Decenas de miles de ciudadanos llegaron ayer a la céntrica plaza de Colón y sus alrededores para exigir al Gobierno de Rodríguez Zapatero la derrota de ETA y que ilegalice a los partidos ANV y PCTV, ya que consideran que tras ellos están los herederos de Batasuna y, por ende, de la organización terrorista vasca

Pero también reclamaron al Ejecutivo socialista que revoque la autorización del Congreso que mantiene la luz verde para negociar con los etarras. Ya una hora antes de la hora fijada para la manifestación, la zona de la plaza de Pintor Sorolla y sus alrededores eran un hervidero de gente dispuesta a apoyar, una vez más, a las víctimas del terrorismo en Madrid. La de ayer era la séptima iniciativa ciudadana celebrada en la capital contra la política antiterrorista del Gobierno.

Poco a poco, la calle de Santa Engracia y la calle de Génova se poblaron por completo de miles de ciudadanos que portaban banderas de España. Las calles se convirtieron en una auténtica marea roja y gualda.

Pese a la gran cantidad de banderas, no se observó ninguna que vulnerara la legalidad vigente. Y es que la organización estuvo pendiente de todos los detalles.

Fue la llegada de aquéllos que iban a portar la pancarta cabecera la que provocó los primeros y entusiásticos aplausos. Al frente de la representación, el presidente de la AVT. «Todos somos Alcaraz». Recibió el espaldarazo de los congregados por su citación a declarar en la Audiencia Nacional acusado de injuriar al Gobierno.

Pero no le fue a la zaga en el apoyo popular el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, secuestrado y encerrado en un zulo durante 532 días por parte de ETA. De nuevo, el pueblo de Madrid expresó su gran afecto por una de las víctimas más significadas. Junto a él, Mari Mar Blanco, hermana de Miguel Angel, edil secuestrado y asesinado a cámara lenta a manos de los etarras. Junto a ellos, Teresa Jiménez Becerril, hermana del también concejal del PP de Sevilla Alberto, asesinado por ETA junto a su mujer.

Y la «irresponsabilidad» del PP apuntada por el Gobierno por arropar de nuevo a las víctimas quedó meridiana otra vez. Toda la cúpula de la formación, salvo las bajas previstas, estuvo en Madrid con la AVT. El presidente Mariano Rajoy y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, prácticamente las únicas ausencias. Sí estuvo Esperanza Aguirre, Eduardo Zaplana, Angel Acebes, María Dolores de Cospedal, María San Gil, Regina Otaola, Jaime Mayor Oreja, Ana Botella, Ignacio Astarloa, Daniel Sirera... y así, una lista prácticamente interminable de representantes del PP. Fueron muchos los representantes de ese partido que se desplazaron desde el País Vasco, como es el caso de la edil de San Millán (Alava) Mari Carmen López de Ocariz, entre muchos otros. La formación popular no dejó resquicio alguno a su irresponsabilidad.

Quizá, el protagonismo político lo centraron tres mujeres del PP, que fueron las más aclamadas: Esperanza, Regina y María. Las tres sintieron más calor ciudadano que el resto.

Pero todos sus compañeros también recibieron durante todo el recorrido el apoyo y el sentimiento cariñoso de los manifestantes, lejos de ninguna crítica.

No fue la única formación que acudió. Los líderes del nuevo partido político Unidad, Progreso y Democracia (UPD), la ex socialista Rosa Díez y el ex presidente del Foro de Ermua Mikel Buesa, respaldaron de nuevo a las víctimas. También son unos clásicos. No tuvieron críticas, sino apoyos. Estas se centraron en Zapatero, el más recordado en una manifestación multitudinaria pero más silenciosa, quizá, que en otras ocasiones. Los clásicos «Zapatero, embustero» y «Zapatero, dimisión» fueron las consignas más coreadas. Pero los gritos tenían aún más mensaje de fondo: «Fuera ETA de las instituciones»; «A ETA se la vence, no se la convence».

La temperatura no acompañó a la convocatoria. Pero el frío intenso no dejó a los manifestantes en casa. Desde todos los puntos de la geografía española acudieron a la llamada de la AVT. «Nosotros acabamos la marcha y nos volvemos para Galicia», señalaba un jovial manifestante que apenas llevaba en Madrid algo más de dos horas.

«Mira, pero si también han venido un grupo de monjitas», apuntaba una mujer que ya no cumplía los 50. «Sí, sí, siempre vienen muchas. Siempre respaldan y siempre se dejan ver. A los que vemos menos por aquí es a los sacerdotes», apuntó su compañera de manifestación, que probablemente fuera de la misma quinta.

