De los 526 diputados presentes en la Cámara, 507 votaron a favor y tan sólo 19 lo hicieron en contra. Los diputados que rechazaron la moción pertenecen en su mayoría al grupo parlamentario del Partido de la Sociedad Democrática (DTP, prokurdo). «No queremos ver más sufrimiento ni despertarnos cada mañana con el dolor de los muertos», explicó el portavoz del DTP, Selahattin Demirtas.

Mientras, los opositores Partido Republicano del Pueblo (CHP) y Partido de Acción Nacionalista (MHP) criticaron al Gobierno islamista moderado del primer ministro, Recep Tayip Erdogan, por no haber solicitado antes este permiso y le pidieron que «no dude» en aprovechar la autorización. Asimismo, lamentaron que el visto bueno sólo incluya como objetivo al PKK y no contemple acciones contra las autoridades del norte de Irak que, según ambos grupos, da protección a los rebeldes.

La gran incógnita en estos momentos es cuándo se decidirá Erdogan a hacer uso de esta suerte de patente de corso. El primer ministro ha repetido hasta la saciedad durante los últimos días que no le temblará el pulso a la hora de ordenar una ofensiva a gran escala, pero al mismo tiempo ha dejado entrever que ésta no será inminente. Las adversas condiciones climatológicas que reinan en la frontera turco-iraquí, con temperaturas de riguroso invierno, podrían dar al traste con la operación.

Sin entusiasmo

Así lo confirmaba esta semana el número dos del Ejército turco, el general Ergin Saygun. «Es imposible hablar con certeza de una operación transfronteriza aunque el Parlamento la apruebe. Observaremos la estación [del año] y revisaremos nuestras necesidades antes», indicó, dando a entender que el entusiasmo del poderoso sector castrense ha decaído desde que el pasado abril solicitase por primera vez una autorización de ataque.

Asimismo, según aseguraba ayer el diario Vatan, Ankara esperará primero al resultado de la entrevista que mantendrá Erdogan con el presidente estadounidense, George W. Bush, dentro de dos semanas en la Casa Blanca. Washington se opone a un ataque turco contra el norte de Irak, precisamente la zona más estable dentro del destartalado país. Del mismo modo, podría resultar decisiva una conferencia de países vecinos de Irak, a principios de noviembre en Estambul.

De todas formas, si Turquía finalmente se decide por entrar en Irak, no sería la primera vez que lo hace. Entre 1980 y la invasión estadounidense de Irak de 2003, el Ejército del país euroasiático ha efectuado un total de 25 incursiones que, por otra parte, no han conseguido poner fin a los atentados del PKK. De hecho, a día de hoy hay unos 3.500 milicianos del PKK en el Kurdistán iraquí, donde cuentan con bases y campos de entrenamiento propios. Igualmente, su capacidad para que nuevos adeptos engrosen sus filas no ha decaído durante los últimos años.

Por otra parte, a Turquía se le echaría encima la comunidad internacional en caso de lanzar un ataque contra Irak, y en primer lugar lo haría la OTAN, a la que pertenece desde 1952 y a la que aporta el segundo mayor Ejército. Por ello, su secretario general, Jaap de Hoop Scheffer, reclamó ayer «contención» al Gobierno.

Mientras, el Gobierno iraquí ha desplegado una ofensiva diplomática de última hora para tratar de impedir que Turquía ordene una incursión militar. El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, telefoneó a Erdogan justo antes de que ayer se votara la moción para trasladarle el firme compromiso de su Ejecutivo de erradicar la presencia y las actividades del PKK en su territorio. La paciencia de Ankara está a punto de llegar a su fin, a pesar de que el vicepresidente iraquí, Tariq al Hashimi, abandonó ayer Turquía convencido de que sus autoridades otorgaban a Bagdad una «nueva oportunidad». «Existe un nuevo clima para superar la crisis actual», aseveró Al Hashimi, aunque reconoció que Turquía tiene «legítimo derecho» a luchar contra el terrorismo.

Quien se ha desmarcado de las críticas internacionales a Turquía ha sido el presidente sirio, Bashar Asad, quien ayer proclamó su apoyo a una posible operación contra el PKK. «Entendemos que esta operación tendría como objetivo un grupo determinado que está atacando a los soldados turcos (...) Apoyamos las decisiones que tome Turquía respecto a este asunto, estamos con ellos», declaró. En Siria viven más de un millón de kurdos y Damasco rechaza cualquier intento de establecer un Estado independiente en el norte de Irak.