El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna (PNV), auguró ayer que la consulta planteada por el jefe del Ejecutivo autonómico «no va a salir adelante» por los «obstáculos» que se encontrará durante su convocatoria y porque generará, además, «problemas serios» y «mucha frustración» entre la propia afiliación nacionalista. Seguidor de las tesis de Imaz, no destacó ni una sola virtud del proyecto de Ibarretxe y añadió: «Si alguien cree que con la consulta ETA va a deponer las armas, es que somos unos ilusos».
Pocos cargos institucionales del PNV se atreven a cuestionar en público los planes de Ibarretxe, sobre todo cuando dichas iniciativas están respaldadas por la Ejecutiva Nacional jeltzale, y cuando el lehendakari ha logrado quebrar la bicefalia del partido imponiéndose a su presidente, Josu Jon Imaz.
El primero, y único por el momento, ha sido Iñaki Azkuna, que ayer hizo suya la reflexión de Imaz sobre la necesidad de que una convocatoria de este tipo se celebre en «ausencia de violencia» y tras la consecución de un «amplio consenso».
El alcalde abundó en la radio pública vasca sobre este asunto al recordar que el propio lehendakari se comprometió ante él y otros cargos institucionales a celebrar una consulta en ausencia de violencia y con un amplio consenso previo. «Esto no aparece ahora en el nuevo escenario», constató.
Azkuna no eludió mencionar los «problemas» que la celebración de esta consulta acarreará en los diversos ámbitos institucionales, como la negociación de los Presupuestos Generales del Estado y de la comunidad autónoma, y en proyectos como la fusión de las cajas vascas, una iniciativa «fundamental» para él.
«Otra cosa hubiese sido», apostilló, «que hubiera tenido una mayoría amplia de acuerdos, en cuyo caso estaría tirado». Sin embargo, recordó que José Luis Rodríguez Zapatero ya ha dicho «que no», hecho que le conferiría, tal y como admitió el propio Ibarretxe, un carácter no vinculante.
Este hecho le llevó a ir al detalle y constatar los obstáculos que una consulta unilateral y no vinculante acarrearía. En primer lugar, aventuró que, si en unos comicios ordinarios «hay un porcentaje de abstención importantísimo, no te digo nada con una consulta no vinculante».
Unico destinatario
Además, lamentó que sea el PCTV el único destinatario de la complicidad del Gobierno vasco en torno a la consulta, puesto que Ibarretxe se comprometió a asumir la decisión del Parlamento autonómico, y la suma de los escaños del tripartito y Aralar es idéntica a una previsible conjunción de fuerzas entre el PP y el PSE.
Más allá de la negativa ya apuntada por los abertzales, no ocultó que si la consulta sale aprobada gracias a los votos del PCTV, a él tampoco le hace «mucha gracia».
Y, por último, y en caso de que supere este trámite, el alcalde dijo estar «convencido» de que el Tribunal Constitucional, «al cual apelará el Gobierno español, lo va a paralizar».
Todo ello, aderezado con un contexto político «agresivo», en el que proliferarán las mociones en contra de la consulta en los ayuntamientos gobernados por partidos no nacionalistas.
El alcalde de Bilbao opinó que se puede dar «perfectamente» el escenario apuntado por el líder del PSE, Patxi López, que sugirió que las diferentes instituciones voten en contra de la celebración de la misma en sus respectivos ámbitos.
Azkuna eludió pronunciarse sobre cuál sería su postura ante una hipotética moción en el Pleno de Bilbao. La respuesta, apuntó, se conocerá «cuando llegue la moción». «Espero que cuanto más tarde, mejor».
Azkuna alabó la intervención de Josu Jon Imaz en el Alderdi Eguna, en el que no mencionó la consulta de Ibarretxe y sí defendió los «consensos amplios», y apostó por «derrotar» a ETA «desde todos los puntos de vista, con acciones policiales, internacionales y, sobre todo, de los partidos, que tienen que estar de acuerdo en lo básico».
Porque, en su opinión, a la banda terrorista «lo de la consulta le importa tres pepinos», porque tiene un funcionamiento autónomo.
Azkuna, por último, restó importancia al alcance de sus palabras porque en el PNV «lo más importante es la unidad, la fuerza, la transparencia y la democracia», sin perjuicio de reflexiones «en voz alta».