Aprovechando la mañana del domingo y por sorpresa, Zapatero visitó ayer las obras del AVE en Hospitalet, acompañado de José Montilla. Una persona brillaba por su ausencia: Magdalena Alvarez, ministra de Fomento. El presidente del Gobierno aseguró que no forma parte de sus planes destituir a la ministra y afirmó que él asume su «responsabilidad directa» por los fallos. Bien está que lo haga, pero quien debería asumir la responsabilidad política de los graves errores cometidos es la ministra de Fomento, que ha intentado en todo momento culpabilizar a la constructora de los socavones, el último de los cuales se produjo ayer en la zona que visitó el presidente.
Es Magdalena Alvarez quien debería dimitir o ser destituida, como han pedido todos los partidos, empezando por el PSC. Pero si Zapatero persiste en mantenerla en el cargo y hacerse él responsable, habrá que pedir cuentas al presidente de lo que suceda en el futuro. Si Zapatero hablaba en serio, él va a ser a partir de ahora de hecho el ministro de Fomento y Magdalena Alvarez, una especie de convidada de piedra. ¿O era un brindis al sol?
Lo de ayer fue una simple visita de cara a la galería, para calmar los exaltados ánimos. Los asesores de Zapatero eligieron el domingo por la mañana, un día en que apenas hay tráfico de Cercanías y que los usuarios están en sus casas. PP, CiU y ERC criticaron con dureza la visita del presidente, subrayando su propósito electoralista y advirtiendo que no servirá para nada si siguen Magdalena Alvarez y los actuales responsables de las obras.
La ministra, que ha pasado el fin de semana en Andalucía, inaugurará hoy una carretera de circunvalación en Sevilla, donde sin duda será mejor recibida. Su incompetencia ha quedado acreditada ya hace mucho tiempo, por lo que Zapatero -hay que insistir en ello- comete un grave error al no destituirla.
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