CARMEN REMIREZ DE GANUZA
MADRID.-
La consternación de los populares era ayer un clamor interno. Nadie se explicaba las razones por las que Rajoy, que había liderado el discurso político contra el cambio climático con la creación, el pasado mes de abril, de una comisión de expertos en el seno de su propio partido, había llegado a mostrarse la víspera en Palma tan escéptico como «desafortunado».
El propio presidente del PP, según las fuentes consultadas, llegó a tomar ayer conciencia de la «metedura de pata» y anunció a los suyos una próxima enmienda. En realidad, decían ayer, Rajoy no sólo tiene interés en reafirmar su compromiso con la lucha contra el cambio climático, sino «muchas ganas de recordar que fue él mismo quien suscribió el compromiso de Kioto desde el Gobierno del PP, cuando justamente fue Al Gore quien no lo hizo desde el Gobierno de los Estados Unidos».
Por otra parte, este mismo mes de noviembre se le presentará a Rajoy una oportunidad con la presentación de un documento estratégico para la mejora de las políticas contra el calentamiento global del planeta, que ya ultima la comisión creada en abril a partir de las aportaciones recibidas desde septiembre por parte de una veintena de científicos, ecologistas y expertos. Desde Greenpeace hasta el Círculo de Empresarios, pasando por distintas asociaciones de fabricantes, constructores, petroleras y distintas cátedras en Meteorología, Astronomía, Física, Astrofísica y Economía... se reunieron primero en abril en la sede del PP en Génova, y luego en julio en la sede de FAES, bajo la presidencia de Juan Costa y la coordinación del secretario general de la Fundación, Jaime García-Legaz, quien ya ha reunido el grueso de las propuestas.
El cambio climático es «el gran desafío global del conjunto del planeta en el siglo XXI y requiere de una respuesta colectiva de la comunidad internacional»: eran palabras de Rajoy en abril que, según el PP, volverán a escucharse cuando fije su posición política y seleccione sus propuestas en el programa electoral.
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