En estos términos se expresó ayer el magistrado cuando este diario le consultó sobre su intención de acudir o no al acto de presentación del libro, previsto para el próximo lunes. Guevara explicó que, hoy mismo, enviará su negativa a Gómez Bermúdez. Igualmente, remitirá una copia al presidente de la Audiencia Nacional, Carlos Dívar, para que conozca el malestar suscitado por el contenido de la obra, que Guevara considera «lacerante». Tras la celebración del Pleno de la Sala de lo Penal, y al igual que otros magistrados de la Audiencia Nacional, Guevara encontró ayer sobre su mesa la invitación para acudir a la presentación del libro.

Preguntado sobre si su negativa a asistir a la presentación era definitiva, el magistrado precisó: «Tal vez si se habilita una sala especial de afectados...».

Guevara, que junto a Fernando García Nicolás conformó el tribunal del 11-M encabezado por Gómez Bermúdez, no tuvo noticia durante los más de cuatro meses que duró el juicio de la publicación que preparaba la esposa del presidente.

El magistrado -que presentó su candidatura a la Presidencia de la Sala de lo Penal, finalmente obtenida por Gómez Bermúdez- lamenta que las referencias a otros jueces recogidas en el libro se empleen casi exclusivamente para criticarles o para dar realce a la figura del presidente.

Desde que se tuvo noticia de la preparación de la obra, y sobre todo desde que se conoció parte de su contenido, algunos magistrados de la Audiencia han mostrado, sucesivamente, sorpresa y malestar. Entre otros aspectos, critican su salida a la venta en un periodo todavía muy delicado para las víctimas, que ya han mostrado en público y en privado su disgusto. Igualmente, lamentan la mala imagen que se da de la sede judicial y la sensación que ofrece de que Gómez Bermúdez ha sido el artífice único del juicio por la masacre.

En el caso del propio Guevara, lo cierto es que las referencias en La soledad del juzgador son tan escasas (ocho, de acuerdo con el índice onomástico) como significativas.

El magistrado lamenta especialmente que se revele lo sucedido entre los magistrados tras las referencias políticas contra el PP con las que concluyeron sus testimonios varias víctimas de la masacre. Alegando que Guevara ya habló públicamente del asunto en una entrevista a La Razón, el libro desvela parte de los sucedido en el receso. El magistrado rebate que en esa entrevista sólo expresó su opinión personal, sin revelar nada sobre los comentarios que hizo posteriormente el tribunal, algo que el libro de Elisa Beni sí hace.

Guevara y García Nicolás son presidentes, respectivamente, de las secciones Tercera y Segunda de la Audiencia, lo que supone que, salvo en el caso del 11-M, siempre son ellos quienes ejercen de presidentes. El libro recoge unas palabras de Guevara al respecto que no parecen muy del agrado de la autora: que «con un poco de autoridad y con experiencia» era fácil llevar el juicio.

La mención más extensa a Guevara hace referencia al juicio contra la célula de Abu Dahdah, que también presidió Gómez Bermúdez. La obra lo transforma en un éxito jurídico que contrasta con el fracaso del juicio contra el talibán español detenido en Guantánamo, presidido por Guevara.

Un capítulo íntegro del libro se dedica al rechazo que supuestamente mostró desde el principio Gómez Bermúdez a asistir a la cena celebrada con ocasión del fin del juicio. En ella se encontraron abogados, funcionarios del juzgado, periodistas y, en contraste con la actitud de Gómez Bermúdez, también Guevara y García Nicolás, así como los fiscales Olga Sánchez y Carlos Bautista.

Respecto a García Nicolás, las contadas referencias del libro -además de la mencionada sobre las declaraciones políticas- incluyen los problemas que para cumplir los plazos de la sentencia suponía que iniciase sus vacaciones a mediados de julio, apenas unos días después de que concluyese la vista oral.

Tampoco salen bien parados en la obra el juez instructor del 11-M, Juan del Olmo, la fiscal Olga Sánchez y el juez Baltasar Garzón. Los dos primeros han explicado que no tienen nada que decir sobre el libro, mientras que Garzón, en declaraciones a Europa Press, afirmó que prefiere «no perder el tiempo» comentando la obra.

Pese al malestar general en el tribunal, no hubo referencias al libro en el primer Pleno de la Sala de lo Penal desde su salida a la venta, celebrado ayer. Ni críticas ni elogios, a pesar de que, además de los dos miembros del tribunal del 11-M, por primera vez en mucho tiempo estaba presente el magistrado más vapuleado en la obra. Se trata de José Ricardo de Prada, también candidato a presidir la Sala de lo Penal y cuyos recursos contra el nombramiento de Gómez Bermúdez -sumados a los de Garzón- han supuesto una «espada de Damocles» sobre el magistrado, según la expresión recogida por Elisa Beni en su libro.

