La celebración empañada del XXIX aniversario de la Constitución le sirvió a Zapatero para expresar su convencimiento de que «la legalidad de ANV es mucho más frágil hoy que ayer», aunque todavía no se atreva a garantizar que el entorno político de ETA no podrá presentarse a las próximas elecciones generales.

La agilidad del proceso de ilegalización depende de la Justicia y de los datos que proporcionen las Fuerzas de Seguridad, pero en función de todo ello y a la luz del Derecho, Zapatero está confiado en «ver una resolución ya de la situación de ANV».

La decisión, que ahora se percibe con más firmeza, de expulsar a quienes respaldan a ETA de las instituciones democráticas a través de su ilegalización, es un paso más en ese nuevo rumbo que paulatinamente ha ido imprimiendo Zapatero a la política antiterrorista. Ahí están también otras rectificaciones evidentes como la decisión de devolver a prisión a Ignacio de Juana Chaos, impulsar el encarcelamiento del portavoz abertzale Arnaldo Otegi e instar a la captura de la mesa nacional de Batasuna.

Ayer, de nuevo, el presidente recalcó su decisión de luchar «con todas las fuerzas del Estado de Derecho» contra ETA y su entorno. «Los hechos», insistió, «son contundentes, inequívocos e indiscutibles». Y, a continuación, lanzó un mensaje expresamente dirigido a los ciudadanos: «Deben saber todos los españoles que la democracia siempre se impone a la barbarie; que la libertad siempre derrota a la violencia».

La política antiterrorista y la fractura que se ha producido a cuenta de la misma, no sólo entre las principales fuerzas políticas, sino también en la sociedad, marcó el último Día de la Constitución de esta legislatura, en la que, desde el flanco del Gobierno, al menos de palabra, se quiso lanzar un mensaje de «voluntad y entendimiento sincero».

Rodríguez Zapatero apostó por formar un frente de unidad ante el terrorismo, aunque también reconoció que forjar el consenso «llevará su tiempo» porque, señaló, «las distancias han sido muy fuertes».

El insistió en su determinación de «no mirar atrás» para poder conseguirlo y prometió dedicar a ello toda su «voluntad y capacidad de diálogo». Seguía así el hilo de las «atinadas» reflexiones del presidente del Congreso, Manuel Marín, quien previamente había urgido a las fuerzas políticas a dejar de «amontonar reproches» para poder dedicarse a la «política con mayúsculas».

El presidente jugó fuerte ayer en favor de la unidad frente a ETA, pero lo hizo consciente de que el esfuerzo, si finalmente se confirma, no dará frutos «de la noche a la mañana». En su opinión, será necesaria mucha voluntad «para que los cimientos de la unidad queden sólidamente anclados entre las principales fuerzas políticas».

Pese a todo, se mostró convencido de que los partidos -esencialmente PP y PSOE- sabrán estar «a la altura de las circunstancias». «Confío», afirmó, «en que estaremos todos en el mismo nivel de responsabilidad».

Como si quisiera dar una primera muestra clara de esta nueva actitud, que según él reclama la ciudadanía, reveló que desde el atentado de Capbreton -hace seis días- ha conversado en tres ocasiones con el líder del Partido Popular. La última vez fue en la noche del miércoles para proporcionarle «información detallada» acerca de las detenciones que se habían producido esa misma tarde en Francia.

El presidente, además, aseguró estar dispuesto a «dar los pasos necesarios» para que, a partir de ahora, su diálogo con Rajoy sea «fluido», aunque prefirió no hablar de fechas para un futuro encuentro cara a cara. «Espero», dijo, «que la relación se desenvuelva de manera natural».

elmundo.es

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