo, en aplicación de la reforma del reglamento general de Recompensas Militares impulsada por el propio Alonso el pasado mes de julio.

De acuerdo con esta reforma, la Cruz con Distintivo Rojo se concede a los militares que fallezcan en acto de servicio en misiones en el exterior, como consecuencia de acciones violentas de elementos hostiles.

El ministro de Defensa, que comparece hoy a primera hora en el Congreso para pedir autorización al envío de 52 militares más a Afganistán con la misión de formar al Ejército afgano, tiene previsto iniciar su intervención proporcionando a los miembros de la Comisión de la Defensa todos los detalles y datos de que disponga hasta ese momento en relación con el ataque.

José Antonio Alonso conseguirá el visto bueno parlamentario sin estrecheces porque, además del apoyo evidente del Grupo Socialista, contará también con el del Grupo Popular, con el de Coalición Canaria, CiU y PNV.


Los españoles fallecidos

GERMAN PEREZ BURGOS. Natural de Alange (Badajoz), un pequeño municipio extremeño de apenas 2.000 habitantes, de pequeño se trasladó a Mérida y desde hace 10 años vivía en Sevilla. Germán Pérez tenía 33 años, estaba casado y tenía un hijo de 21 meses. Había participado hace unos años en una misión en Bosnia, tras la que abandonó el Ejército, al que había regresado este mismo año. «Siempre fue muy inquieto y aventurero», manifestaba ayer un familiar de Alange, adonde seguía acudiendo todos los veranos para visitar a la familia. Germán era nieto del antiguo médico del pueblo y su hermano es funcionario de la Junta de Extremadura, según confirmó el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, que trasladó sus condolencias a la familia. Su funeral se celebrará en Sevilla el próximo jueves.

STANLEY MERA VARA. Nacido en Guayaquil (Ecuador) y residente en Madrid, Stanley Mera tenía 20 años y era uno de los muchos latinoamericanos que se han incorporado a las Fuerzas Armadas desde 2003, cuando el Ejército abrió la puerta a ciudadanos extranjeros de América Latina y Guinea Ecuatorial que tuvieran residencia legal en España. El, nacionalizado español desde 2005, había ingresado en 2006 y era caballero legionario de la I Brigada Paracaidista. Su familia en Ecuador estaba ayer «devastada» por su muerte, sobre todo por no poder estar con los parientes que residen en España, en especial con Angela, la madre de Stanley, que convivía con su hijo. «Mi hermana está absolutamente deshecha, no puede ni hablar», manifestó ayer una tía del fallecido desde Ecuador.


LAS OTRAS VICTIMAS

1. Roohulah Mosavi. Es la tercera víctima mortal. Era de nacionalidad afgana y trabajaba como intérprete para el destacamento español.

2. Julio Alonso Sanjuán. Herido grave. Tiene 20 años y nació en Valladolid. Ingresó en las Fuerzas Armadas en 2006.

3. Oscar Bertomeo Fernández. Herido grave. Tiene 21 años y es natural de la localidad madrileña de Móstoles. Militar desde 2004. 4. Rubén López García. Herido grave. Tiene 19 años, es soltero y natural de Albacete.

5. Carlos Soto García. Herido leve. De 25 años, nació en Casas Ibáñez (Albacete).

6. Carlos Arbeláez Henao. Herido leve. Tiene 26 años y nació en Colombia. Ingresó en 2006.

7. David Ospina Montaño. Herido leve. De 19 años y también colombiano. Militar desde 2006.

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