La crisis de Cercanías es ahora la máxima preocupación de los ciudadanos, de la prensa y de la clase política catalana. Tanto es así, que en el pleno parlamentario de ayer casi no se habló de otra cosa. Montilla se convirtió en el principal objetivo de todas las quejas.

La cosa va para largo, los barceloneses estarán por lo menos 15 días más sin tren. Sin embargo, Montilla rechazó las exigencias del resto de la Cámara, ya que no quiere causar problemas al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en pleno periodo preelectoral.

Como ya es habitual, el president acudió a la sesión de control con las respuestas a las posibles preguntas de la oposición escritas en un papel. Ayer leyó la misma contestación cuatro veces, pues todos los grupos le preguntaron por lo mismo: por el caos de los trenes de Cercanías.

Salvador Milà, de ICV-EUiA, una formación que hasta ahora se había mantenido fiel a los socialistas, calificó la situación de «desastre sin paliativos» y la atribuyó a «la falta de rigor con que se han llevado las obras» de construcción del tren de alta velocidad a las afueras de la capital catalana.

Su intervención fue tan crítica, que el líder del PP catalán, Daniel Sirera, le dio la bienvenida a los bancos de la oposición. Sirera quiso saber qué va a hacer el Gobierno catalán para remediar el entuerto. El portavoz de ERC, Joan Ridao, por su parte, se cuestionó si es oportuno que la Generalitat asuma el traspaso del servicio de Cercanías, previsto para el mes de enero. Y Artur Mas (CiU) habló de «catástrofe» y de «enmendar errores».

La respuesta de Montilla fue siempre la misma. Punto uno: la Generalitat ni pincha ni corta en el asunto, porque, tanto el servicio de Cercanías como las obras del AVE, son competencia del Gobierno central. Y punto dos: el Govern es partidario de priorizar ante todo «la seguridad» de los usuarios de los trenes. El restablecimiento del servicio ocupa el segundo lugar en su lista de prioridades y la llegada del AVE es lo de menos. Pese a la reticencia de José Montilla a sumarse a las peticiones de dimisión de Alvarez, el conseller republicano de Gobernación, Joan Puigcercós, aseguró ayer que el presidente de la Generalitat y su gabinete «exigirán responsabilidades a la titular de Fomento y también a la empresa responsable de las obras».

Montilla contestó a Ridao que la Generalitat asumirá Cercanías en enero, esté cómo esté el servicio. Y, mientras, continúan las obras de la alta velocidad.

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Artur Mas (CiU). «Esto es una catástrofe. El Gobierno ha priorizado la llegada del AVE al servicio de Cercanías por interés partidista».

Joan Ridao (ERC). «Es necesario exigir responsabilidades a la ministra Magdalena Alvarez, que ha batido el récord mundial de ineptitud».

Daniel Sirera. «Hoy hay 160.000 catalanes que no entienden por qué le pagan el sueldo a usted [Montilla] ni a los 'consellers' de su 'Govern'».

Salvador Milà (ICV). «Esta situación es un desastre sin paliativos ocasionada por la falta de rigor con que se han llevado las obras del AVE».

Albert Rivera (C's). «¿Cuándo asumirá su Gobierno el liderazgo suficiente para paliar la sensación de desesperanza de tantos ciudadanos?»

José Montilla. «Lo más importante es la seguridad de los usuarios y de los trabajadores. Después, el restablecimiento del servicio».