Viernes, 26 de octubre de 2007. Año: XVIII. Numero: 6522.
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La balsa de la muerte
El patrón del pesquero que rescató un cayuco en aguas de Cabo Verde cuenta que el panorama era «dantesco», similar al naufragio de 'La Medusa'
ANA DEL BARRIO

MADRID.- «El panorama que nos encontramos fue dantesco, horroroso. Había siete cadáveres que llevaban siete días muertos y un superviviente que estaba grave. Llevaban 20 días a la deriva en el mar». El patrón del Tiburón III, José María Abreu, que el miércoles rescató un cayuco en aguas de Cabo Verde con un superviviente, siete cadáveres y otros 49 desaparecidos, no pudo evitar ayer las lágrimas durante su conversación telefónica con EL MUNDO.

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Las similitudes con el naufragio, en 1816, de La Medusa frente a las costas de la antigua colonia gala de Dakar (hoy Senegal) son asombrosas. Así, los 150 supervivientes del barco francés permanecieron cerca de 15 días a la deriva en una balsa improvisada y diminuta, algo que supuso un auténtico choque para la opinión pública del momento.

El único superviviente del cayuco encontró en el Tiburón III su salvación. Este barco gallego procedía de Ecuador y acababa de detenerse en la isla de San Vicente, en Cabo Verde, a 300 millas de Senegal, para dejar a la mitad de su tripulación. Los otros seis marineros, de origen gallego, partían rumbo a La Guarda, en Pontevedra, donde se encuentra la base del pesquero.

Fue a las 19.00 horas del miércoles cuando avistaron a lo lejos un cayuco que presumiblemente se dirigía a Canarias, pero pensaban que se encontraba vacío. Cuando se acercaron, se toparon con una trágica escena: siete cadáveres en avanzado estado de descomposición y un superviviente, destrozado. «El olor era horroroso. Los cuerpos estaban francamente mal. En estos momentos, soy una persona rota. Antes que patrón de barco, soy un ser humano. Se lo digo con el corazón en la mano: es muy fuerte, nunca había vivido un momento tan duro», relató Abreu. La conversación se interrumpía a cada momento porque la voz se le entrecortaba y se le rompía. «Perdone, estoy muy nervioso. Es un momento bastante delicado», afirmaba.

Tras descubrir el cayuco naufragado, el capitán avisó a las autoridades y rescató al superviviente. El buque hospitalario Esperanza del Mar fue al encuentro del pesquero y, a las 14.30 horas, recogió al subsahariano y a los siete cadáveres. El Tiburón III navegaba ayer rumbo a Vigo.

Por su parte, el buque se ha hecho cargo de los cadáveres y del superviviente por razones humanitarias y anoche partió con destino a Senegal (de donde es el superviviente), tras recibir el correspondiente permiso para atracar por parte de las autoridades de este país, según fuentes del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Su llegada a puerto está prevista para hoy.

Los marineros tuvieron que achicar agua del cayuco con una motobomba para evitar que se hundiese. Cuando el pesquero subió a bordo al único inmigrante con vida, éste relató los pormenores de su travesía: habían salido del puerto de Nuadibú, en Mauritania, llevaban 20 días a la deriva y los ocupantes del cayuco eran, en total, 57. El capitán y el inmigrante se comunicaron por escrito, ya que el superviviente sólo hablaba francés, idioma que desconocía el patrón: «Se quedaron sin agua y, conforme los inmigrantes iban muriendo, los iban tirando por la borda», narró el patrón. Abreu se comportó como un verdadero médico, tomando las constantes vitales al superviviente, que no era capaz ni de ponerse en pie cuando lo encontraron y que pedía agua con urgencia. La tripulación le dio comida, ropa y todo tipo de cuidados.

A pesar de su heroica actuación, Abreu no puede evitar sentirse culpable: «Hicimos todo lo que pudimos, pero no me siento satisfecho. Me hubiera gustado salvar a más gente y llegar con todos a tierra. Es horrible. Todos estamos francamente mal», explica el patrón, que lleva cuatro meses y medio en alta mar dedicado a la pesca del pez espada. El marinero ve bastante difícil que se puedan recuperar los cadáveres de los desaparecidos, ya que les tiraron por la borda hace una semana.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, advirtió de que la cifra de víctimas puede elevarse, ya que en la embarcación podrían viajar medio centenar de personas..

elmundo.es

Especial:

'Inmigrantes en busca de un destino'


'LA BALSA DE LA MEDUSA'.

En 1819, el pintor romántico Théodore Géricault reflejó en La balsa de la Medusa (en la imagen) un famoso naufragio que se produjo tres años antes frente a Dakar. A la izquierda de la balsa aparece un personaje envejecido con gesto desanimado y total ausencia de esperanza, rodeado de los cadáveres de sus compañeros. Refleja el sentir del único superviviente recogido por el Tiburón III.

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