Viernes, 23 de noviembre de 2007. Año: XVIII. Numero: 6550.
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FORO DE DEBATE
Regina Otaola, Vicente de la Quintana y María del Carmen López de Ocáriz

SE HAN ATREVIDO A LLEVAR LA VOZ DEL PP A TRES FEUDOS 'BATASUNOS'. OTAOLA, COMO ALCALDESA DE LIZARZA; DE LA QUINTANA Y LOPEZ DE OCARIZ, COMO EDILES DE DURANGO Y SAN MILLAN. ESTAN AMENAZADOS POR ETA Y NINGUNO DE LOS TRES PUEDE VIVIR EN LOS PUEBLOS DONDE CADA DIA LUCHAN POR LA LIBERTAD

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REGINA OTAOLA

«Zapatero nunca me ha llamado por teléfono»

Carmen Iglesias.- ¿Cómo fue la vinculación de Regina Otaola con Lizarza? ¿Procede de esa zona? ¿Cómo tomó la decisión de ser alcaldesa?

Regina Otaola.- No soy de allí, sino de Eibar, y he sido concejala en este municipio durante 12 años. En las últimas elecciones también me presenté como cabeza de lista por el PP en Eibar. En ningún momento pensamos que íbamos a sacar la Alcaldía de Lizarza. Cuando nos encontramos con que éramos la única fuerza política elegida, dijo María San Gil: «¿A quién mandamos ahora?». Yo le respondí: «Si lo consideráis oportuno, voy yo». Conocía Lizarza de haber estado de paso, durante la campaña electoral. Entonces no vino nadie a escucharnos: hicimos declaraciones a los balcones vacíos. «¿Qué hace el PP aquí?», preguntó alguno. Y, sin comerlo ni beberlo, ahora estamos en la Alcaldía, para el bien de todos.

Justino Sinova.- El PP obtuvo en Lizarza 27 votos en las pasadas elecciones. En las anteriores, había conseguido 10. Es decir, multiplicó casi por tres el número de sufragios. ¿Conoce a sus votantes?

R. O.- No, no conozco a mis votantes. Sólo a dos. En Eibar tuvimos 2.000 y pico votos y no conocía más que a un 10%. En Lizarza es imposible saber quiénes son los 27. Ni ahora ni dentro de cuatro años. La gente se está acercando un poco más al Ayuntamiento, eso sí, pero tampoco le pregunto a quién ha votado. Los dos votantes que conozco me lo dijeron porque salió de ellos. Uno de ellos me lo reconoció fuera del pueblo.

Angeles Escrivá.- ¿Cómo viven esos votantes del PP en Lizarza? Deben tener una sensación de hostilidad terrible...

R. O.- Ellos no van diciendo por ahí que son del PP. Por ejemplo, estás hablando con alguien en el Ayuntamiento y le cuentas que has conocido a fulanito. Y te dice: «Ah, es mi amigo, pero no le digas que yo he estado aquí, por favor». Lo importante es que se van acercando y van teniendo cierta confianza en nuestro gobierno. Es gente que reconoce que, como no es tan afín a Batasuna, nadie le soluciona el problema que tiene desde hace años. A ver si ahora podemos solucionar estos problemas, y ser un gobierno para todos, no para los del PP.

Casimiro García-Abadillo.- ¿Se ha acercado alguien de Batasuna?

R. O.- A insultarnos, sí. Pero a decirnos «tengo este problema» no se lo puedo decir, porque no lo sé. Una vez tuve una reunión con unas personas que querían que se pusieran unos quitamiedos. Fuimos al salón del Pleno, donde estaban las tres banderas, y uno casi se cae del susto. No sabía si seguir o largarse. Al final se sentó y estuvimos hablando. Yo pensaba: «¿Aquí habrá alguno que vote a Batasuna, que sienta odio?». Les miraba a todos a la cara y, en principio, no tenían esa mirada de odio.

A. E.- Hasta que usted llega a Lizarza, Joseba Egibar gestionaba el Ayuntamiento. ¿Qué tal lo hizo?

R. O.- Lo que me han contado es que no ha hecho nada en este pueblo. Iba de vez en cuando, celebraba algún Pleno... Pero no se involucró en ningún momento. Por eso un vecino me dijo, antes de tomar posesión como alcaldesa: «Si vas a hacer lo que dices que vas a hacer, hazlo, por favor. Porque ésa es una de las condiciones para que muchos nacionalistas, que están un poco expectantes, os apoyen dentro de cuatro años». Incluso los nacionalistas están hartos en Lizarza. Hartos de los batasunos y hartos de Egibar, que ha sido nacionalista y no ha hecho nada por este pueblo.

