Miércoles, 28 de noviembre de 2007. Año: XVIII. Numero: 6555.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Quien mucho promete mina la confianza en él (Horacio)
 ESPAÑA
«En el terreno de lo íntimo»
La difusión de datos reservados, las descalificaciones a jueces, fiscales y abogados o la transcripción de conversaciones privadas explican el rechazo de la Judicatura al libro
MARIA PERAL

MADRID.- El libro que sobre el presidente del tribunal del 11-M, Javier Gómez Bermúdez, ha escrito su esposa, la periodista Elisa Beni, ha suscitado una rara unanimidad en la Judicatura: nadie, al menos de momento, ha salido en su defensa. La explicación no sólo está en factores externos (el momento elegido para publicar la obra, a escasos 20 días de notificarse la sentencia, o la pérdida de la imagen de seriedad del tribunal), sino, sobre todo, en su propio contenido.

Publicidad
«De ser cualquier otro juez, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ya habría abierto unas diligencias informativas», admiten fuentes del órgano de gobierno de los jueces, que también reconocen la alta improbabilidad de que cualquier actuación disciplinaria vaya a tener otro resultado que no sea el archivo, como ocurrió en el caso precedente de Baltasar Garzón. Este juez de la Audiencia Nacional fue sometido en febrero de 2001 a un expediente por una falta muy grave debido a los datos sumariales y a las desconsideraciones a fiscales y otras personas que aparecían en el libro de la periodista Pilar Urbano El hombre que veía amanecer. El expediente fue archivado por unanimidad a los dos meses.

Garzón es ahora uno de los damnificados por el libro sobre Gómez Bermúdez. No es el único. Comentarios descalificadores hacia el trabajo de jueces, fiscales, peritos o abogados relacionados con el proceso del 11-M jalonan el texto de Elisa Beni, que vapulea a otro magistrado de la misma Audiencia, José Ricardo de Prada, por el hecho de intentar hacer valer ante los tribunales sus criterios sobre la cobertura de la presidencia de la Sala de lo Penal.

A ello se une la difusión de datos reservados -y, en ocasiones, delicados- de los que Gómez Bermúdez ha tenido conocimiento por el cargo que ocupa; la transcripción de conversaciones del magistrado con personas que no han sido consultadas sobre la publicación de sus supuestas palabras; o la explotación comercial del dolor de los hijos de las víctimas de los atentados de Madrid. «¡Ya está bien de hacer caja con el 11-M!», ha exclamado Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados por Terrorismo, perpleja por la divulgación de los mensajes infantiles contenidos en una caja de secretos que regalaron al juez tras una visita a la Audiencia Nacional.

Beni ha pedido públicamente disculpas a quienes se hayan sentido ofendidos y ha afirmado que escribió el libro «sin mala intención». Estos son algunos de los aspectos polémicos.

COMPAÑEROS JUECES

«El recurrente utilizó todos los procedimientos posibles en contencioso-administrativo y todas las posibilidades de recurso, existentes o no, para intentar que una eventual anulación del nombramiento por defectos de forma cometidos por el CGPJ diera lugar a una nueva votación en la que él fuera elegido presidente de la Sala en lugar de Gómez Bermúdez. [...]. El litigante impenitente presentó otro recurso por la misma causa y por el mismo objeto de siempre, pero por otra vía procesal [...]. Hubo que buscar la serenidad para sobreponer el buen juicio en derecho más allá de la refriega política, por encima de la presión mediática y obviando la batalla rencorosa que un 'compañero' mantiene contra ti y contra las evidencias»

La autora se refiere al magistrado José Ricardo de Prada. El tribunal Supremo le dio la razón y en mayo de 2006 anuló, por primera vez. el nombramiento de Javier Gómez Bermúdez como presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. De Prada tiene otros recursos pendientes por el, a su juicio, incorrecto cumplimiento del fallo del Supremo por parte del CGPJ.

El libro también censura la actuación de Garzón en el sumario contra la célula española de Al Qaeda («una más de sus instrucciones souflé, así la llamaba al menos Jesús Cacho»), en el caso del ácido bórico o, de nuevo, en el procedimiento contra el nombramiento de Bermúdez:

«La Navidad está a la vuelta de la esquina. Después del trabajo agotador llegamos al descanso con la espada de Damocles sobre la cabeza y la sensación de acoso e injusticia. Al menos yo la tengo. En verano, Garzón presentó su incidente de ejecución contra el nombramiento el mismo día que nosotros viajábamos hacia el mar. Nos enteramos por la prensa. Ahora otras fiestas con la familia inquieta, los amigos preguntando por lo que pasará y el juicio en puertas».

Por lo que respecta a los jueces relacionados con el 11-M, el libro ningunea la labor de Alfonso Guevara y Fernando García-Nicolás, a los que hace aparecer como comparsas de Gómez Bermúdez. Las alusiones críticas al trabajo de Juan del Olmo, instructor del 11-M, son numerosas. Una de ellas se refiere a su tardanza en dictar el auto de procesamiento:

«La medida de refuerzo se le había prorrogado al menos dos veces [se refiere al nombramiento de otro juez para hacerse cargo del Juzgado Central número 6 mientras Del Olmo instruía el sumario por el 11-M], pero ahora existe la sensación de que, si bien se trata de un asunto muy complejo, el instructor no encuentra el momento de ponerle fin. [...]. Era algo que ya se había detectado en otras ocasiones en ese Juzgado, que nunca encontraba el momento de procesar, que le costaba cerrar las investigaciones por un bienintencionado afán de agotarlas».

