El presidente del Gobierno hizo ayer un sorprendente e inesperado llamamiento a los bancos y entidades financieras para que mantengan abierto el grifo del crédito a las empresas y, «en particular, a las del sector inmobiliario», a fin de que las turbulencias de los mercados no acaben repercutiendo directamente en la concesión de hipotecas.
Zapatero recalcó que la economía española está en una «posición de fortaleza» que envidian muchos países del entorno, e incluso aseguró que la «buena salud de las cuentas públicas» permitiría a España «reaccionar» si finalmente las cosas van peor de lo previsto. Pero, aun así, el presidente no dudó en lanzar este mensaje a las entidades bancarias a petición, tal y como él mismo confesó, de «varios empresarios» que, a todas luces, han topado con el reciente endurecimiento que han impuesto uno de cada tres bancos europeos a su política de préstamo.
El presidente dedicó ayer el grueso de la conferencia que pronunció en el Foro Abc a repasar los buenos resultados económicos de la legislatura y, aunque su tono destilaba un optimismo casi excesivo, hubo de admitir que en los últimos meses se ha producido una ralentización del mercado de la vivienda y del sector de la construcción que en España representa el 5% del Producto Interior Bruto (PIB).
Fue entonces cuando José Luis Rodríguez Zapatero se decidió a plantear públicamente la petición que le habían trasladado «varios empresarios» y que no es otra que la de instar a los bancos a que, «dentro del principio de seguridad, mantengan un nivel razonable de créditos, en particular en el sector inmobiliario».
Las palabras del presidente del Gobierno vienen a ser una prueba de que la crisis hipotecaria de EEUU sí está teniendo repercusión en economías como la española, porque ha inducido a las principales entidades financieras a endurecer las condiciones del crédito que conceden a las empresas.
Alerta europea
Hace poco más de una semana, el Banco Central Europeo publicó una encuesta realizada entre los 90 mayores bancos europeos en la que se concluía que uno de cada tres ha restringido por una u otra vía la concesión de préstamos.
El último informe económico y financiero de la Asociación Española de Banca (AEB) también da cuenta de esta situación cuando señala que «la aparición de las perturbaciones en los mercados monetarios ha venido a alterar de forma significativa el entorno exterior de la economía española, que se verá afectada tanto por la desaceleración del crecimiento internacional como por el deterioro de los mercados de crédito». Y más adelante añade: «Será difícil evitar una desaceleración del crecimiento global y un endurecimiento de las condiciones crediticias».
Pese a todas estas advertencias e incluso pese a la petición que le han hecho los propios empresarios, Zapatero insistió en que el resultado económico de la legislatura se puede calificar con un «sobresaliente» hasta el punto de que España se ha consolidado como la octava potencia del mundo e incluso, dijo, «está a punto de superar la renta per cápita de Italia».
También señaló que, en estos cuatro años, la riqueza ha aumentado en 265.000 millones de euros, lo que implica, según la comparación que empleó, «como si hubiéramos crecido una Dinamarca», ya que esta cifra se corresponde aproximadamente con el PIB de este país.
Zapatero recalcó que España es el país desarrollado que más empleo ha creado -la legislatura se saldará con tres millones de puestos de trabajo más-, el que ha más ha crecido económicamente y el que puede exhibir un superávit y unas cuentas públicas más saneadas. Según el presidente, este panorama es fruto de la apuesta de su Gobierno por la estabilidad presupuestaria. «Podemos decir», afirmó, «que ésta es una seña de identidad de nuestra forma de gobernar, que refleja eficacia y austeridad».
E incluso añadió: «Ya que el patriotismo está de moda, podemos estar orgullosos por nuestro patriotismo en el terreno económico y social».
Errores del ex ministro
A continuación, Zapatero dedicó un encendido elogio al vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Finanzas, Pedro Solbes, a quien atribuyó todo el mérito de los éxitos logrados.
«Solbes ha ido acertando moderadamente sus previsiones de crecimiento; quienes no han acertado han sido la Comisión Europea o el Fondo Monetario Internacional que», apuntó con ironía, «se han equivocado un rato», haciendo de esta forma referencia al ex ministro de Economía del Gobierno de Aznar y aún director gerente del FMI, Rodrigo Rato.
Solbes ha elaborado un cuadro presupuestario para el ejercicio 2008 que prevé un crecimiento de la economía española del 3,3%, frente al 3,8% de 2007. Sus pronósticos, sin embargo, no se han visto en absoluto secundados por los principales organismos económicos nacionales e internacionales.
Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional, que ayer fue blanco de la crítica del presidente Zapatero, apuesta por un 2,7% de crecimiento para la economía española durante el próximo ejercicio, en tanto que el propio Banco de España vaticina una cifra «en torno al 3%».