Sábado, 27 de octubre de 2007. Año: XVIII. Numero: 6523.
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 OPINION
EL MUNDO QUE VIENE / JOSE SOCRATES
«Zapatero es mi mejor amigo político en Europa y España es el mejor y mayor cliente de Portugal»
AUNQUE ANGELA MERKEL SENTO LAS BASES DEL ACUERDO, EL PRIMER MINISTRO LUSO SE HA APUNTADO EL TANTO DE QUE SE APROBARA EL TRATADO DE LISBOA. SONRIENTE Y DISCRETO, EL SOCIALISTA HA CUMPLIDO CON LA UE, IGUAL QUE INTENTA HACERLO CON SU PAIS PARA QUE SALGA DE LA CRISIS EN LA QUE ESTA SUMIDO
MARIA RAMIREZ

CARGO: Primer ministro de Portugal y presidente de turno de la UE / EDAD: 50 años / FORMACION: Licenciado en Ingeniería / CREDO: «No soy nadie. Nunca seré nada. No puedo querer ser nada. Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo» (Pessoa) / SUEÑO: Todos / AFICIONES: Leer, correr, ver cine y disfrutar de la familia

José Sócrates suele florecer en los encuentros sociales en los que, con su sonrisa tranquila, sus bromas y sus citas de Churchill o de Pessoa, concentra la atención de los asistentes. Relajado e informal, se divierte contando historias con una gran escenificación teatral. «Imagina que tú eres Gordon Brown», empieza un relato, expresivo, sujetando a un comensal en una cena tras su noche triunfal en Lisboa, después de que los jefes de Estado y de Gobierno reunidos el pasado fin de semana en la capital lusa aprobaran el Tratado que ha permitido salvar los muebles tras el descalabro de la fallida Constitución europa.

Pero, tal vez menos cómodo en los pasillos del laberíntico Parlamento Europeo, el lector del maestro de heterónimos -Fernando Pessoa-, también sabe cuándo debe dejar salir a su yo más serio y profesional, ése con el que ha cerrado la crisis de la UE sin algarabía. Días después del acuerdo, en un pequeño despacho en Estrasburgo, con 28 grados menos que en Lisboa hace una semana, defiende el texto pactado con el mismo énfasis que su convicción de que su país se recuperará pronto de la crisis. En portoñol -en su caso, la mezcla es casi idéntica al castellano-, Sócrates insiste en las bondades de sus reformas en Portugal, un país que suele desconfiar de sus líderes cuando se vuelcan en la UE.

PREGUNTA.- Hace una semana, era difícil que el lector se interesara más por Ioannina que por Cecilia Sarkozy... ¿Qué cambia este Tratado para el ciudadano?

RESPUESTA.- Los ciudadanos han entendido muy bien lo que ha pasado en Lisboa. Antes teníamos una crisis institucional y ahora ya no, y esto supone confianza para la economía y el papel de Europa en el mundo. Todas las cuestiones institucionales son complejas. Por suerte, Ioannina no es la cuestión más importante, pero es una cláusula que garantiza la posibilidad del bloqueo de países en minoría si consideran amenazada una cuestión estratégica. Citando a Pessoa, tengo saudades [nostalgias] del futuro y no del pasado. Eso es lo que ha cambiado en Lisboa: Europa está más segura de sí misma y más preparada para responder a los retos. Un gran pensador europeo como fue Ortega y Gasset, diría que éste es el Tratado para una Europa «a la altura de los tiempos».

P.- ¿Se vivirá mejor con otro Gobierno en Polonia?

R.- Europa debe tratar con todos los gobiernos, independientemente de su color político, pero me alegro de que el ganador haya dicho que le gustaría que su país estuviera incluido en la Carta de Derechos Fundamentales.

P.- Si las elecciones polacas hubieran sido antes...

R.- Las dificultades son la sal de la política. Otros antes que nosotros han tenido muchas más dificultades. Hay pocas personas con la oportunidad de servir a su país y también a Europa en un momento crítico.

P.- ¿Este será el último Tratado de la UE en mucho tiempo, ya que no se podrán aprobar proyectos políticos más ambiciosos?

R.- Europa está cansada de discutir las cuestiones institucionales y ahora debe centrarse en la consolidación de la UE y su economía. El Tratado de Lisboa durará muchos años. No supondrá el final de la Historia, pero es un gran paso para Europa. Como decía Antonio Machado, «se hace camino al andar».

