El retorno triunfante de Benazir Bhutto, dos veces primera ministra y la única mujer que ha liderado Pakistán, paralizó Karachi primero para teñirlo de sangre después. Cientos de miles de personas se concentraron en la ciudad para darle la bienvenida. La gente se colgaba hasta de los postes de electricidad para verla, mientras 20.000 policías con perros se habían desplegado a lo largo de la ruta que Bhutto iba a seguir.

Sin embargo, la seguridad no sirvió de mucho. Durante la procesión por Karachi, su comitiva sufrió el impacto de dos explosiones cerca del vehículo que transportaba a Bhutto. La ex primera ministra salió ilesa y fue evacuada, pero al cierre de esta edición se contaban al menos 124 muertos y 375 heridos, según informaba la agencia Reuters citando a un cirujano de la policía paquistaní, Ejaz Ahmed, que aseguraba que 80 muertos habían sido llevado a tres hospitales de la ciudad. Además, un reportero de esta misma agencia pudo contar 35 cadáveres en otro hospital de Karachi.

La ex primera ministra fue trasladada a su casa de Karachi, según confirmó el embajador de Pakistán en EEUU. «Está a salvo en su propia casa. Está totalmente a salvo», declaró Mahmud Ali Durrani en declaraciones a la cadena CNN.

Según las primeras versiones oficiales, el convoy de Bhutto fue atacado por dos kamikazes, indicó a la agencia France Presse el ministro del Interior de Pakistán, Aftab Sherpao. «Hubo dos explosiones, una en el lado derecho y otra en el izquierdo de la procesión», explicó. «Parece que se trata de atentados suicida, pero no está confirmado», agregó.

«Sana y salva»

«Benazir Bhutto está sana y salva», reiteró un portavoz del Ministerio del Interior, Javed Cheema, quien confirmó que entre las víctimas habían «policías y miembros del partido» de la líder opositora. Las televisiones paquistaníes mostraban imágenes de cuerpos desparramados por la calle, mutilados por la explosión.

Bhutto había recibido amenazas por parte islamistas próximos a los talibán y a la red terrorista Al Qaeda. «Tiene un acuerdo con América. La atacaremos como hicimos con Musharraf», dijo Haji Omar, un comandante talibán en la región de Waziristán. No obstante, el marido de la dirigente, Asif Ali Zardari, apuntó desde Dubai al Ejecutivo como responsable: «Culpo de estas explosiones al Gobierno. Es un trabajo de los servicios de Inteligencia».

Poco antes del doble atentado, la caravana de la dirigente paquistaní avanzaba lenta. En tres horas, su autobús de dos pisos blindado se había movido tan sólo 270 metros entre el gentío. La ambulancia que seguía a la comitiva se averió, los carteles que adornaban las calles fueron arrancados y las vallas se derrumbaron ante el empuje de la muchedumbre.

La televisión estatal dijo ayer que la cifra estimada de personas que se concentraron en Karachi para ver a Bhutto era de unas 500.000. La ex primera ministra, de 54 años, había estado anunciando su retorno al país durante semanas para captar apoyos.

Pero la respuesta popular con la que se encontró ayer da cuenta de su formidable poder político, incluso cuando el número de congregados resultó ser la mitad de los que la jalearon en su primer retorno del exilio, en 1986. Según su formación, el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), sin embargo, más de un millón de personas la recibieron ayer en Karachi.

«Doy las gracias a Dios. Estoy feliz de estar de vuelta en mi país. Soñaba con este día», declaró una Benazir Bhutto envuelta en lágrimas nada más pisar Pakistán, procedente de Dubai. «Este es un momento histórico y lleno de emoción. Estoy emocionada por la forma en que he sido recibida», añadió. «Soy mayor, he aprendido mucho en los últimos 20 años, pero siempre nos batimos contra una dictadura. Queremos aislar a los extremistas y construir un Pakistán mejor», declaró.

La procesión de la ex primera ministra tenía previsto durar 18 horas y llevarla desde Karachi hasta el Mausoleo de Muhamad Ali Jinnah, padre de la patria paquistaní. Durante la caravana, los partidarios de Bhutto gritaban consignas a su favor. «Nuestra gran dirigente está de vuelta. Es el primer paso hacia la democracia», proclamaba Waqar Shah, uno de los presentes. Sin embargo, el retorno de Bhutto es un salto a lo desconocido. Aunque el presidente, Pervez Musharraf, firmó un decreto de amnistía que retiraba los cargos de corrupción contra ella, este decreto ha sido contestado por el Tribunal Supremo, que podría invalidarlo y hacer posible su arresto.

Por otra parte, el acuerdo que Bhutto pactó con Musharraf para compartir el poder a su regreso depende del futuro político del propio general. El jefe del Estado fue reelegido el pasado 6 de octubre, pero la proclamación de su victoria permanece en suspenso mientras el Supremo evalúa la validez del escrutinio.

Vea el vídeo y el álbum del regreso de Benazir Bhutto a Pakistán en: www.elmundo.es/