El presidente de Chad, Idriss Déby, desea la liberación de seis de los siete españoles detenidos en Abéché. Se trata de un compromiso verbal con brindis a las autoridades judiciales, aunque la clemencia del patriarca no concierne el caso del piloto del avión, Agustín Rey.
Las razones de semejante discriminación estriban en que Déby interpreta un supuesto de complicidad en el secuestro. Era el piloto quien se responsabilizaba de trasladar a los niños a Francia, mientras que el copiloto y los miembros de la tripulación tenían un papel subordinado. «No puedo forzar a la Justicia, pero espero que los periodistas franceses detenidos y los miembros de la tripulación puedan ser puestos en libertad», aseguraba Déby con motivo de una visita a la localidad de Abéché.
La reacción filantrópica del jefe del Estado se produce unas horas después de haberle telefoneado Nicolas Sarkozy. El presidente francés intercedió por los tres periodistas franceses que cubrían la noticia de la evacuación de los 103 presuntos niños huérfanos, aunque en las conversaciones también trascendió la situación anómala en que se hallaban los detenidos españoles.
«Será la Justicia quien decida», insistía Déby. «Ahora bien, está claro que los periodistas y los tripulantes no tienen una vinculación con la ONG, que pretendía secuestrar a los niños. El caso del piloto es distinto. Tengo mis dudas sobre que pueda ser liberado próximamente. La última palabra es de los tribunales», añadía el jefe del Estado chadiano en Abéché.
Las declaraciones de Déby se han recibido con optimismo en la delegación española desplazada a Chad. Tanto la embajadora en Camerún como el director general de asuntos consulares se habían empleado a fondo en las conversaciones con los ministros de Justicia, Interior y Exteriores.
«Se trataba de transmitirles que la tripulación española se limitaba a cumplir un papel circunstancial. Los pilotos y los tripulantes habían sido contratados por la ONG con la misión de hacer un vuelo entre Chad y Francia. Es una buena noticia que se hable de liberación, pero entendemos que no deben hacerse diferencias entre Agustín Rey y los demás trabajadores de la compañía. Todos son inocentes. Todos deben volver a España», señalaba desde Chad una fuente del Ministerio de Exteriores español.
También desde el Palacio del Elíseo se han recibido las palabras del jefe del Estado chadiano como «un signo alentador», según informa Europa Press. David Martinon, portavoz de Sarkozy, dio cuenta de una nueva conversación entre su jefe y Déby, desarrollada en una «atmósfera extremadamente positiva».
La buena noticia llegaba una semana después de haberse producido la detención de los 17 europeos en Abéché, apenas unos minutos antes de que fuera a despegar el avión de la compañía Girjet con 103 niños a bordo.
Déby los acusó vehementemente de pederastia, tráfico de menores y de secuestro, aunque el transcurso de los días y los esfuerzos diplomáticos han ido desdibujando el escenario apocalíptico que prefiguraba el fiscal de Abéché nada más producirse los arrestos: años de «trabajos forzados».
No han cambiado las cosas para los seis miembros de la ONG El Arca de Zoé, aunque el presidente Sarkozy pretende aplicar los tratados de extradición bilaterales con Chad para que sean juzgados en París.
Ambos países firmaron un convenio de cooperación judicial que está en vigor desde 1976 y que contempla la posibilidad de la extradición antes del juicio cuando los delitos cometidos en el país conllevan, al menos, una pena de cárcel superior al año. Sería el escenario en el que se encuentran los voluntarios franceses, puesto que los delitos que les ha imputado la Fiscalía de Chad -secuestro de menores de edad y fraude- están castigados con penas que oscilan entre cinco y 20 años de reclusión.
Los españoles se hallaban acusados de secuestro en el grado de complicidad, aunque la entrada en razones del presidente chadiano Idriss Déby configura un marco más optimista del que se presumía al inicio de la crisis. Sin olvidar que el fiscal del estado de Abéché admitía ayer que el código penal vigente en Chad aloja un vacío legal en relación al delito de tráfico de menores.
No está recogido en las leyes y, por tanto, no puede juzgarse ni castigarse de una manera demasiado concreta.
Ahora se aleja la hipótesis de un proceso. Tanto como se espera la llegada de los 17 europeos a la capital, Yamena. El Tribunal Supremo chadiano ha dado el visto bueno al cambio de jurisdicción, así que los tripulantes españoles podrían trasladarse a principios de la semana que viene.