Un intenso temporal de lluvia sembró ayer el caos en decenas de municipios de la costa de Valencia y Alicante. Una anciana impedida falleció atrapada en su casa. Varios vecinos tuvieron que ser rescatados de los tejados de sus viviendas mediante helicópteros. Se debordaron varios ríos, inundando calles, garajes y plantas bajas, lo que provocó que un edificio de tres plantas y un puente se derrumbaran por la fuerza de las aguas.
El temporal de lluvia y viento que estropeó la jornada festiva a los habitantes y turistas de la Comunidad Valenciana dejó hasta 407 litros de agua por metro cuadrado. El servicio de emergencias 112 registró más de 1.000 incidencias en toda la región.
Las comunicaciones fueron prácticamente imposibles durante todo el día al estar cortada una veintena de carreteras.
La Guardia Civil tuvo que rescatar el cadáver de una mujer impedida de 80 años del interior de su vivienda en El Vergel (Alicante), situada junto a un barranco. La planta baja, donde fue encontrada la anciana, resultó inundada. El agua alcanzó una altura de tres metros.
En la misma localidad se derrumbó un edificio de tres plantas por el desbordamiento del río Girona, después de que sus inquilinos fueran rescatados por los servicios de emergencia.
Muchos de ellos se quedaron atrapados en el tejado del inmueble y tuvieron que ser evacuados en helicóptero, al igual que ocurrió en otros municipios alicantinos. Una mujer embarazada se puso de parto en la aeronave y tuvo que ser llevada con urgencia al hospital.
La crecida del río Girona también fue la causa de que se desbordara un puente de 1913 en Beniarbeig, informa Héctor Fernández.
Varios ríos más se desbordaron, entre ellos el Algar, lo que incomunicó a dos personas en el término municipal de Callosa d'En Sarriá.
Más de dos centenares de personas fueron evacuadas en la provincia de Alicante, entre ellos los inquilinos de un camping en Calpe y los de dos pequeños hoteles en Benidorm. Las trombas de agua dejaron infinidad de riadas e inundaciones de bajos de viviendas. Los bomberos intervinieron en numerosas ocasiones para rescatar a personas atrapadas en sus vehículos y en ascensores.
Cortes de luz
En Calpe, toda la zona norte quedó anegada al desbordarse un barranco y el Ayuntamiento tomó la decisión de romper el Paseo Marítimo para evacuar las aguas. Los cortes de luz y de suministro hídrico se sucedieron durante el día.
Mientras tanto, en Valencia, las fuertes lluvias provocaron desbordamientos en ramblas e inundaciones en varias carreteras. Una fuerte tormenta registrada en esta ciudad el jueves por la noche dejó 169 litros por metro cuadrado y anegó bajos, sótanos y garajes.
Según las previsiones meteorológicas, hoy seguirá lloviendo en las comarcas del sur de Valencia y del norte de Alicante, aunque con menos intensidad. La Generalitat Valenciana anunció que evaluará los daños para estudiar la concesión de ayudas.
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«Por el río bajaban jabalíes muertos»
SERGIO GONZALEZ
CALPE.- La turística localidad de Calpe (Alicante) fue una de más afectadas por el temporal. Su fisonomía llegó a cambiar por completo ayer al mediodía cuando el agua parecía haber arrasado el municipio y la que es una de sus señas de identidad: su playa.
«No queda playa. Es increíble. No quiero bajar al garaje por no ver cómo ha quedado mi coche», se quejaba Diego.
La mayoría de los turismos guardados en garajes quedaron prácticamente cubiertos por el lodo que inundó el municipio alicantino. Así, el coche de Angelines quedó cubierto de agua en menos de media hora.
Albert, el dueño de un bar de copas situado junto al barranco -habitualmente seco- del Quisi, relató que todo se había inundado. «El agua ha arrancado hasta el congelador», se lamentaba, calculando que no va a poder abrir el establecimiento en 15 días. El nivel de lodo llegaba hasta un metro de altura.
Pero el temporal no sólo se cebó con los municipios del litoral. En el interior, el alcalde de Gorga, Jesús Zaragozí, explicaba atónito que el río Seta, afluente del Serpis, presentaba un caudal que no se había visto «en los últimos 40 años».
El alcalde de Beniarbeig, Luis Gil, decía lo mismo del río Girona: «Por el cauce bajaban rocas, cañizos, coches y hasta jabalíes muertos y un caballo».
«Hemos pedido la ayuda de bomberos, pero llegar hasta aquí es muy complicado», aseguró Gil, que no recordaba haber sufrido «una situación igual y de estas dimensiones en las últimas décadas».