De Prada se ha incorporado esta misma semana a su puesto en la Audiencia Nacional después de estar destinado en Sarajevo como juez del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. Ayer no hubo presentaciones oficiales, así que algunos de los magistrados más nuevos en la casa, los que han llegado al tribunal después de la salida de De Prada, optaron por hacerlo personalmente al concluir el Pleno.

La única una voz discordante. «Las horas de sesión eran agotadoras, pero fuera de ellas tampoco había reposo. Sólo he leído una opinión afirmando que la dirección de este proceso 'con un poco de autoridad y con experiencia' era fácil. La expresó el juez Guevara en una entrevista. La inmensa mayoría de los magistrados que han hablado conmigo -fueran de la asociación o sensibilidad o etiqueta, o como narices se quiera decir, que fueran- eran conscientes de lo difícil que es mantener un procedimiento de este tipo marchando como la seda, durante tanto tiempo y trabajando a la vista de todos».

2. Referencias políticas. «En ese receso de 20 minutos, sin embargo, el juez Guevara y el juez García Nicolás le significaron al presidente del tribunal que, en su opinión, debería haber cortado la parte final de la declaración de los testigos. Bermúdez les contestó que esa decisión no era jurisdiccional, sino de policía de estrados y que, por tanto, no correspondía adoptarla al tribunal en su conjunto, sino al presidente en su calidad de tal. El presidente les dijo que asumía totalmente la responsabilidad de haberlo hecho así, ya que él lo había reflexionado y había adoptado esa decisión. Este pasaje pertenecería al terreno de lo íntimo y si me permito reproducirlo es debido a que el propio magistrado Guevara se manifestó públicamente respecto a estos extremos en una entrevista que concedió al diario 'La Razón' nada más terminar el juicio».

3. Un éxito y un fracaso. «No fueron las únicas actividades extrañas de la policía española que quedaron al descubierto durante la vista [contra la célula de 'Abu Dahdah']. El tribunal tuvo que desechar, como completamente nula a efectos de prueba, la obtenida tomando como base entrevistas mantenidas por policías españoles en Guantánamo con Abderraman Ahmed, conocido como el talibán español. Gómez Bermúdez, Angela Murillo y Ricardo Rodríguez estimaron que era «inadmisible» que declaraciones obtenidas en estas circunstancias pretendieran incorporarse a un proceso penal español. A pesar de lo dicho en esta sentencia, tras la posterior entrega de Ahmed (...) otro tribunal de la Audiencia Nacional presidido por Alfonso Guevara le condenó utilizando esas mismas pruebas a seis años de prisión. El Tribunal Supremo fue, sin embargo, tajante en apoyo de la posición avanzada por el tribunal del 11-S presidido por Bermúdez y anuló tal condena (...) El Tribunal Supremo fue bastante duro con la sentencia del talibán español».

4. La cena de nunca jamás. «Tras tantos días entre aquellos muros, a algunos funcionarios se les ocurrió que, cuando todo acabara, no sería mala idea organizar una especie de cena de hermandad. La idea debió de ir gestándose, deslizándose desde la zona de seguridad hasta la sala de prensa, tratándose en los descansos... En fin, había algo por ahí dando vueltas.

El presidente del tribunal nunca se planteó acudir. De hecho, ni siquiera había hecho ningún comentario al respecto [...].

- Javier, ¿tú vas a ir a una cena de hermandad para celebrar el fin del juicio? No me has dicho nada...

- No, no voy a ir a ninguna cena, porque se trata de una cena a la que van abogados de las partes, policías, periodistas... No hay nada que celebrar y a eso creo que no se debe ir. Otra cosa hubiera sido tomar algo en el tribunal con los funcionarios por el gran trabajo que han hecho...

- Pues mira, aquí dan por hecho que vas a ir (y le mostré el artículo).

[...] El propio juez, en uno de los recesos del juicio al día siguiente, bajó, como hacía muchas veces, a la sala de prensa, donde solía mantener algunos 'briefing' con la prensa, para aclararles sobre todo cuestiones del procedimiento o de orden del juicio. Esta vez iba con un objetivo concreto:

- Hola, buenos días a todos. He bajado para deciros que no es cierto que vaya a asistir a una cena de hermandad, que se dice que se va a hacer, como ha publicado alguien. Os lo digo para que tengáis información de primera mano. Es más, ese día ni siquiera estoy en Madrid. [...]

Finalmente, llegada la fecha, la cena se celebró. [...] Las noticias que tengo sobre la cena en sí proceden de lo publicado. EL MUNDO reseñaba: 'Allí estuvieron, entre otros, el fiscal Carlos Bautista (...), los jueces Alfonso Guevara y Fernando García Nicolás'».