LA FISCAL DEL 11-M

«La fiscal Sánchez, en tono monocorde, iba llegando al final de su exposición, que era seguida con cierto sufrimiento -por extensa y prolija- por periodistas y público [...]».

«Javier Zaragoza eligió hacer un estilo de informe que, en algunos de sus momentos, podría haber sido calificado por un estadounidense de argumentativo, pero que no rebasó las líneas de su rol [...]. Lo de la fiscal Olga Sánchez fue otra cuestión. La habilidad táctica brilló por su ausencia y la forma de encarar la cuestión le llevó por senderos inhábiles en una sala de vistas».

CONVERSACIONES PRIVADAS

Gracias a la esposa de Bermúdez, los ciudadanos han conocido el contenido de conversaciones privadas (personales o telefónicas) mantenidas por el presidente del tribunal del 11-M con el juez Del Olmo, la fiscal Olga Sánchez, el fiscal jefe Zaragoza, el comisario de la Policía Científica Miguel Angel Santano o la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo.

En algunos casos, se reproduce el diálogo entre Gómez Bermúdez y sus interlocutores, ninguno de los cuales fue prevenido de que sus palabras iban a ser anotadas por una tercera persona ajena al proceso y recogidas en una publicación con vocación de best seller.

LETRADOS Y FRAUDES

«Por otra parte, me explicaría después el juez en una conversación que mantuvimos: - Mira, mantener otra postura es, en realidad, un fraude en el sentido vulgar del término, si no en el jurídico [...]. Aquí se han querido saltar todos los filtros. Han pretendido decir 'queremos saber' en el juicio oral cuando, si existe una convicción de que hay base para una acusación distinta, lo que hay que hacer es ir a la primera casilla [...]».

El libro narra así la valoración que al presidente del tribunal le mereció la actuación del abogado de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, José María de Pablo, y su «extravagante postura procesal».

UN «CANDIDO» SECRETARIO

«El día 30 de marzo es viernes. El juez está a punto de comenzar un merecido descanso de Semana Santa. A primera hora de la mañana, el comisario Santano se puso en contacto telefónico con el presidente del tribunal para señalarle que los peritos de parte han solicitado enviar un preinforme [...]. - Si los peritos tienen alguna duda respecto a las condiciones de la pericia o de las instrucciones del tribunal, dígales que se pongan en contacto con nosotros, le dijo el juez a Santano. [...] Pero los peritos de parte tienen mucho interés en que ese informe exista y cuentan para ello con la inadvertencia y candidez del secretario encargado de velar sobre la pericia de explosivos. A las 10.15 horas de esa mañana, entra un fax en la Sala remitido por el propio secretario, que comunica que ha recibido un informe pericial firmado sólo por los cuatro peritos de parte. El presidente monta en cólera [...]».

ENTRANDO EN INTERIORIDADES

«En ese receso de 20 minutos, el juez Guevara y el juez García Nicolás le significaron al presidente del tribunal que, en su opinión, debería haber cortado la parte final de la declaración de los testigos [se refiere a los testimonios de víctimas que reclamaron responsabilidades políticas]. Bermúdez les contestó que esa decisión no era jurisdiccional, sino de policía de estrados y que, por tanto, no correspondía adoptarla al tribunal en su conjunto, sino al presidente en su calidad de tal»

Es uno de los pasajes que desvelan conversaciones mantenidas por los miembros del tribunal sobre el proceso. La autora afirma que si se permite entrar «en el terreno de lo íntimo» es porque Guevara «se manifestó públicamente» sobre el episodio. En realidad, Guevara sólo refirió su propia postura y jamás reveló lo que expresaron los otros dos miembros de la Sala.

El «terreno de lo íntimo» aparece en varias ocasiones más:

«El tribunal nada sabía oficialmente respecto a la intención del Ministerio Fiscal de solicitar esa pericial. No obstante, y teniendo en cuenta que había tanta información pública, los magistrados deliberaron a primera hora de la mañana por si efectivamente se producía la petición por parte de la fiscal. 'Lo que abunda no daña', me comentó el juez»

«En esas estamos cuando 'La Gaceta de los Negocios' se descuelga afirmando que 'La sentencia del 11-M pedirá deducir testimonio contra mandos policiales'. Claro que no era ésta la parte más de periodismo ficción. Según se decía: 'No está siendo nada fácil ponerse de acuerdo. Ni mucho menos. Hay más puntos de desencuentro que de encuentro' [...] Teniendo en cuenta que los jueces no habían vuelto a verse ni a hablar desde mediados de julio y que todo lo deliberado lo había sido por unanimidad, la cosa resultaba pasmosa»

RIESGO PARA LAS VICTIMAS

«El juez recibe una llamada de Pilar Manjón, con la que ya había mantenido contactos, para concertar una cita y acompañar a una víctima que, según le dice, desea hablar con él. La víctima lo es del atentado contra el restaurante El Descanso. [...] Manjón apareció con una mujer que afirmaba haber reconocido en una fotografía a una persona que en su día vio en el restaurante [...]. Ante esto, el presidente de la Sala remitió a la mujer al Juzgado Central de Instrucción 1. El juez Ismael Moreno ordenó, un poco después, en septiembre, la reapertura de la causa por ese atentado y declaró a la mujer testigo protegido».

«Yo solicité una cita con el juez. No pedí hablar con el marido de la periodista», ha declarado Manjón al diario El País. «Era una conversación reservada. Esta frivolidad irresponsable supone colocarme en la diana de los yihadistas».

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad