Asimismo, los compañeros de las víctimas, que formaban parte de la Fuerza de Reacción Rápida, continuaron con su trabajo de patrullar por las provincias del oeste del país, a pesar del riesgo que comporta, y mantuvieron en su itinerario la provincia sureña de Farah, donde anteayer ocurrió el grave incidente.

Al acto de homenaje asistió el comandante del Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa, el teniente general Bernardo Alvarez del Manzano -que se desplazó a Herat desde Madrid en un Boeing 707-, y el embajador de España en Afganistán, José Turpin, que voló desde Kabul. También estuvieron presentes el jefe de las tropas internacionales de la ISAF en la región oeste del país, el general italiano Fausto Macor, y una amplia representación de los efectivos extranjeros desplegados en Afganistán, desde soldados italianos hasta británicos, norteamericanos, búlgaros y albanos.

Compañeros de las víctimas trasladaron a hombros los féretros de los fallecidos en una ceremonia emotiva en la que no faltó el tradicional himno castrense La muerte no es el final. «Prohibido llorar hacia fuera. Todo hacia adentro», arengó Alvarez del Manzano a las tropas españolas. Y, como si le hicieran caso, los militares españoles mostraron ayer una especial «serenidad», según los testimonios de los asistentes al funeral y que también habían estado en anteriores ceremonias fúnebres por los demás militares españoles fallecidos en Afganistán. Tal vez tanta entereza se deba a que, según fuentes de la ISAF (International Security Assistance Force: fuerzas de la OTAN desplegadas en el país asiático bajo mandato de la ONU), las tropas saben a lo que van. En concreto, los efectivos que forman parte de la Fuerza de Reacción Rápida son los más conscientes de que su unidad es la que mayor riesgo corre por su constante movilidad.

En cuanto a los seis militares españoles heridos en el ataque del lunes, ayer fueron trasladados a Herat dese la base de Rafah. Cuatro de ellos, con heridas leves, han sido dados de alta y se les ha ofrecido la posibilidad de dar por concluida la misión. Los otros dos han sufrido heridas graves y se les ha tenido que amputar un miembro. Rubén López García, de 19 años, ha perdido la pierna izquierda y Julio Alonso Sanjuán, el piez izquierdo. Aunque su vida no corre peligro, su estado es grave y por el momento no se recomienda su traslado a España.