A. E.- Se dice que la izquierda abertzale atraviesa una crisis, porque unos no han entendido que ETA rompiera el alto el fuego y otros quieren seguir a ciegas las directrices de la banda. Según lo que ustedes pueden observar, ¿están realmente divididos? ¿Se comportan de distinta forma que antes de la tregua?

R. O.- Yo creo que Batasuna, o ANV, o ETA son lo mismo. Y en Lizarza hemos visto que siguen con la misma tesitura de chantaje, amedrentamiento y acoso.

Mª Carmen López de Ocáriz.- En mi zona, no los he visto nunca débiles. No van a menos, yo diría que a más. Vienen nuevos habitantes y son claramente afines a ellos.

Vicente de la Quintana.- Yo no haría otra lectura sobre lo que ocurre en Durango. Llevo oyendo casi toda la vida la frase «algo se mueve en la izquierda abertzale». Yo prefiero hablar de entramado filoterrorista o ETA/Batasuna, en vez de izquierda abertzale. No hace falta tener ni siquiera memoria histórica, sino memoria muy reciente, para saber que los movimientos internos que se puedan dar en ese mundo se han querido poner en valor precisamente para aplicarle un tratamiento distinto al que había puesto en marcha el anterior Gobierno [del PP], de conformidad con quien era oposición en ese momento. ¿En qué situación están ahora? Si algo ha evidenciado el proceso de negociación es que ese mundo no tiene la menor autonomía política respecto a las directrices de ETA. Son simplemente un instrumento, una cuña, un caballo de Troya, y ahora mismo los tenemos al servicio de los postulados que en cada momento orienta la acción política de ETA.

Fernando Lázaro.- ¿Cómo vivieron el mal llamado proceso de paz y la ruptura de la tregua por parte de ETA? ¿Creen, como Jaime Mayor Oreja, que esa ruptura es el descanso del partido de fútbol y que después de marzo nos vamos a enfrentar a la segunda parte?

M. C. L. O.- Yo, como diputada autonómica, ha habido días en que me han dado ganas de llorar en el Parlamento vasco. Los insultos que hemos recibido, las cosas que hemos tenido que oír del PSOE, del portavoz José Antonio Pastor, por decir que teníamos muchísimas dudas con el proceso de paz. Ha sido horroroso. Y teníamos razón. Lo peor es que te insulten por tener dudas; ante algo, además, que no queda claro. Es lo peor que me ha pasado en los últimos años.

V. Q.- Lo que me parece más grave es que ETA haya aprendido que puede negociar y poner bombas a la vez. Y, si se volviera a retomar el proceso de negociación, ETA ya no va a partir de unos mínimos, sino de unos máximos, a partir de donde lo ha dejado. Eso es lo peligroso. Zapatero no ha aprendido del error, no ha hecho autocrítica. Ni siquiera el Gobierno ha hecho un relato de lo que pasó a lo largo de todo el famoso proceso. Lo tenemos de la propia ETA, del mundo connivente con ella, de sus periódicos oficiosos. Nos falta un relato del Gobierno.

R. O.- Yo viví con total incredulidad el mal llamado proceso de paz, convencida de que era un retroceso en toda la lucha antiterrorista anterior. Mayor Oreja tiene toda la razón: ha sido, como dice, la primera parte; ahora estamos en el descanso, y luego vendrá la segunda parte. Porque Zapatero necesita algún movimiento y seguir negociando para mantenerse en el poder. Y, si gana las elecciones, vamos a ver todavía más la claudicación total y absoluta del Estado de Derecho frente al terrorismo.

C. G.-A.- ¿En algún momento se ha sentido Otaola apoyada por el presidente del Gobierno en la defensa de la libertad en el País Vasco?

R. O.- En ningún momento.

C. G.-A.- ¿Nunca le ha llamado por teléfono?

R. O.- Nunca. Sólo tuve la llamada del ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo. El quería ser agradable, pero yo no soy muy políticamente correcta. Me dijo: «Alcaldesa, estamos con usted». «Bueno, pues si está conmigo haga usted cumplir a sus ayuntamientos con la Ley, coloque usted las banderas, porque ése será el mayor apoyo que yo puedo tener de su parte». Fue «muy buenas noches y adiós». Y hasta hoy. José Bono también me llamó, un poco más convencido: «No, no, yo les voy a decir a todos mis compañeros... y yo voy a defender que tú tienes razón...». Esto es lo que yo he recibido del PSOE y del Gobierno.

