Para El Fasi, la visita de los Reyes es «inoportuna» y constituye una «provocación» hacia Marruecos. Por todo ello, el primer ministro reclamó negociar el futuro de ambas ciudades autónomas, «como se hizo con Tarfaya, Sidi Ifni y el Sáhara», territorios que pertenecieron a España.

Pese a que El Fasi reconocía que la cooperación con España es «un pilar de su política exterior», también lo es para Rabat la reclamación de las dos plazas españolas. Por ello, el jefe del Gobierno anunció también que el 5 de noviembre será declarado día de la enseñanza de la historia de Ceuta, Melilla y el resto de las islas en los centros escolares marroquíes. Una concesión a una exigencia de los diputados islamistas.

Los jefes de los grupos parlamentarios que tomaron la palabra después ahondaron en el tema de la «provocación» española, y uno de ellos volvió a cargar contra el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón por declararse competente para investigar a «personalidades importantes» del país. El diputado se refería al comandante en jefe de la Gendarmería Real, general Hosni Benslimane, que además de la justicia española tiene pendiente una orden de busca y captura internacional emitida por un juez francés.

Una hora antes de la inauguración de la sesión, un grupo de ocho parlamentarios conducidos por Fuad Ali El Himma, presidente de la comisión de Asuntos Exteriores y ex ministro delegado para Interior, remitió a la embajada española en Rabat una carta de protesta dirigida al presidente del Gobierno español. Esta carta, en la que los diputados amenazaban con «revisar» las relaciones con España y la Unión Europea, fue leída durante el debate.

Pero contrariamente a lo que había anunciado el sábado la misma comisión en un comunicado, no hubo sentada de parlamentarios frente a la embajada española. La cita estaba fijada a las 10 de la mañana. Finalmente, nadie se presentó a la hora prevista. Los numerosos periodistas y fotógrafos que estaban esperando para inmortalizar esta inusual forma de protesta lo hicieron en vano. Los únicos parlamentarios que fueron vistos cerca de la legación diplomática española fueron los miembros de la Comisión de Exteriores. Ayer, varios diputados que habían anunciado su presencia se negaron a hacer declaraciones. Sólo uno de ellos confesó corajudamente, pero sin autorizar la publicación de su nombre, que hubo «presiones» para no manifestarse.

Los que sí mostraron su repulsa al viaje de Don Juan Carlos fueron varios diputados islamistas del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD) que se presentaron con varios sindicalistas y activistas de la sociedad civil frente a la sede del Instituto Cervantes en Rabat. La concentración, que reunió a unas 200 personas, comenzó a las 18.00 horas y se dispersó sin incidentes una hora después. Algunos, como un joven miembro de una asociación de derechos humanos, no escondían su disgusto. «Pensé que seríamos más, pero no tuvimos tiempo de convocar a la gente».

En Casablanca, una manifestación frente al consulado de España congregó a poco menos de 300 personas, y en algunos ciudades de Marruecos pequeños grupos de ciudadanos se reunieron espontáneamente en la calle. Pero no hubo las grandes movilizaciones que algunos medios de información marroquíes predecían. Varias grandes asociaciones que, en el pasado, habían movilizado a decenas de miles de marroquíes por Palestina, contra la Guerra de Irak o la carestía de algunos productos de primera necesidad, admitían ayer que no iban a organizar una manifestación de masa contra la visita de los Reyes.

Abdelhamid Amine, vicepresidente de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, la más importante e influyente de las ONG marroquíes, reconocía que «la falta de tiempo y el temor a una utilización política» hizo que su movimiento desistiera.

En una crónica publicada hoy por el gran diario en árabe Al Masae, su redactor en jefe, Taufik Buachrin, estima que en esta crisis diplomática hispano marroquí hay dos vencedores y dos vencidos. Los vencedores, escribe, son por una parte el lobby francés en Marruecos, que veía que cada año los inversores españoles se hacían más presentes en el país magrebí compitiendo directamente con el capital galo. Por otra parte, explica el periodista, el que debe frotarse las manos es el lugarteniente de Osama bin Laden y dirigente de Al Qaeda Ayman Zahawri, que gracias a esta crisis logrará más seguidores. «No me sorprendería la próxima creación de células terroristas islamistas en Ceuta y Melilla», agrega.

Y los vencidos serían, según Buachrin, España y Marruecos.