La pancarta cabecera dejaba las puertas abiertas para todos: «Por un futuro en libertad, juntos todos derrotemos a ETA». La llevaban las víctimas, las que han perdido a algunos de los suyos. Y ésos eran los protagonistas de la jornada, los cerca de 1.000 asesinatos por el terrorismo en España. Y esos fueron los grandes recordados durante toda la manifestación.

Pero antes, cuando ya los manifestantes llegaron a la plaza de Colón, se guardó un minuto de silencio, un minuto eterno y respetuoso, un minuto que emocionó y que rompió con una estruendosa explosión de aplausos en recuerdo de todos los que faltaban.

Y entonces tomó la palabra José Antonio Ortega Lara, metido bajo tierra durante casi dos años, enterrado vivo por ETA. Emocionado, lanzó primero un guiño de complicidad y simpatía hacia Alcaraz con un «no estás solo», respondido por los manifestantes con un clamor: «Todos somos Alcaraz», pero el recuerdo más importante que estaba en la mente de Ortega Lara era para el Gobierno de Zapatero. En su breve pero intensa intervención, denunció el «olvido y la marginalidad» que han sufrido las víctimas por parte del Gobierno al no aceptar una negociación política con ETA. Las palabras de Ortega Lara emocionaron a muchos de los allí congregados.

Aseguró que las víctimas del terrorismo «han aportado a este país lo mejor de sí mismas». «Llevan décadas defendiendo el Estado de Derecho con fuerza y tenacidad para acabar con esta lacra». Y nadie se ha tomado la Justicia por su mano», enfatizó. Por ello, pidió a los poderes públicos «respeto y reconocimento». «Además de ser víctimas, son ahora relegadas al olvido y la marginalidad porque no aceptan una negociacion política con ETA», afirmó.

Mari Mar Blanco aseguró que las víctimas se han sentido «abandonadas y traicionadas» durante estos «tres años de mentiras». «Hemos observado cómo se trataba con más consideración a nuestros asesinos que a nosotros mismos cuando hemos tenido que oír por parte del presidente que Otegi era un hombre de paz o que De Juana Chaos estaba a favor del proceso de paz», denunció.

Fue Alcaraz el encargado de cerrar este nuevo acto de «rebelión cívica». Exigió nuevamente al Gobierno que ilegalice y disuelva ANV y el PCTV porque «tiene la responsabilidad política y moral de echar de las instituciones vascas» al brazo político de ETA, que a su juicio se ha hecho «fuerte» tras el «siniestro y vergonzante proceso de rendición llevado a cabo durante estos años por el Gobierno de la nación» ante ETA.

«Ni el Gobierno que tenemos ni gobiernos futuros pueden vender la dignidad de todos los españoles cediendo ante el chantaje de una banda asesina».

Los sones del himno nacional sirvieron para clausurar este nuevo capítulo de «rebelión cívica».

elmundo.es

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La jornada de ayer dio pie a un nuevo episodio de la conocida ya como 'batalla de las cifras' entre Delegación del Gobierno y Comunidad de Madrid. Fue ésta última la que, cuando ya pasaban dos horas del inicio de la convocatoria de la AVT dio una estimación sobre le número de manifestantes. Y cifró en más de 550.000 sus estimaciones.

Delegación del Gobierno en Madrid necesitó bastante más tiempo. Ya pasaba más de una hora y media desde que finalizó la convocatoria cuando la delegación facilitó la cifra de asistentes según sus estudios: 76.875. Impresionante precisión. La gran disparidad no es novedad. Ya el 10 de junio del pasado año, en otra de las convocatorias de la AVT, la delegación del Gobierno habló de 242.923, con una cifra muy precisa. Por su parte, la comunidad de Madrid elevó hasta el millón el número de manifestantes que respaldaron a las víctimas. Fue en febrero de ese mismo año cuando la AVT facilitó por última vez su estimación de asistentes. En aquella manifestación, los organizadores llegaron a 1.750.000 el número que según sus estimaciones había secundado su protesta. La Comunidad de Madrid rebajó esa cifra hasta los 11.400.000 congregados. Por su parte, la delegación del Gobierno no lo rebajó, lo dividió y siguió restando. EStimó que aquella convocatoria fue respaldada únicamente por 110.989. En aquella ocasión, la AVT decidió ya no volver a facilitar más estimaciones sobre asistentes.

El 4 de junio de 2005, la convocatoria anterior, AVT habló de un millón de manifestantes mientras la Policía Local de Madrid habló de 850.000 asistentes y la Delegación del Gobierno lo rebajó hasta los 240.000.