De la relación entre el PSC y Pasqual Maragall ya no queda nada. El ex presidente de los socialistas catalanes confesó ayer que ha dejado de pertenecer al partido: «No milito ni pago la cuota», aseguró durante una entrevista en el programa Problemes domèstics, de Catalunya Ràdio.
En el PSC se enteraron por la radio de la baja de su ex presidente. Fuentes del partido aseguran que en la sede de la calle de Nicaragua no se ha recibido ningún comunicado de Maragall renunciando a su militancia. Tampoco han detectado la falta de pago de las cuotas, «porque los ingresos no se registran cada mes, sino cada tres o cada seis».
Por lo general, el PSC da de baja a sus militantes cuando dejan de pagar durante un año. A pesar del desconocimiento de la decisión de Maragall, los socialistas catalanes manifestaron ayer su «afecto» por el ex alcalde de Barcelona y ex presidente de la Generalitat, y dieron por hecho que ya no es del partido «porque ésa es su voluntad».
Maragall se marcha así de forma definitiva de una formación política por la que se ha sentido traicionado y que le ha hecho pagar la factura del desgastador proceso de reforma del Estatut. Una cuenta que ni el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ni el de la Generalitat, José Montilla, quisieron asumir.
Durante la misma entrevista de ayer, Maragall recordó que su apoyo y el de Alfonso Guerra hicieron a Zapatero secretario general del PSOE en el Congreso del año 2000, pues otros socialistas catalanes, como Montilla o Narcís Serra, apostaron, según dijo, por José Bono.
Pero Zapatero pagó a Maragall con deslealtad. El segundo creía que el primero compartía su idea de la España plural, la España federal. Y cuando, inesperadamente, Zapatero se convirtió en presidente del Gobierno, Maragall pensó que las reformas que tenía en mente podrían llevarse a cabo para resolver de una vez por todas el encaje de Cataluña en España.
Para ello, Maragall contaba con la promesa de Zapatero de que se respetaría, sin tocar ni una coma, la reforma del Estatut que aprobase el Parlament. Así que se puso manos a la obra para impulsar el cambio. Pero el presidente no pudo o no quiso mantener su promesa. Una noche de enero de 2006 se reunió en secreto en La Moncloa con el líder de la oposición en Cataluña, el convergente Artur Mas, y pactó un Estatut recortado que se parecía muy poco al que habían redactado los parlamentarios catalanes.
El pacto se hizo a espaldas de Maragall, que se sintió traicionado por Zapatero, como ya le había ocurrido con Montilla unos meses antes. El actual presidente de la Generalitat, que es primer secretario del PSC, impidió a Maragall en octubre de 2005 remodelar su Govern. Montilla dejó muy claro quién mandaba en el PSC.
Poco después, Zapatero ya había decidido que prefería a Montilla antes que a Maragall para gobernar en Cataluña. El ex alcalde de Barcelona decidió no plantear batalla y anunció que lo dejaba. Mantuvo el tipo durante la campaña electoral y participó en los mítines acompañando al primer secretario de su partido.
Después, cuando Montilla reeditó el tripartito, Maragall renunció a la Presidencia del PSC. «Contad conmigo, que yo cuento con vosotros», dijo a sus compañeros en la última Ejecutiva en la que participó. Ahora, ha cortado el último lazo que le unía a una formación en la que militaba desde 1978.
ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
«El regreso de los 'papeles de Salamanca' demuestra que José Luis Rodríguez Zapatero cumple sus promesas».
«Durante la discusión del 'Estatut', Zapatero ya iba diciendo que no me presentase [a la reelección]. En una entrevista en La Moncloa me dijo que prefería a Montilla como presidente. Lo que él no sabía es que, mande quien mande en la Generalitat, se tendrá que pelear con Madrid. Ya se está viendo».
«El Zapatero federalista ha dejado paso a un Zapatero felipista».
«La situación actual es lamentable; es un paso atrás respecto del federalismo».
«Zapatero participó en 2006 en un Consell Nacional del PSC y, al salir, se vio con empresarios catalanes y con José Montilla. No me invitó, éste es uno de los desencuentros».