Sin embargo, el resto de las cuestiones están muy abiertas y quedan muchos interrogantes por resolver. Por ejemplo: ¿por qué una guerra de cadenas de televisión? ¿Por qué TVE no y la Cuatro sí? ¿Por qué no para todas y para quien quiera emitirlo?

José Luis Rodríguez Zapatero, a la salida ayer de la sesión de control al Gobierno, puso su intrigante sonrisa para contestar a una pregunta sobre los futuros debates televisivos que, en buena medida, daba respuesta a todos estos interrogantes: «Habrá debates en las públicas y en las privadas, en la dependientes y en las independientes».

Zapatero no dijo más. Pero por encima de su intrigante respuesta, se adivinaba una fórmula muy norteamericana, y que en las cocinas de los partidos se está valorando.

Todo es tan fácil como celebrar un debate en un foro público, con un moderador aceptado por las dos partes y con un formato pactado. Y, a partir de ahí, que cada televisión decida si lo emite o no.

Es decir, un debate abierto a todos los que quieran estar, eludiendo la polémica de si TVE es gubernamental -una acusación que ha indignado a los profesionales de la televisión pública- o si unas privadas son más de derechas y otras más cercanas al PSOE.

La idea barajada y apuntada en cierta medida por Zapatero es que todas las cadenas televisivas puedan estar... si quieren. Luego, que cada cual busque sus tertulianos, sus comentaristas y sus análisis. Como si prefieren emitir House y no dar el debate.

De esta forma, Zapatero parece querer que la guerra entre cadenas de televisión no sea ni el objetivo central de la polémica, ni un pretexto para que no se celebren los debates.

No obstante, el número dos del PSOE, José Blanco, se reunió ayer con el coordinador de la campaña electoral del PP, Pío García-Escudero, para empezar a negociar la fórmula de los debates televisivos, «pero sin vetos y sin condiciones», dijo el dirigente socialista.

Blanco comentó a EL MUNDO que él fue a la reunión dispuesto a escuchar todo tipo de propuestas porque, sobre todo, el PSOE quiere que se celebren debates electorales.

El único acuerdo que se alcanzó es que habrá dos debates y, además, se apuntó que uno puede ser en la precampaña o en la primera semana de la campaña electoral, y el segundo en la última semana.

En cuanto a la propuesta insinuada por Zapatero, el dirigente del PSOE no ocultó que conocía que es una fórmula que se practica en muchos países con tradición de debates electorales televisados, pero indicó que no es una propuesta de su partido. «Estamos abiertos a todo. Es una opción más, pero no la única. Queda mucho por hablar y por negociar. Ni estamos a favor, ni en contra porque no hay condicionantes previos», dijo Blanco.

La reunión, que se celebró en terreno neutral -en un hotel de Madrid- fue un primer paso para garantizar que los españoles, después de casi 15 años, puedan volver a ver un debate político en televisión de los dos principales candidatos con posibilidades de gobernar. Los dos últimos los celebraron José María Aznar y Felipe González, cuando éste era presidente del Gobierno.

No obstante, fuentes socialistas indicaron que queda mucho por debatir, aunque valoraron positivamente la predisposición del PP y de su líder a celebrar los debates.

Blanco, ayer, insistió una y otra vez en que no quiere «ni vetos, ni condiciones previas, ni excusas», y aseguró que el PSOE sólo busca que en España empiece haber la costumbre democrática de hacer debates electorales televisados, «porque es un derecho que tienen los ciudadanos», apuntó.

Blanco comentó a EL MUNDO que se volverá a reunir con Pío García-Escudero la próxima semana para abordar las otras cuestiones pendientes, como los asuntos a debatir y sus tiempos, las televisiones donde se realizan, y concretar las fechas y el formato televisivo.

«El PSOE va a ir a ese segundo encuentro como ha ido a éste. Con ganas de celebrar los debates», dijo.

Eso sí, el PSOE considera absurdo debates monográficos como los planteados el martes por Mariano Rajoy, y es más partidario de buscar fórmulas de debate sobre política general, aunque se pueda distribuir el tiempo de cada uno de los asuntos que se vayan a tratar.