Miércoles, 17 de octubre de 2007. Año: XVIII. Numero: 6513.
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DESAFIO NACIONALISTA / El presidente del Gobierno dice 'no' sin paliativos al 'lehendakari' pero le dispensa un trato privilegiado / Recalca que «está claro como el agua» que la consulta que plantea el líder vasco no se celebrará
Zapatero dice «no» pero da alas a Ibarretxe tratándole de igual a igual
En un gesto sin precedentes, compareció en persona para replicar al presidente vasco / Ibarretxe: «Sería poco comprensible que si ha hablado con ETA se niegue el diálogo y la negociación al 'lehendakari'»
MARISA CRUZ

MADRID. - El lehendakari visitó ayer el palacio de La Moncloa con el objetivo de exponer al presidente del Gobierno los puntos básicos de su plan secesionista y, de paso, advertirle de que sea cual sea la posición de Madrid, él no contempla la posibilidad de dar marcha atrás.

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No hubo sorpresas en el contenido de la respuesta de Zapatero: el no fue rotundo y sin paliativos. Sin embargo, sí las hubo en las formas: el presidente dispensó al lehendakari un trato de igual a igual, el mismo que otorga a los primeros ministros extranjeros, hasta el punto de que, a diferencia de lo sucedido con los restantes presidentes autonómicos que han visitado La Moncloa, el jefe del Ejecutivo compareció en persona para dar cuenta de su conversación con Ibarretxe.

El encuentro entre ambos fue inusitadamente largo -dos horas- si se tiene en cuenta que puede resumirse con una sola frase: diálogo de sordos.

Zapatero dijo no e Ibarretxe insistió en que sí. Y de ahí no se movieron ni un milímetro ni uno ni otro.

No obstante, desde el punto de vista del lehendakari poco importaba lo que Zapatero tuviera que argumentar. El pacto, la negociación, la mano tendida que asegura plantear Ibarretxe no es tal porque, de antemano, y aún después de haber escuchado del propio presidente que su propuesta es inviable, afirmó públicamente que su hoja de ruta ha dado ya «el primer paso» y que su decisión de convocar a los vascos a una «consulta habilitadora» el 25 de octubre de 2008 y a un referéndum vinculante en 2010 es definitiva e inamovible.

La discusión, en definitiva, quedó en tablas porque cada parte se mantuvo en su posición: el presidente del Gobierno, asegurando que la propuesta del lehendakari «no tiene fundamento legal» y que, «en ningún caso, se llevará a cabo»; e Ibarretxe afirmando no sólo que es «legal, legítima y democrática», sino que, además, empezará a concretarse el próximo mes de junio en el Pleno del Parlamento vasco, cuando oficialmente presentará su propuesta de «pacto», y continuará el próximo mes de octubre con la celebración de una consulta jurídicamente no vinculante a la ciudadanía.

El presidente del Gobierno llegó incluso a recordarle a Ibarretxe cuáles son las competencias que tiene y, en este sentido, le precisó que, de acuerdo con la Constitución, cualquier consulta a la ciudadanía tiene que estar autorizada por el Estado.

Este principio establecido en el artículo 141 de la Carta Magna es, según Zapatero, «claro como el agua». De la misma forma que también «está claro como el agua», añadió, «que el lehendakari no puede convocar ninguna consulta, aunque ésta no tenga valor vinculante». «Lo que no se puede hacer, no se va a hacer y no se hará», sentenció.

Para el jefe del Gobierno con esto está todo dicho, pero no así para Ibarretxe, quien aseguró que no da en absoluto «por zanjada» su propuesta. Es más, advirtió de que «éste es el primer paso del camino de una negociación» que, según sus planes, debería desembocar en un «pacto político» entre él mismo y el presidente del Gobierno.

En cualquier caso, también avisó de que tanto si dicho pacto se logra como si no, él convocará a consulta a los ciudadanos vascos el 25 de octubre del año próximo.

Para Ibarretxe, resulta poco menos que incomprensible que quien hace apenas unos meses «hablaba con ETA y Batasuna sobre el País Vasco, ahora se niegue a un diálogo político con el lehendakari». El recalcó no aceptar «que ETA sea quien maneje el interruptor de las luces de la política y decida de qué y cuándo se puede hablar». Para Zapatero, estas reflexiones son sencillamente «un dislate».

Ibarretxe aprovechó, además, para pedir «respeto» tanto para su propuesta como para su persona, y no dudó en reprochar a la vicepresidenta del Gobierno que le haya dedicado «insultos» y «lindezas», como cuando calificó su propuesta de «desvarío». Así, se permitió «aconsejar» a la clase política de Madrid y a los medios de comunicación «serenidad», y que dejen de lado la «política del espasmo». «Espero argumentos y no insultos. Lo digo con serenidad pero también con firmeza», apuntó.

El lehendakari habló largo y tendido ante los periodistas, primero en euskara y después en castellano, y respondió a muchas preguntas, pero dando siempre vueltas al mismo mensaje: mi propuesta es plenamente legal.

Aunque su intención última es modificar la relación que existe entre el País Vasco y el Estado español, rechazó de un plumazo la sugerencia de reforma estatutaria que le hizo Zapatero, para quien la actual iniciativa no es sino un remedo del plan que ya elaboró el presidente vasco hace siete años. «Estamos ante una segunda parte reconstruida del llamado plan Ibarretxe», dijo Zapatero, «y su destino será exactamente el mismo: no será aceptada ni aprobada».

Cuando más titubeante apareció el presidente del Gobierno fue a la hora de avanzar las vías que emprenderá en caso de que, pese a todas las advertencias, Juan José Ibarretxe siga adelante con su desafío.

En este terreno, Zapatero dijo contar con la «fortaleza» del Estado de Derecho. «En democracia siempre se abren camino la legalidad y las reglas del juego», afirmó.

«Yo lo que aseguro», recalcó, «es que en democracia nadie esquiva la ley y ahora tampoco se va a esquivar». Además, aventuró, haciendo un alarde de optimismo, «el lehendakari siempre tiene la posibilidad de rectificar».

«El proceso que ha planteado», siguió el presidente, «es tan complejo y tan largo que creo que [Ibarretxe] necesita más tiempo para la reflexión». «Yo a lo que le he invitado», concluyó, «es a que dialogue con las fuerzas políticas vascas y a que plantee sus propuestas por el camino recto con respeto a la Constitución».


«Euskadi y España desde el respeto mutuo»

Después de reunirse con el presidente del Gobierno, Ibarretxe se dirigió a los periodistas, primero en vasco, y luego en español, para decirles que se mantenía firme y que su consulta ilegal seguirá adelante. Leyendo el guión escrito de su puño y letra, remarcó que su «objetivo» era «alcanzar entre el lehendakari y el presidente español un pacto político» para la convivencia de «Euskadi y España desde el respeto mutuo».

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