«Todos los negocios con España están en revisión. Todos», dijo el ministro de Petróleo y Energía, Rafael Ramírez, a la agencia estadounidense Dow Jones, después de votar en el referéndum sobre la reforma constitucional el domingo pasado.

«En el caso de España, es un problema porque teníamos planes de desarrollar en conjunto una de las áreas de la Faja del Orinoco (sudeste del país). Ahora depende de la decisión del presidente (Chávez). Si el presidente dice que debemos detenerlo, lo detendremos», puntualizó Ramírez, un ex comunista de padres guerrilleros.

Después del famoso «¿Por qué no te callas?» que le espetó el Rey Don Juan Carlos a Chávez en la Cumbre Iberoamericana, el mandatario venezolano amenazó con «meterles el ojo» a todas las compañías españolas y revisar «lo que están haciendo aquí». También advirtió a los bancos españoles presentes en el país (Santander y BBVA), con nacionalizarlos e insinuó que Repsol YPF tendría que hacer las maletas.

Actualmente, la petrolera española opera en Venezuela un bloque de extracción de gas en el interior del país, que se encuentra activo y con producción de cerca de dos millones de metros cúbicos diarios. El proyecto Barrancas fue adjudicado a la compañía en 2001, y comenzó a operar tres años más tarde, en un acto al que asistieron Chávez y el ex presidente ejecutivo de Repsol YPF, Alfonso Cortina.

Además, la empresa española está explorando en busca de gas natural en el Golfo de Venezuela, muy cerca de la frontera con Colombia, a través del proyecto Rafael Urdaneta.

En la extracción de crudo, Repsol está presente en uno de los yacimientos de la Faja del Orinoco, la mayor reserva de petróleo extra pesado del mundo, según Chávez. Repsol participa con un 40% en una empresa mixta con la estatal Corporación Venezolana del Petróleo (CVP), con el 60% restante. Esta joint-venture explora dos campos, con una producción estimada de 31.000 barriles diarios.

También existe una carta de intención para adjudicar a Repsol otra área más de explotación en la Faja del Orinoco. Aunque este negocio está en el aire, a la espera de la decisión de Chávez de «congelar» las relaciones diplomáticas, políticas y económicas con España. En la zona petrolera conocida como la Faja del Orinoco, con cerca de 98.000 kilómetros cuadradros, ya se han certificado 100.000 millones de barriles de petróleo, según los últimos datos de la cartera de Energía. Venezuela sería el país con mayores reservas, por delante de Arabia Saudí, aunque, con un crudo de peor calidad.

La llegada del PSOE al poder facilitó los intereses de Repsol en Venezuela. La compañía cuyas riendas lleva hoy Antonio Brufau es el primer aliado extranjero de la petrolera estatal venezolana. Las dos compañías sellaron un pacto que contemplaba la creación de una sociedad mixta, que se convertirá en uno de los mayores grupos productores de toda Latinoamérica. La petrolera española tendrá un 49% del capital y PVDSA el 51% restante. Esta participación permitiría a Repsol YPF incrementar un 60% su producción de hidrocarburos, desde 100.000 a 160.000 barriles diarios, y duplicar sus reservas actuales en el país. «La sociedad mixta PVDSA-Repsol YPF sería la primera de estas características constituida en Venezuela, quinto mayor productor de crudo del mundo y primer proveedor del mercado estadounidense», aseguraba el grupo español entonces, convencido de que tendría los derechos de explotación sobre un conjunto de yacimientos situados al norte del país.

Más información en página 16