Mariano Rajoy inauguró ayer una nueva vía, más institucional que de partido, para dirigirse a los ciudadanos desde el liderazgo de la oposición. El presidente del PP grabó un vídeo desde su despacho de la madrileña calle de Génova, con la bandera de España de fondo y una estantería en la que no aparecía ni un solo logo de su formación y sí varios libros y fotos oficiales de su etapa de Gobierno. Con su gesto más solemne y su tono más retórico, Rajoy lanzó un exhorto a todos los españoles. Salvo a la palabra patria, el líder del PP acudió a todo el vocabulario asociado a la bandera y a la nación, y apeló a los sentimientos para convertir la Fiesta Nacional, «por encima de cualquier diferencia ideológica», en la jornada del «orgullo de ser españoles».
Pasado mañana, 12 de octubre», empieza por decir Rajoy con su vista fija en la cámara, «los españoles celebramos nuestra Fiesta Nacional». «Mi deseo», dice a continuación, «es que este año, por razones que todo el mundo conoce, los españoles celebremos de manera especial esta fiesta».
El presidente popular, siempre fiel, hasta en la rigidez gestual, al formato institucional, evitaba ayer aludir al último desafío nacionalista del lehendakari, Juan José Ibarretxe; a los episodios de quema de banderas y de efigies del Rey por parte de las juventudes de Esquerra Republicana, o al propio incumplimiento de la Ley de Banderas en decenas de ayuntamientos vascos, catalanes y gallegos, algunos de ellos regidos por el PSOE.
Su mensaje de ayer no era de denuncia política sino de celebración colectiva y -pese a la propia seriedad de su puesta en escena-, de pura fiesta. «Porque somos una nación y queremos celebrarlo y dejar constancia de que nos alegramos».
Mariano Rajoy hace en la grabación toda una declaración patriótica. Se muestra «orgulloso de ser español». Pero sobre todo, emplazó a los 44 millones de españoles a imitarle, en el mejor estilo del pueblo estadounidense, o del francés, con cualquier «gesto» público, o incluso familiar y privado, en la reivindicación de este sentimiento común.
«Sé que los españoles también lo están [orgullosos]. Por eso», casi declama, «pido a todos que, por encima de cualquier diferencia ideológica, el 12 de octubre lo manifiesten con franqueza». Y puestos a apelar a los sentimientos, Rajoy habló cursi y sin pudor: «...Y que hagan algún gesto que muestre lo que guardan en su corazón. En casa o en la calle, de forma individual o con la familia y amigos».
Eso sí, el líder popular pone buen cuidado, al final de su alegato, en anteponer contención a las aguas de quienes, lejos de la indiferencia de una mayoría ciudadana, están deseando enfatizar ese mismo sentimiento patriótico. Así, en la justificación de esta exaltación nacional, lleva implícita la advertencia: «Para que todo el mundo sepa lo que los españoles sentimos por España. Y que sabemos proclamarlo sin aspavientos pero con orgullo y con la cabeza bien alta». Y aún termina: «Feliz día de la Nación española! ¡Feliz Fiesta Nacional!»
La visualización de esta celebración, tal como la convoca ayer Rajoy en el vídeo, quedaba bien clara. Medio año después de que el PP inundara la Castellana de Madrid de rojo y amarillo con la manifestación contra la excarcelación del etarra Iñaki de Juana, su líder llama a «todos» los españoles a pasear por la calle esa misma bandera.
«Vamos a honrar y a exhibir el símbolo que, con la Corona, mejor nos representa en todo el mundo», dice Rajoy en su vídeo, «la bandera que aprobamos en 1978, la que exhiben nuestros deportistas con orgullo, la que cubre el féretro de nuestros soldados, la que saludan con respeto todos los jefes de Estado que nos visitan, el símbolo de España, el símbolo de la nación libre y democrática que formamos más de 40 millones de españoles, la bandera de todos, porque en ella estamos todos representados».
Con su exhorto a la nación, el líder de la oposición pone en práctica una idea debatida el pasado lunes en maitines. La adversa reacción del PSOE, ayer, fue recibida en Génova como una prueba del propio acierto en la toma de iniciativa política. «Los socialistas no tienen que enfadarse», decían, «sino sacar su bandera, porque es tan suya como nuestra, ¿por qué no la sacan?... Este es el momento. Nada como el día de la Hispanidad. Y que conste que nosotros no nos hemos apropiado de nada».
Vea el vídeo de Mariano Rajoy en: www.elmundo.es