FERNANDO LAZARO
MADRID.-
Todo apunta a que la huida de los asesinos etarras de Raúl Centeno no ha concluído. De hecho, los responsables policiales consultados por este periódico confían aún en localizar y detener a los integrantes del comando que perpetró el atentado de Capbreton.
Y es que ayer mismo, sobre las 13.00 horas, se produjo un nuevo incidente en Francia con presuntos miembros de ETA.
Al menos dos de los tres presuntos autores del atentado del pasado sábado en Capbreton intentaron robar otro coche ayer en el término municipal de Perigueux, cerca de Burdeos. Pero la resistencia del dueño provocó un pequeño accidente y la consiguiente huida de los etarras. Del lugar, escaparon en un tercer vehículo robado en las últimas horas, que no es el Peugeot 207 sustraído el sábado en Haute-Maucon tras el atentado.
El dueño del automóvil que intentaron robar ayer se había dejado las llaves puestas, lo que aprovechó uno de los etarras, varón, para introducirse en el coche e intentar huir con él. Sin embargo, el propietario del vehículo vio cómo el terrorista se metía en su coche y llegó a tiempo para ocupar el asiento del copiloto y forcejear con él, según relata Europa Press.
Ese forcejeo acabó en un pequeño accidente y el etarra llegó a encañonar al dueño del vehículo con una pistola para intimidarle y huir. El terrorista abandonó a la carrera el vehículo, sin que sufriera heridas aparentes y fue recogido por una mujer que conducía otro coche.
En contra de lo que se creyó en un primer momento, este segundo vehículo no es el Peugeot 207 robado por los terroristas en Haute-Maucon sino otro turismo, que sustrajeron posteriormente, y que podría tratarse de un Renault de no grandes dimensiones.
Este incidente ha ampliado el plan Epevier (Gavilán) de las Fuerzas de Seguridad francesas a la zona del robo con el objeto de detener a los terroristas. Los investigadores tratan ahora de averiguar si en las inmediaciones se encontraba el tercer etarra que intervino en el atentado del pasado sábado.
Por otra parte, uno de los terroristas que perpetró el atentado accedió al vehículo de los guardias civiles instantes antes de disparar contra ellos. Según el relato de los testigos, uno de los etarras entró en la parte posterior del coche de los agentes. Trataba de buscar algo que corroborara sus sospechas sobre la pertenencia de las víctimas a las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Este registro se produjo después de que los etarras coincidieran en la cafetería de Capbreton con los agentes. Estos les despertaron sospechas y abandonaron el local antes que sus víctimas. Tras el registro, esperaron a que los agentes abandonaran el bar y se introdujeran en el vehículo. Fue en ese momento cuando fueron tiroteados, cuando las víctimas estaban ya sentadas en el coche. Por este motivo, los casquillos de las balas aparecieron en el interior del coche, un Peugeot 405 con placas de matrícula francesa que estaba estacionado a corta distancia del bar, según informa Vasco Press. Raúl Centeno recibió dos impactos de bala que acabaron con su vida de forma inmediata. Su compañero Fernando Trapero, uno.
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