P.- ¿Ha llegado el momento de parar la ampliación, como pide Sarkozy?

R.- Europa ahora tiene que probar sus nuevas instituciones, pero ya hay negociaciones en marcha con otros países y las debemos continuar. Es muy importante para Europa desempeñar su papel en la estabilización de los Balcanes, por ejemplo, o progresar en la relación con el mundo islámico.

P.- ¿Está la UE preparada para reconocer un Kosovo independiente en diciembre?

R.- Este tiempo deben seguir las negociaciones, y espero que den resultado. Lo importante para Europa es permanecer unida.

P.- Pero, ¿más allá de la unidad?

R.- No es fácil. Por eso mi prioridad es la unidad.

P.- EEUU y Rusia tienen una postura definida, pero la UE no se termina de posicionar...

R.- Europa apoya el plan Ahtisaari [que plantea dar al territorio prerrogativas similares a las de cualquier Estado sin que se produzca su independencia], su postura es clara. Pero hace falta más tiempo para las negociaciones. Sería muy interesante alcanzar una posición común en el Consejo de Seguridad. Lo importante es que demos todas las oportunidades a la diplomacia y al diálogo político.

P.- ¿El soft power de la UE no anda un poco escaso de resultados?

R.- Si miramos los últimos años, ¿cuál es el mejor, el hard power de EEUU o el soft power? Visto lo que ha ocurrido en Irak, el soft power es mucho más poderoso de lo que algunos piensan. Yo soy de esa generación que tiene horror a la guerra. Hemos tenido una en Europa profundamente traumática. La Guerra Civil en España me ha marcado mucho personalmente, que mis padres vivieron. Mis valores son los de la paz y el diálogo. No es que Europa sea menos firme que otras potencias, pero cree en arreglar las cosas con el diálogo.

P.- Respecto a Irán, EEUU argumenta que los europeos le están regalando tiempo al régimen de los ayatolás.

R.- Algunas veces es así, pero hay que apoyar todos los intentos de arreglar los problemas según el Derecho Internacional que hemos construido. Eso ha dado buenos resultados.

P.- ¿Apoyará a Solana para ser el nuevo viejo alto representante de la UE?

R.- No es el momento para hablar de futuros cargos, pero soy un gran amigo de Javier Solana. Lo estimo mucho, está teniendo una carrera magnífica.

P.- ¿Y a Barroso como presidente de la Comisión?

R.- Lo apoyaremos porque es portugués, pero es un interés vital de Europa. Mi país gana mucho al tenerle como presidente de la Comisión.

P.- ¿No se preocupan los estados miembros demasiado de los intereses nacionales? El eurodiputado Graham Watson se queja de que, después de la cumbre, los líderes sólo hablaban de lo que había ganado cada país.

R.- Watson tiene razón. Pero ahora Europa tiene más recursos para no estar tan a la defensiva. Yo sé bien que los intereses portugueses se defienden con más Europa. España y Portugal han logrado un cambio fantástico con la adhesión.

P.- ¿No teme que, como en otras presidencias de la UE, los portugueses se sientan desatendidos?

R.- No tengo dudas de que consideran la Presidencia como una oportunidad para afirmar el prestigio de Portugal. Es un gran privilegio. Cuando acabemos, miraremos hacia atrás y será evidente que Europa se ha fortalecido. El nombre de Lisboa quedará en la Historia europea.

P.- Usted está haciendo reformas, pero las protestas laborales le persiguen. Para la UE fue una sorpresa la recesión de su país después de tantos fondos.

R.- He tenido la oportunidad de servir a mi país en un momento difícil, haciendo lo que debía hacer: prepararlo para el futuro. Lo fundamental es no olvidar el interés general. Dos años y medio después, Portugal está saliendo de la crisis. Este año, vamos a tener un déficit del 3%, cuando hasta hace bien poco era del 6%; hemos reformado la Seguridad Social y nos van a retirar de la lista de países de alto riesgo. El 60% de las empresas se constituye ahora en menos de una hora y el 60% de los portugueses declara sus impuestos por vía electrónica. Estamos cambiando la Universidad y hemos firmado un acuerdo con el MIT y otros centros de prestigio. El 37% de los fondos europeos se dedican, por primera vez, a la educación, frente al 25% de antes. Ahora se estudia inglés desde la escuela primaria.

P.- ¿Le ha dado algún consejo a su amigo ZP para las próximas elecciones?