C. G.-A.- ¿Cree que hay posibilidades reales de reconstituir con el PSOE un bloque constitucional en el País Vasco?

R. O.- Confío en que pueda darse esa tesitura en un futuro. Porque, si no, no creo que podamos salir de la espiral en la que nos hemos metido. Que caiga Zapatero y que se vaya reconstruyendo todo, que el PSOE vuelva a tener un poco de cabeza y de sentido común. Si Zapatero vuelve a ganar, esto va a ir a peor. Con él nunca jamás podremos llegar a un acuerdo. No porque nosotros no queramos, sino porque su hoja de ruta no pasa por llegar a un consenso con el PP.

A. E.- ¿Les consta que se esté dando la palabra a ANV en los plenos de los ayuntamientos en los que está ilegalizada?

R. O.- Sí. Sigue en donde gobiernan el PNV o EA. ANV participa en comisiones y en los plenos y muchas veces se le da la palabra. Se ha denunciado, e incluso se han mandado cartas al delegado del Gobierno, que dice que lo va a mirar. Luego, al final, nunca hace nada. Ellos siguen participando.

Mikel Moreno.- ¿Por qué esa cabezonería de determinados ayuntamientos en incumplir la Ley de Banderas?

R. O.- Hay un complejo total y absoluto en el PSOE a la hora de colocar la bandera española, porque eso crispa el ambiente, según ellos. ¿A quién crispa? A los nacionalistas. Lo que no quiere el PSOE es enemistarse con el PNV. ¿Va a ser el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, un facha por colocar la bandera? Es un anormal el que piensa así. Aquí para ser vasco tienes que ser nacionalista y si eres batasuno, pues muchísimo mejor, más vasco, tienes más pedigrí.

V. Q.- Lo que es obligatorio por ley es que la Administración Pública quede identificada con unos símbolos que representan el orden constitucional. Izar una bandera es izar el marco legal vigente. Por eso preocupa tanto que se haga. Porque arriarla es arriar también el orden constitucional.

Carmen Remírez de Ganuza.- ¿Hasta qué punto que el PP haya convertido a Regina Otaola en un icono político de carácter nacional le ha favorecido o le ha entorpecido en su delicada labor de ir introduciéndose en el pueblo? Porque, desde que tomó posesión, todos los dirigentes se ofrecieron a ir a visitarla a Lizarza. Usted se negó de manera sistemática. Ahora, en cambio, le ha pedido a Mariano Rajoy que vaya allí a dar un mitin en la campaña electoral...

R. O.- Le dije al partido que no me parecía bien, y que no era oportuno, que en Lizarza hubiera un desembarco de los populares de toda España. Tiene que ser poco a poco y dando un sentido de normalidad. Dentro de esa normalidad, Rajoy tiene todo el derecho a ir a dar un mitin en campaña electoral, como va a muchísimos otros municipios vascos. Encantada de que venga, como si quiere venir José Luis Rodríguez Zapatero o Juan José Ibarretxe. Me imagino que ahora, como se ha puesto de moda Lizarza, más de uno del PSOE o del PNV vendrá durante la campaña. También tiene su gracia que, cuando ninguno de ellos presentó una lista en las municipales, ahora te digan: «Te voy a acompañar a un Pleno a Lizarza porque no puedes estar sola». Pues no.

F. L.- ¿El PP le ha ofrecido ir en las listas de las elecciones generales?

R. O.- [Se ríe]. No. A mí nadie me ha ofrecido ir en esas listas. De todas formas, yo soy del País Vasco y estoy muy bien donde estoy.

C. R. G.- ¿Y si se lo ofrecieran? Porque, como hay mucha necesidad de mujeres en la política nacional y, además, el PP está haciendo de usted un icono...

R. O.- Vamos, es que no veo ni que haya posibilidad. Y tampoco creo que el PP haya hecho de mí un icono. Es la gente la que dice que vaya y la que quiere estar conmigo.

C. R. G.- ¿Cómo va a influir la presentación del partido de Rosa Díez en las elecciones generales en el País Vasco?

R. O.- No creo que vaya a quitar votos al PP, porque lo que defiende Díez nosotros llevamos años defendiéndolo. Creo que tiene su caladero de votos en esos socialistas desesperanzados o que no están conformes con la política de Zapatero.

SAN MILLAN (ALAVA)

«Estar en este lado es muy complicado»

«En un pueblo más grande eres más anónimo. Pero el mío es complicado. Entré en política en 1995 de forma casual. Tenía mi vida hecha y un trabajo: compartía farmacia con mi hermana. Era afiliada al PP, pero no sabía nada de la vida pública. Ese año asesinaron a Gregorio Ordóñez y el concejal del PP de San Millán tuvo un problema de corazón y dijo que no seguía en las listas. Y me presenté. Entonces había una representante de HB, uno de UA, cuatro del PNV y yo, del PP. Ahora hay cinco del PNV, uno de IU y yo misma.

