Todos los partidos políticos con representación parlamentaria, sindicatos y asociaciones empresariales apoyan la concentración que se va a celebrar esta tarde en Madrid «por la libertad, para la derrota de ETA». El lema es claro y no permite equívoco alguno, por lo que el PP ha actuado correctamente al sumarse a un acto en el que lo esencial es el repudio ciudadano del terrorismo. Máxime cuando las demás fuerzas políticas aceptaron el pasado sábado la exigencia del partido de Rajoy de que ese lema incluyera expresamente el término «derrota» de ETA.
La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) hizo público ayer un comunicado en el que afirma que no puede apoyar el acto de hoy, dado que la mayoría de las formaciones que se han sumado se niegan a pedir la inmediata ilegalización de ANV y a revocar la autorización del Congreso al Gobierno para negociar con ETA.
No podemos estar de acuerdo con esta tesis, ya que, aunque creemos que sería deseable que todos los partidos asumieran esas dos iniciativas, no se pueden imponer como condición inexcusable para asistir a una manifestación contra el terrorismo. Dicho con otras palabras, que no haya sido posible un acuerdo de máximos no convierte en malo uno de mínimos.
Mariano Rajoy ha actuado con cordura al apoyar la concentración de hoy, lo que no significa que el PP renuncie a la política terrorista que ha propugnado a lo largo de esta legislatura.
La decisión de la AVT nos parece tan equivocada como digna de respeto. Habría podido dejar a sus miembros y simpatizantes la opción de decidir individualmente su presencia en la concentración, como hizo ayer el Foro Ermua, tras expresar una tesis muy parecida a la nuestra: la declaración de los partidos es «insuficiente» pero «contiene elementos positivos».
El mismo argumento que vale para defender la posición del PP puede hacerse extensible para reclamar la presencia del Gobierno en la concentración, que, según José Blanco, no acude a este tipo de actos. Eso no es cierto. Creemos que sería conveniente la asistencia de Zapatero o la vicepresidenta Fernández de la Vega, dado que se trata de una iniciativa que suscita el consenso de todas las fuerzas políticas y cuyo objetivo es el repudio del terrorismo.
Desde este punto de vista, resultan especialmente lamentables los incidentes en las concentraciones de ayer en los ayuntamientos, con insultos y descalificaciones a dirigentes del PSOE en Madrid, Barcelona Zaragoza y otras ciudades. Las imágenes de televisión demuestran que los promotores de estos altercados fueron una reducida minoría de exaltados.
Una última consideración: los partidos que convocan el acto de hoy representan a la casi totalidad de los ciudadanos, por lo que la concentración no debería ser valorada sólo en términos del número de asistentes. Resulta mucho más que eso: es la expresión del repudio de los españoles a la violencia y de su defensa de la libertad y los valores constitucionales. Son las urnas y no la calle las que dan la legitimidad democrática.
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