Cuando los ciudadanos y los partidos pidieron responsabilidades por el caos, al Ministerio de Fomento no se le ocurrió otra cosa que convertir a OHL, la empresa que construye el último tramo del AVE hasta Sants, en el chivo expiatorio de la crisis. Incluso se especuló en medios gubernamentales con que la compañía no hiciera bien su trabajo debido a un conflicto que tiene con Fomento por el precio de una mina en Galicia propiedad del presidente de OHL, Juan Miguel Villar Mir. El pasado viernes Fomento filtró que el Gobierno iba a rescindir el contrato con la constructora. Todos los periódicos lo publicamos. Sin embargo, el sábado se dio marcha atrás en esta decisión, sin que a estas alturas nadie haya dado una explicación oficial sobre este cambio de criterio. Y el domingo, el presidente del Gobierno visitó las obras con Villar Mir al lado, pero sin la ministra de Fomento. Los socavones, sin embargo, no cesan de aparecer, por lo que la prevista inauguración del día 21 de diciembre se ha pospuesto sine die. Sin embargo, en estos días el Ministerio ha barajado la posibilidad de cortar la cinta del AVE no en Sants, sino en las afueras de Barcelona, en El Prat. Tanto la Generalitat como los alcaldes de la zona han puesto el grito en el cielo y han arrancado del Gobierno el compromiso de que no habrá estación inaugural en El Prat, que sólo está previsto como apeadero. Hay que señalar, en este punto, que el trazado del AVE actualmente en construcción fue una imposición de la Generalitat de Maragall y de todos los partidos catalanes, que se empeñaron en que el tren llegara al centro y no a la periferia, con las consiguientes complicaciones técnicas. Aún queda pendiente el temerario paso del AVE por debajo de la Sagrada Familia, que será polémico.

A todo esto, en otro episodio sin precedentes, el presidente del Gobierno no destituirá a su ministra de Fomento. Pero no porque crea que lo está haciendo muy bien -de hecho, él mismo se ha hecho cargo de la crisis-, sino porque su cese retrasaría aún más las obras del AVE y el restablecimiento de los Cercanías. Así lo confirmó ayer el secretario de Organización del PSC, quien dijo que si la dimisión de Alvarez sirviera para recortar la crisis «un día», los socialistas catalanes también pedirían su destitución, como el resto del arco parlamentario.