Daniel condujo moribundo en dirección contraria por una calle del distrito de Hortaleza hasta que se encontró con los médicos del Summa. Allí paró y sólo tuvo tiempo de decirles: «Me han apuñalado. Ha sido el puto negro, el puto negro», y se desplomó contra el asfalto. Alguien le había pinchado en el cuello y en la cara pocos minutos antes, presumiblemente para robarle.
Los médicos intentaron reanimarlo durante 40 minutos, pero tenía seccionadas la carótida y la tráquea, y ya era imposible salvarlo. Daniel Aníbal Aguilera, argentino de 47 años y taxista asalariado desde hace cuatro, había comenzado su turno poco antes. Lo más probable es que no llevara encima más de 50 euros. Decenas de compañeros suyos se concentraron anoche y convocaron una huelga.
El taxista fue asesinado en la calle de Gomeznarro, en el barrio de Canillas. El suceso se produjo poco antes de las 23.15 horas cuando el conductor recibía de un sujeto aún no identificado dos puñaladas en el lado derecho de la cara y del cuello. Esta última, extremadamente grave, llegó a seccionarle la carótida y la tráquea, según fuentes de Emergencias 112.
El taxista, tras ser brutalmente agredido, condujo unos minutos malherido tomando a mucha velocidad y en sentido contrario la calle de Gomeznarro, donde se encontraba una Unidad de Atención Domiciliaria (UAD) del Summa, que había ido a atender a una persona en esa misma vía.
El taxista, Daniel Aníbal Aguilera Gramajo, de nacionalidad argentina y 47 años de edad, se paró ante los sanitarios del Summa y exclamó: «Me han apuñalado. Ha sido el puto negro, el puto negro», y acto seguido se desplomó sobre el asfalto.
Los sanitarios de la UAD comenzaron a reanimarle y a su vez avisaron a una UVI móvil, que se encargó de continuar con maniobras de reanimación durante 40 minutos. Finalmente, y tras lograr que el taxista recuperara el pulso momentáneamente, no consiguieron sacarle de la parada cardiorrespiratoria y confirmaron su muerte.
El fallecido tenía tarjeta de licencia verde (número 01091), propia de los asalariados del sector y pertenecía a la Gremial, asociación mayoritaria de taxistas en la capital. Conducía un Peugeot con matrícula 1210 CRH, perteneciente a Radio Taxi. La muerte se produjo a la altura del número 90 de esa calle esquina con Matapozuelos. Algunos testigos aseguraron haber visto a un hombre de color entrar manchado de sangre en el Metro de Esperanza, muy cercano al lugar del asesinato. Anoche no se habían producido detenciones.
El Grupo VI de Homicidios de la Policía Judicial de Madrid se ha hecho cargo de las investigaciones, aunque anoche todo apuntaba a que se había tratado de un atraco, según fuentes de la Jefatura Superior de Policía.
Al lugar acudió la hija del fallecido, que según los testigos vivía cerca. Iba acompañada de unas amigas y tuvo que ser atendida in situ porque sufría una grave crisis de ansiedad.
Unas dos horas después del homicidio, decenas de taxistas se reunieron en el lugar del suceso. Avisaron por teléfono y radio a sus compañeros y les pidieron que iniciaran una huelga de protesta que, como mínimo, iba a durar hasta las 12.00 horas de hoy.
De madrugada, también convocaron una concentración en La Castellana para reclamar más seguridad y protestar por este nuevo asesinato en su gremio, como ya hicieron en 1998 cuando mataron a un taxista en la Gran Vía.