R.- No... nos conocimos en 2004, cuando yo gané el congreso de mi partido. Tenemos una relación de gran compañerismo y la misma visión del mundo. Somos un producto de Europa: yo nací en el 57, con Europa, y fui elegido diputado en 1987, un año después de la adhesión de mi país. Me gustan mucho las cualidades humanas de Zapatero y Portugal le debe mucho. Es mi mejor amigo político en Europa. No olvido que él quiso que España y Portugal crearan conjuntamente un laboratorio internacional de nanotecnología en Braga, un ejemplo de la cooperación entre los dos países.

P.- A algunos les molesta la invasión española en Portugal.

R.- Todas las empresas españolas serán bienvenidas, queremos que haya más. Tenemos ventajas comparativas para atraerlas. Las inversiones portuguesas en España también han sido muy bien recibidas. La integración de las dos economías es muy positiva. Cuando me preguntaron mis prioridades exteriores después de ser elegido, dije «España, España, España», porque el esfuerzo de unión entre las dos economías es positivo. España es nuestro mejor y mayor cliente.

P.- ¿Y cómo Portugal no ha crecido teniendo un vecino tan fuerte?

R.- Ahora nos ha ayudado a salir de la crisis. Si la economía española no estuviera creciendo tanto, nosotros también tendríamos más dificultades. A lo largo de la Historia, Portugal ha tenido muchos momentos malos mientras España estaba bien y al contrario. La crisis económica y presupuestaria entre 2002 y 2005 fue muy difícil, pero ahora estamos saliendo. Tenemos buenas expectativas de crecimiento. Portugal es un país en cambio.

P.- ¿El Consejo Europeo de diciembre será en Lisboa en lugar de en Bruselas?

R.- No sé si es posible. Lo importante es que el Tratado se firmará en Lisboa y se llamará así. Eso queda. Lo firmaremos en los Jerónimos, igual que nuestra adhesión. Es el regreso al Monasterio de los Jerónimos, una forma para los portugueses de homenajear el significado del proyecto europeo.

P.- ¿Está decepcionado porque en la cumbre con Africa verá a Mugabe y no a Gordon Brown, el premier británico?

R.- Estaría decepcionado si la cumbre no se celebrase o no produjese buenos resultados, porque eso es lo más importante. El Gobierno inglés nos está apoyando mucho en la preparación de la cumbre. Entiendo la posición política de Brown de no venir, pero una cosa son las relaciones de Europa con Zimbabue y otra, las de Europa con el continente africano. Hemos perdido mucho tiempo: siete años sin nada. Esta cumbre va a corregir un error que nos ha costado mucho desde el punto de vista estratégico. Será una cumbre con ambición para conseguir una estrategia conjunta entre Africa y Europa.

P.- ¿Se interesarán, por fin, los centroeuropeos por la inmigración?

R.- Es uno de los objetivos que nos ha llevado a insistir tanto en la celebración de la cumbre. No es posible tener una política de inmigración y de lucha contra el tráfico ilegal sin diálogo político con los países africanos. Estamos perdiendo tiempo y recursos. Eso no es bueno para Europa ni para Africa ni para los inmigrantes. Espero que esta cumbre sirva para dar una respuesta. Hace seis meses, cuando dije que los objetivos de Portugal serían el Tratado europeo y Africa, el plan parecía exageradamente ambicioso, pero la política se hace con riesgo y determinación.

P.- Brown le dijo sí al Tratado y no a la cumbre.

R.- Brown nos ha ayudado mucho en temas que no son los mejores para él. No lo conocía, pero se ha revelado como un hombre de Estado, determinado y con coraje político.

P.- ¿Y si aumentan las presiones para el referéndum en Reino Unido?

R.- La idea de democracia representativa nació en Inglaterra. No estoy de acuerdo con los que invocan el pueblo y el referéndum para atacar la democracia representativa, como si una ratificación parlamentaria fuera menos.

P.- Un diario portugués titulaba que empieza el «calvario» de la ratificación.

R.- El calvario lo hemos tenido después del rechazo del Tratado Constitucional. Esto será mejor.

P.- Si se buscaba un Tratado simplificado, se ha conseguido lo contrario.

