Lunes, 5 de noviembre de 2007. Año: XVIII. Numero: 6532.
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TRAFICO DE MENORES / «Muchas gracias, Nicolas», le dijo Rodríguez Zapatero al presidente francés al recibir en Madrid a las tripulantes / El mandatario galo siguió viaje a París con los periodistas franceses también liberados
Sarkozy 'libera' a las azafatas en Chad y se las trae a España
Viaja por sorpresa a Yamena, se reúne con el presidente Idriss Déby y repatría a Europa a las cuatro auxiliares y a los tres periodistas franceses
FATIMA RUIZ / RUBEN AMON

MADRID / YAMENA.- Tenía prisa por poner pie en España en una visita oficial improvisada y sui géneris. Convertido en el hombre del día y exultante en su traje de héroe, Nicolas Sarkozy fue el primero en bajar la escalerilla del avión, escoltando triunfalmente a las cuatro azafatas españolas rescatadas de las prisiones de Chad, donde corrían el riesgo de pasar 20 años picando piedras. Su momento de gloria coincidió con los telediarios. El golpe de efecto fue redondo: abrazos, lágrimas y un zapato que salió rodando por la pista con las prisas por el reencuentro familiar.

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Zapatero le esperaba a pie de pista junto a Moratinos. «Muchas gracias, Nicolas», dijo el presidente español reconociendo el protagonismo del mandatario francés en la crisis. Super Sarko quiso templar insistiendo en la labor «conjunta» de los gobiernos español y francés. Incluso se agradeció la buena voluntad del presidente de Chad, Idriss Déby. «Su actitud positiva ha permitido la vuelta a casa de los primeros españoles», dijo Zapatero.

Y Sarkozy apuntó que toca «respetar la soberanía de Chad y la independencia de la Justicia chadiana» sin juzgar en este momento la culpabilidad o inocencia de los implicados. «Heladas y exhaustas», pero a salvo, las azafatas quisieron recordar a sus colegas menos afortunados. Sara López, la misma que denunció la inacción del Gobierno español en la crisis con un rotundo «estamos jodidísimos y no están haciendo anda», se desdijo de esa «impresión» y agradeció la labor de Moratinos.

La redención

Providencialista y mesiánico, Nicolas Sarkozy aterrizó ayer en Yamena para llevarse a los tres periodistas franceses y redimir de la cárcel a las cuatro azafatas españolas. La Justicia local se había pronunciado a favor de la liberación del grupo europeo una hora antes de posarse el air force one del presidente, pero se trataba de una medida simbólica, circunstancial, testimonial. Estaba claro que super Sarko había pactado con el colega chadiano Idriss Déby la puesta en libertad de los inocentes. También era evidente que el jefe del Estado francés quería resolver en persona y en apenas 120 minutos el desenlace de una crisis envenenada.

De otro modo, no se habría consentido aterrizar en Madrid con las azafatas españolas a modo de trofeo de caza. Deseaba entregárselas a Zapatero y ayer lo hizo. Tatiana Suárez, Sara López, Carolina Jean y Mercedes Calleja. Demostrar, sibilinamente, que la impericia de la diplomacia española y la fragilidad de la delegación destacada en Chad requerían el contrapeso de un presidente con reflejos, astucia y poderío mediático.

Aunque breve, era la primera visita que Sarkozy hacía como presidente en España desde su elección. También se trataba de su primer viaje a la Africa subsahariana, de modo que la carambola diplomática permitía a Sarko convertirse en líder necesario y ocupar la portada de los telediarios.

Le puso fáciles las cosas el Gobierno de Madrid. Oficialmente, porque España delegaba la tarea africana en la experiencia territorial de Francia, aunque semejante resignación gregaria a la crisis del Chad trató de maquillarse ayer con toda clase de maniobras logísticas, informativas e intoxicadoras. Fuentes diplomáticas españolas «de todo crédito» sostuvieron que el Gobierno iba a enviar un Falcon a Yamena para llevarse las azafatas. Después se dijo con la misma «solvencia» que el Falcon recogería a las azafatas a París. Y finalmente se ha optado por la opción que menos le gustaba al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero: Nicolas Sarkozy, el amigo de Rajoy, tomaba anoche tierra en Torrejón con el tesoro en las manos. Había que verlo ayer en Yamena ejerciendo de patriarca postcolonial. Recorrió en un todo terreno negro la avenida Charles de Gaulle. Saludó con empaque al piquete de la guardia presidencial. Estaba henchido de orgullo. Satisfecho de haber ahuyentado la beligerancia del presidente Déby. Nunca sabremos cuál ha sido el precio real de los acuerdos bilaterales entre París y Yamena, aunque Nicolas Sarkozy tenía razón al afirmar que los tres periodistas franceses detenidos y la tripulación española eran completamente ajenos a la estafa humanitaria de El Arca de Zoé.

Los seis miembros de la dichosa ONG permanecen encarcelados en Yamena acusados de secuestro y de fraude. También están entre rejas dos pilotos españoles y un azafato de Girjet, aunque la diplomacia de Madrid trabaja sobre el terreno para acelerar su liberación. Las autoridades locales quieren deducir si hubo o no complicidad de los pilotos en el secuestro. Sobre todo porque la Justicia de Chad considera sospechoso que el comandante Agustín Rey decidiera cambiar la matrícula del avión cuando iba a producirse la evacuación de los 103 niños en Abéché (este) en la jornada kafkiana del 25 de octubre.

Once días después, Sarkozy ha hecho valer el peso de Francia. No sólo por haberse llevado sanos y salvos a los compatriotas periodistas. También porque no tuvo reparos en mencionar delante del homólogo chadiano la oportunidad de juzgar a los miembros de la ONG en París.

Extradición

Se trataría de aplicar los acuerdos de extradición que datan de hace 30 años, pero el jefe del Estado chadiano prefirió no pronunciarse al respecto. Sabe que la opinión pública esperan un proceso ejemplar. También conoce que el sentido del tiempo es distinto en Africa, de modo que el visto bueno a la extradición podría arbitrarse en unas semanas.

«Debe quedar claro que la liberación de los periodistas y las azafatas no se debe a las presiones políticas de Francia», señaló Idriss Déby en un lance de la rueda de prensa celebrada ayer en el palacio presidencial de Yamena. «Ha sido la Justicia de Chad la que ha revisado la situación de estas personas con absoluta independencia».

Sarkozy asentía con la mirada perdida desde la tribuna de oradores. Estaba seguro de haberse anotado una nueva victoria diplomática en el mapamundi. Nueva porque la gestión de la crisis en Chad se añade a la condecoración en el pecho que le pusieron en Sofía por haber liberado a las enfermeras búlgaras detenidas en Libia bajo el poder de Gadafi.

El avión de Sarkozy había aterrizado vacío en Yamena a las 13,50 horas. Despegaba a las 16,00 con tres periodistas y cuatro azafatas. ¿Cómo no iba a adjudicarse el sucesor de Chirac el mérito de la liberación?

elmundo.es

Vídeo

Vea el vídeo y el álbum fotográfico de la liberación de las azafatas españolas.

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