ATHLETIC 0
REAL MADRID 1
Aranzubia
Ustaritz
Ocio
Amorebieta
Koikili
Javi Martínez
Iraola
David López
Yeste
Etxeberria
Llorente
Cambios: Orbaiz por Ustaritz (min. 40)
Aduriz por J. Martínez (min. 61)
Gabilondo por Etxeberria (m. 52)
Casillas
Ramos
Cannavaro
Pepe
M. Torres
Diarra
Baptista
Sjneider
Robinho
Raúl
Van Nistelrooy
Cambios: Gago por Sjneider (min. 73)
Guti por Van Nistelrooy (m. 83)
s.c.
Robben por Robinho (min. 88) s.c.
Arbitro: Rodríguez Santiago
Tarjetas amarillas: Sjneider, Robinho, Amorebieta y Yeste.
Tarjetas rojas: Luciano Martín, ayudante de Caparrós .
Goles: 0-1: Van Nistelrooy (min. 54).
SAN MAMES. 36.000 ESPECTADORES.
BILBAO.- Ni la mejora experimentada en Valencia ni la visita de un rival histórico reactivaron la eficacia de San Mamés para un Athletic, que sólo ha ganado como anfitrión al Recreativo y que terminó por claudicar ante el brillo de un solvente Real Madrid.
El gran clásico de la Liga nacía repleto de alicientes. El equipo bilbaino había sido capaz de recuperar su mejor versión en Valencia y se sentía en disposición de aspirar a todo, mientras que el Real Madrid como tantas veces llegaba como líder y dispuesto a protagonizar un nuevo golpe de autoridad. La vuelta de Schuster a San Mamés nunca ha pasado desapercibida y la afición rojiblanca esperaba que acumulara su cuarta derrota consecutiva como técnico en un escenario que como jugador tampoco le reportó demasiadas alegrías. Se apoyaba además en las palabras de Caparrós y apostaba fuerte por la victoria del «equipo del compromiso» sobre el «del talonario».
El público local quería poner su granito de arena y las gradas, pese al Medio Día de ayuda al Club, estaban nutridas y en ebullición para el pitido inicial. No importaba que hubiera sorpresas en la alineación en la que regresó Ocio, pero en la que se mantuvo Ustaritz en un lateral derecho en el que había naufragado en Montjuïc. Además, Orbaiz y Gabilondo se habían quedado en la reserva haciendo sitio a Javi Martínez.
Notó el Athletic el aliento de su motivada afición y las dos primeras arrancadas de Robinho quedaron mitigadas por otro alarde de fuerza de Amorebieta, que también concluyó con un disparo desviado. Eran fuegos de artificio para abrir boca, pero era una evidencia de que el partido se aventuraba muy abierto.
El electrizante inicio del choque ganó todavía energía cuando en una concesión de Cannavaro, Iraola se quedaba solo ante Casillas, que protagonizaba la primera de sus habituales intervenciones salvadoras. Era un partido de ida y vuelta y Llorente ya había cabeceado un servicio de falta de Llorente cuando tocó el turno en la parcela contraria.
El escurridizo Robinho se hizo sitio para disparar sin demasiada potencia como para soliviantar a Aranzubia, que sin embargo no tardó en recibir un doble susto del máximo calibre. En el mismo minuto debió de desviar un disparo de Raúl tras un recorte dentro del área y un intencionado punterazo del brasileño también desde una distancia corta.
El ritmo se mantuvo alto con el paso de los minutos, pero el propio Caparrós admitió con su movimiento de piezas que la decisión de Schuster tenía más futuro que la suya. El técnico alemán había decidido dar continuidad a Baptista en el centro del campo y junto a Diarra estaban superando a la sala de máquinas rojiblanca. Retrasó a Iraola al lateral, subió a Ustaritz al pivote y desplazó a la banda a Javi Martínez, pero su solución tampoco le gustó.
Pese a estar perdiendo la batalla de la posesión, en este tipo de partidos el Athletic siempre gana la de la voluntad y con arranques de pundonor mantuvo su presencia en el área rival. David López envió un disparo por encima del travesaño y de nuevo Casillas tuvo que intervenir con mucho acierto para repeler un cabezazo de Llorente a centro desde la izquierda de Koikili.
El Real Madrid replicó con fuerza a balón parado, pero fue frenado por la pericia del asistente que acertó al anular el cabezazo de Ramos a la red a servicio de Sjneider por posición antirreglamentaria.
Caparrós seguía viendo descompensación en la lucha en el centro del campo e introdujo antes del descanso a Orbaiz por Ustaritz, que aparentemente, también padecía problemas físicos. Una peinada de Llorente abrió el fuego en una segunda mitad en la que el Athletic no pudo desprenderse del mayor dominio madridista. Entonces, apareció Van Nistelrooy, bien sujetado por los centrales rojiblancos y prácticamente inédito hasta entonces. Baptista, con el Sevilla, y Robinho, en las últimas campañas, han sido las bestias negras de los bilbainos y no se contaba con el holandés, que recogió un balón, enfiló hacia la portería y se sacó un potente zambombazo al que Aranzubia no fue capaz de replicar.
Con la ventaja en el marcador y la obligación de los locales afloró aún más la superioridad técnica de los madridistas y Koikili, muy rápido de reacción, evitó que repitiera Van Nistelrooy, que ya había sorteado la salida de Aranzubia. Poco después fue el palo el que no permitió una nueva muesca de Robinho ante uno de sus rivales predilectos.
Caparrós buscaba una reacción inmediata, quemó sus naves ofensivas sin dilación con Aduriz y Gabilondo y los rojiblancos no cejaron en su empeño, pero el gol de Van Nistelrooy pesaba como una losa.
El Real Madrid gestionaba con cierta soltura el encuentro y el Athletic iba cayendo presa de la ansiedad, si bien todavía tenía arrestos para aparecer por las cercanías de Casillas.
Una incursión de Koikili hasta la línea de fondo fue cortada en el suelo por Diarra y los locales reclamaron manos y el consiguiente penalti. Era una muestra de que los locales no arrojaban la toalla y hubo más como un disparo de Llorente excesivamente cruzado o una volea de Orbaiz a la salida de un corner, que no dejaron relajarse a Casillas.
El meta tampoco pudo hacerlo debido al lanzamiento de algunos objetos desde la grada, que provocaron su queja y también que el árbitro detuviera el juego unos minutos.
El partido no estaba sentenciado, pero sólo eran unos coletazos porque la precipitación iba concediendo más espacios al equipo de Schuster, que cuesta abajo se maneja como nadie. Su pléyade de jugones combinaba casi a placer y todavía Baptista dispuso de dos buenas opciones para seguir reclamando con goles su continuidad en el once. La primera, de lanzamiento directo de falta se le fue fuera por muy poco y la segunda resultó un disparo poco complicado para Aranzubia.
Schuster tuvo tiempo de devolver a la Liga a Guti, supuestamente reservado de inicio para el decisivo encuentro de Liga de Campeones y también de manera testimonial a Robben.
Un último cabezazo desviado de Aduriz ya en el último suspiro cerró las opciones de un voluntarioso Athletic que tuvo que rendirse ante los galones del líder.