Una mujer elegante y temperamental gobernará Argentina los próximos cuatro años. Con el 18,81% escrutado, Cristina Fernández, candidata oficialista y esposa del actual presidente, Néstor Kirchner, reunía el 42,91% de los votos. El segundo puesto se disputaba entre Elisa Carrió (19,94%) y el ex ministro de Economía Roberto Lavagna (19,74%).
Ni Roberto Lavagna, abanderado de UNA (Una Nación Avanzada), ni la que parecía la gran rival de la primera dama, Elisa Carrió (Coalición Cívica), lograrán, con estos datos, que se celebre una segunda vuelta.
Cristina Fernández de Kirchner se autoproclamó vencedora «ampliamente» y convocó a toda la sociedad, en especial a las mujeres, a profundizar los cambios logrados en el país por el Gobierno de su esposo, quien la flanqueaba junto a su compañero de candidatura, Julio Cobos. «Siento una doble responsabilidad, como presidenta y por el género», sostuvo ante la ovación de sus seguidores en un hotel de Buenos Aires.
Desde el cierre de los colegios, los partidarios del Frente para la Victoria se volcaron a las calles a celebrar el triunfo de la esposa de Kirchner, con bombos y carteles que decían Cristina, eres la nueva Evita.
Rodeada de admiradores y amadrinada por la candidata socialista perdedora de las presidenciales francesas, Ségolène Royal, la primera dama saliente y futura presidenta convocó a sus «hermanas de género, a las amas de casa, a las mujeres empresarias y profesionales, a las obreras de las fábricas, a las estudiantes de las universidades». En un discurso de marcado acento feminista, Cristina Kirchner, de 54 años, continuó: «Sé que podemos desarrollar una gran tarea por nuestras aptitudes especiales por haber sido ciudadanas de lo privado y de lo público, por haber articulado el mundo de la familia y de la militancia. Y por haber hecho bien las dos cosas».
También destacó la gestión de su marido, a quien consideró, «con sus aciertos y sus errores», un hombre «comprometido con su país y con su pueblo». Para continuar afirmándose en el continuismo. «Es necesario profundizar los cambios» que ha habido en el país en los últimos cuatro años y medio, y en ese sentido llamó a «reconstruir el tejido social e institucional de Argentina».
La jornada comenzó plagada de percances: los centros electorales abrieron con retraso debido a la ausencia de vocales de mesa. La oposición presentó una denuncia ante la Cámara Nacional Electoral, por la falta de papeletas con los nombres de los competidores al oficialismo, sobre todo en el Gran Buenos Aires y en la provincia de Misiones. Roberto López Murphy, aspirante a la presidencia del partido Recrear, acusó al Gobierno de haber cometido fraude.
De cualquier manera, el partido que ostenta el poder redondeó su victoria con la designación de Daniel Scioli como gobernador de la estratégica provincia de Buenos Aires. Scioli, vicepresidente en funciones, obtuvo más del 50% de los votos, convirtiéndose en la figura con mayor capital político en Argentina.
Si hubo un distrito donde las urnas abrieron con la puntualidad de un reloj suizo, fue en Río Gallegos, la ciudad sureña donde Néstor Kirchner y su esposa emitieron el voto. Vestido con la cazadora negra que se pone cuando visita su tierra, Kirchner afirmó: «Hay que saber ser presidente y cuando se acaba la función, hay que saber ser ciudadano».
La futura presidenta deberá hacer frente a la inseguridad y la inflación, las mayores preocupaciones de su pueblo, y a una crisis energética agravada porque que las empresas no invierten en infraestructuras debido a la congelación de las tarifas.
Tulio Sampietro, politólogo de la Universidad de Buenos Aires, vaticina que el crecimiento y el empleo decaerán si no crece la inversión extranjera, que ha caído por el aislacionismo de Kirchner. «No habrá 100 días de gracia. En el momento en que se ciña la banda presidencial, Cristina tendrá que arremangar la camisa y ponerse a trabajar».
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