«Estamos fuera». A las 12.03 h. de la mañana de ayer, Fernando Alonso suspiraba de alivio. Era libre. Su historia de profundo desamor con McLaren finalizaba. Escuchó, al fin, la frase que deseaba desde hacía meses, cuando entendió que no podía continuar en la escudería. En la mañana de ayer, los representantes del piloto llegaron a un acuerdo con el equipo inglés para romper de forma bilateral el contrato firmado hasta diciembre de 2009. Después de tres días de frenéticas negociaciones, ambas partes se estrecharon la mano para despedirse.
Los dos frentes llegaron a la conclusión de que la unión estaba demasiado podrida sólo 11 meses y dos días después de haber iniciado la convivencia. Un fracaso rotundo. «Desde que era niño siempre había querido correr para McLaren, pero a veces en la vida las cosas no funcionan», aseguraba ayer Fernando Alonso en el comunicado oficial enviado desde la escudería. De la ilusión al desengaño. De un imperio a sus pies, al aislamiento en su propia casa. Fernando Alonso y McLaren. Un piloto campeón y una marca cargada de leyenda que no se han entendido. Choque cultural, dicen los protagonistas. Acusaciones cruzadas, sospechas de sabotaje y formas de ser encontradas.
El confeti y los buenos augurios lanzados en la fastuosa presentación de Valencia, el pasado mes de enero, se los llevó el viento muy pronto para dejar paso a una guerra fría de amargura y derrota.
El pasado miércoles, el español protagonizó el último evento como miembro de McLaren. Dio unas vueltas al circuito de Goodwood a un grupo de clientes de Vodafone convencido de que nunca más se tendría que volver a poner el mono con los colores de la escudería donde tanto había sufrido. Ese mismo día, un abogado de la firma Garrigues y su representante, Luis García Abad, se sentaban en un despacho de Woking con los dirigentes del equipo para encontrar una vía de escape. Empresa y empleado tenían que cuidar por sus intereses, para que el daño económico fuera mínimo, pero en el fondo compartían un planteamiento: la continuidad era una utopía. El equipo no quería a un piloto a disgusto, un doble campeón del mundo que había comunicado su deseo de marcharse. McLaren no ha abierto la puerta al asturiano, pero tampoco ha tratado de reconquistarle. Había demasiada sangre vertida por el camino.
El cúmulo de problemas, encontronazos, fiascos deportivos, infidelidades y traiciones se amontonaban en los diarios de compañía y piloto. Nada ha funcionado, más allá del repunte mecánico de un coche que dominó el Mundial hasta la última carrera y que ha ganado ocho carreras en 2007. Ocho veces más que la anterior campaña, sin Fernando Alonso ni Lewis Hamilton al volante.
Lo mejor para ambas partes era resolver la vinculación con celeridad. Con las premisas claras y escasas esperanzas de reconciliación, comenzó el desgrano del contrato. Punto a punto, cifra a cifra, en una delicada maniobra financiera y legal. «Estamos muy contentos. Es lo que buscábamos», decían ayer a EL MUNDO desde el núcleo de las negociaciones, minutos después de cerrar el trato. Alonso consigue salir de McLaren sin perjuicio económico alguno en forma de cláusula o penalización. Tiene la carta de libertad para rehacer su carrera deportiva sin hipotecas, aunque el horizonte laboral que le aguarda es estrecho. En las próximas tres semanas concretará su fichaje por otra escudería.
«Fernando no va seguro ni confiado en el coche», aseguraba una voz cercana al asturiano durante uno de los últimos grandes premios de la temporada. Sin comunicación con los jefes de la escudería, molesto por el comportamiento irregular de su máquina, convencido de que el favorito al título marcado por McLaren era su compañero... El ambiente resultaba irrespirable, imposible de depurar de cara a 2008, a pesar del contrato firmado.
«Ha sido una temporada tremendamente complicada para todos nosotros y para nadie es un secreto que nunca me he sentido como en casa», reconocía ayer el ovetense. Enfrente, Ron Dennis no disimulaba la decepción ante una situación que le ha desbordado. Pudo controlar la batalla entre Ayrton Senna y Alain Prost a finales de los 80, pero no ha sido capaz de retener al español que tanto admiraba hace sólo unos meses: «Es un gran piloto, pero por alguna razón la relación McLaren-Alonso no ha funcionado. Hemos llegado a la conclusión de que ninguno de nosotros podíamos seguir adelante. Deseamos lo mejor para el futuro a Fernando Alonso».
Ahora, McLaren busca un sustituto. Nico Rosberg es su preferido, pero tiene contrato con Williams. EL MUNDO ha podido confirmar que la escudería también valora la posibilidad de subir al coche a Pedro Martínez de la Rosa, lo que contentaría al Banco Santander, patrocinador español que continuará con el equipo a pesar de la salida de Alonso. El piloto probador es una de las alternativas que manejan.
FERNANDO ALONSO
«Desde que era un niño siempre había querido correr para McLaren, pero a veces en la vida las cosas no funcionan».
«Hemos tenido altibajos durante la temporada, que ha sido tremendamente complicada para todos nosotros y para nadie es un secreto que nunca me he sentido como en casa», aseguró ayer el español, doble campeón del mundo.
RON DENNIS
«El es un gran piloto pero, por alguna razón, la relación McLaren-Alonso no funcionó y al final hemos llegado a la conclusión de que ninguno de nosotros podíamos seguir adelante. Le deseamos a Fernando lo mejor en el futuro».
«Creemos que la decisión tomada es la mejor para todos y ahora podremos concentrarnos para 2008», explicó ayer el patrón del equipo McLaren.