Tuve que dejar mi empleo en la farmacia, que está en Villarreal de Gutián, gobernada por HB. Estaba fuera de contexto ir con escolta a trabajar. Era 1998. Una noche nos llenaron de pintadas la casa. Me acuerdo de la fuerza de mi padre. Dijo: 'No pasa nada. ¿Dónde hay pintura blanca? Tapemos esto. Y nos vamos a los toros'.

Luego, en 2000, pusieron un petardo en la farmacia. Mi hermana, que también es muy fuerte, fue a ver al alcalde. Le espetó: 'O paras a tu gente, o cierro. Tú sabes lo que es un pueblo sin farmacia'. Y él: 'Ay no, por favor, de verdad...'. Desde entonces, no ha habido ningún ataque. Sigo porque tengo a mi familia, y la gente que me arropa y me da ánimos. Estar en este lado es muy complicado. Si consigo 60 votantes estas elecciones, conozco a 10. No soy capaz de identificar a los otros. Todo el mundo te habla encantador, pero nadie se abre para decirte 'estoy contigo' o darte una palmadita. Son pueblos muy pequeños y el miedo es impresionante».

DURANGO (VIZCAYA)

«Como si Luciano condena a la mafia»

«Durango es un pueblo muy significativo en Vizcaya. Todas las fuerzas políticas están representadas. Batasuna lo está ahora con la marca de ANV, la segunda fuerza política. Incluso los gatos saben quién se oculta detrás de ANV. Cuando se produjo el atentado en la casa cuartel de la Guardia Civil de Durango, se creó mucha expectación en torno a si ANV iba a condenarlo. Yo di por supuesto que no, porque uno no puede ir contra sus propios actos. Es como si se le pidiera a Lucky Luciano que condene las extorsiones de la mafia.

No he tenido experiencias tan duras como Regina o Carmen, pero sí conocimiento de casos de amigos y compañeros y del ambiente que permea toda la sociedad vasca. Yo soy de Bilbao y no quiero abandonar mi tierra, porque me siento vasco. Precisamente porque me siento vasco, también me siento español. En las últimas elecciones generales, fui al quiosco habitual antes de ir a votar y compré El País, EL MUNDO, Abc, La Razón y El Correo. Pero un comprador del Deia y del Gara que estaba delante de mí en la cola me llamó 'españolazo', 'facha' y una serie de improperios. Decidí participar en política porque no me satisfacía lo que se respiraba a 100 metros de mi casa, que, por cierto, está en el centro de Bilbao, donde el ambiente no es tan hostil como el que sufren mis compañeras.

La diferencia es que a algunos nos molesta mucho y otros entienden que se puede vivir cómodamente con esa frase del franquismo: 'Si no te significas, hijo mío, puedes vivir con más tranquilidad'».

LIZARZA (GUIPUZCOA)

«Los vecinos no se atreven a hablar»

«Lizarza es un pueblo rural, de 600 habitantes, que ha estado gobernado desde la democracia por el entorno de Batasuna, excepto en los últimos cuatro años, que ha sido gobernado por el PNV. Se caracteriza por el miedo que existe entre las personas. Se palpa, se ve. Es un pueblo que ha sido sojuzgado, sometido y chantajeado, y se ve que los vecinos no se atreven a hablar, a decir lo que opinan, a llegar hasta el Ayuntamiento a contarnos sus problemas. Poco a poco están viniendo, pero está costando que haya un poco de libertad y de confianza en nosotros.

Es un pueblo en que sólo se hablaba en euskara. Todos los documentos estaban en euskara, aunque hubiera algún inmigrante que no supiera hablarlo. Hasta que hemos llegado y hemos dicho que tiene que haber bilingüismo y que todo lo que salga del Ayuntamiento tiene que ser en euskara y castellano. Lo único que queremos es dotarlo de una cierta normalidad, que haya libertad para todos, sean nacionalistas o no nacionalistas.

Porque también hay que decir que es un pueblo más bien nacionalista. Yo no voy a decir que es un pueblo abertzale o batasuno, porque hay mucha gente que no se siente afín a Batasuna o a ETA. Lo que pasa es que durante años han estado sometidos al chantaje y al terror. No han sabido ni han podido expresarse, o no han querido por miedo. En realidad, no se sabe muy bien qué ideología prima en el pueblo».

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