DANIEL G. SASTRE
BARCELONA.-
«Este es un día que no olvidaré nunca... Bueno, llevo unos cuantos días que no olvidaré nunca», dijo Carme Chacón, y el atestado auditorio se la imaginó vestida de blanco y diciéndole «sí» a Miguel Barroso. La ministra de Vivienda, a quienes sus compañeros del PSC proclamaron ayer oficialmente candidata al Congreso por Barcelona con un 98,5% de acuerdo, se casó el viernes en Esplugues de Llobregat y ayer ya estaba dando un mitin.
Ayer, en Montjuïc, todo el mundo sabía que Chacón se había casado, pero nadie había visto una sola foto del enlace, y muchos de sus colaboradores cercanos ni siquiera sabían en qué día había tenido lugar. El novio, que fue secretario de Estado de Comunicación de Zapatero, jugó al despiste para evitar a la prensa del corazón e hizo correr el rumor de que la boda se celebraría el sábado.
Le salió bien, y Chacón y Barroso pudieron casarse con la intimidad que deseaban: apenas una quincena de personas escucharon las promesas de amor y respeto que ambos se hicieron en el Ayuntamiento de Esplugues. Sin embargo, no todo puede ser convencional cuando la novia es ministra, y menos cuando sólo la separan tres meses de las elecciones generales, el acontecimiento más importante de su vida política. Por ello, los recién casados no tendrán, de momento, luna de miel, según confirmaron fuentes del PSC.
Ayer, José Montilla y Chacón lanzaron un mensaje de optimismo e identificaron al enemigo para las generales del 9 de marzo: es el PP, donde «están Rajoy, Zaplana y Acebes, los mismos que en 2004». La ministra llamó a «acabar con quien hizo el peor trabajo contra Cataluña».
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