R.- No hay tratados simplificados: todos necesitan libros y libros para ser interpretados. Nos podíamos haber quedado con los Diez Mandamientos de Dios, pero necesitamos más, la vida se ha complicado mucho. La Constitución americana, con todas las enmiendas, es compleja. Los ciudadanos entienden, por ejemplo, que antes decidíamos todo por consenso; ahora ya no es posible con 27 y hay que inventar una fórmula de mayoría, porque eso nos estaba matando, bloqueando las decisiones. Los ciudadanos lo entienden bien.

P.- ¿Y entienden por qué se debate hasta las dos de la mañana por un eurodiputado?

R.- No era una cuestión menor. Se trataba de una respuesta al Gobierno italiano, pero también al pueblo italiano. Por primera vez, Italia no tenía el mismo número de escaños que el Reino Unido y Francia, y le hemos dado ese diputado para permitir un aterrizaje suave. Es un esfuerzo de comprensión para no dejar a nadie atrás. No se puede olvidar que Italia es una de las constructoras de Europa y apoyó la entrada de Portugal: yo no la dejaría sin respuesta política.


LA CUESTION

- ¿Por qué los portugueses eligieron, en un concurso de la Radio Televisión Portuguesa, a Antonio Salazar como el «mejor portugués de la Historia»?

- El 60% de los portugueses ha votado a favor de legalizar el aborto. Portugal es un país moderno, culturalmente avanzado y progresista. Somos el país que tiene más mujeres trabajando y en puestos altos. La revolución social de la democracia ha sido total, como en España. La votación a Salazar, en un programa de televisión, es sólo el reflejo de extremos políticos. Las personas que militan votaron por Salazar y por [el histórico líder comunista] Alvaro Cunhal, porque son los extremos políticos. En la lista no había un político contemporáneo, sino reyes antiguos y poetas. Eso no tiene ningún significado. Es ridículo juzgar el país por ese concurso. Pessoa diría que «todas las cartas de amor son ridículas, pero sólo son ridículos los que nunca escribieron cartas de amor».


«Como todo político, yo también tengo un poco de vanidad»

El Sócrates que sigue a José es su segundo nombre de pila, un ejercicio de buen marketing -su apellido, Pinto de Sousa, era demasiado común en la política portuguesa conservadora- y que responde a la imagen informal y moderna del socialista, muy diferente de sus predecesores. Su apariencia agradable atrae las miradas. Un periodista irlandés se quejaba, hace unos días, de que las reporteras le suelen rodear embobadas. A Sócrates le gusta la atención que despierta, pero, sobre todo, disfruta de la charla y del contacto social. Aficionado al atletismo, aunque no se atreve con la maratón de 42 kilómetros, el primer ministro se divierte en carreras con mucha gente, como hizo después de la cumbre de Lisboa, en cuanto se despidió de sus 26 colegas.

¿Qué parte disfruta más de su trabajo?

- (Después de una larga pausa) En la política se paga un precio, tanto familiar como en otros muchos aspectos. Es una vida muy exigente. Lo que más me gusta es la sensación de un momento vibrante. Me compensa la vibración del momento. Un gran político francés dijo que no hay acción sin pensamiento ni pensamiento sin acción. Este es un momento de acción para Europa. Los resultados son, al final, los que hablan. Hay grandes compensaciones.

¿Y la vanidad?

- En todo político hay un poco de vanidad. En política, es muy importante el amor propio. Qué sería de mí sin la confianza en mí mismo. Estaría muerto si sólo escuchase lo que dicen mis adversarios. Se necesita mucho amor propio para andar por la vida pública. Siempre hay un poco de vanidad en las actividades políticas. De qué otra forma se explicaría que quisiéramos pagar este precio personal. Hacer frente a los retos de la vida nos obliga a actuar. En 2004, me decían que no me presentara: «Eso es una locura, el país está muy mal, no es un buen momento para estar en el Gobierno». Yo pensé lo contrario: para mí, era más importante servir a mi país en un momento difícil y no en un momento fácil, he sido feliz por esa oportunidad. Quien quiera una vida sosegada, que huya de esta vida.

Poeta y primer ministro...

- Tengo varias inspiraciones en mi vida. Durante el debate en el Parlamento Europeo [el martes], he citado tres versos de Pessoa, de uno de los poemas más bonitos del mundo, muy inspirador. «No soy nada. No quiero ser nada. No puedo ser nada. Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo»... ¿Bonito, eh? Yo siempre he tenido poesías, tengo unos poetas propios que me van acompañando durante toda la vida y ahora es difícil cambiar de poetas. Son siempre los mismos y los releo continuamente. Después de los 40, siempre buscamos los mismos poetas.

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