Ya no tiene excusa: el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, debe hacer que la bandera española ondee «a diario» y en un lugar «preferente» de la balconada del Ayuntamiento. Lo dice la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Bilbao, en una sentencia contra la que no cabe recurso alguno y que obliga de facto al Consistorio de la capital vizcaína a cumplir con lo establecido en la Ley de Banderas.
El Ayuntamiento debe, además, hacerse cargo de las costas del proceso.
Hace tres días, Azkuna respiró tranquilo al ver cómo un juez de instrucción archivaba una denuncia contra él presentada por el sindicato Manos Limpias por su negativa a izar la bandera nacional, salvo un día al año y tan sólo durante unos minutos. «No es lo mismo poner la bandera en Madrid que en San Sebastián, Andoain o Bilbao», concluyó Azkuna.
Pero el TSJPV ha zanjado ahora el debate: la bandera española y la ikurriña deben estar presentes en la fachada de su Ayuntamiento de forma permanente porque así lo dice la ley.
La sentencia del Alto Tribunal Vasco, a la que ha tenido acceso EL MUNDO, rechaza un recurso de apelación interpuesto por el Ayuntamiento de Bilbao contra un pronunciamiento -emitido también por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJPV- de abril de 2005 que ya le obligaba a izar la enseña rojigualda.
El TSJPV estimó entonces la denuncia presentada por la Abogacía del Estado contra el Ayuntamiento de Bilbao, después de no haber recibido respuesta por parte de éste a un requerimiento formal previo para que cumpliera con lo establecido en la Ley de Banderas.
Ante el silencio de Azkuna y su equipo, la Abogacía del Estado inició los trámites legales para obligarle a hacerlo. Y, ahora, la decisión judicial es firme y sin recurso posible.
El Consistorio de la capital vizcaína había presentado un recurso de apelación contra la primera sentencia del TSJPV, porque consideraba que el acuerdo municipal al que llegaron los grupos el 14 de julio de 1988 le permitía no izar la bandera española salvo en el Día Grande de las fiestas de la ciudad.
Alegaba, además, la defensa de Azkuna que este acuerdo había estado vigente durante casi dos décadas sin sanción alguna, por lo que, cuando se recibió el emplazamiento de la Abogacía del Estado para que se izara la bandera, se tomó por «extemporáneo».
La Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJPV, presidida por el magistrado Luis Javier Murgoitio, es clara al respecto, apoyándose en la jurisprudencia establecida por el Tribunal Supremo: «No fue considerado extemporáneo ya que, en realidad, ni siquiera fue contestado [...] y estándose en presencia de una actividad e incumplimiento continuados, tal plazo [el artículo 44.2 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso Administrativa (LRJCA) establece dos meses para recurrir incumplimientos] permanece abierto mientras la situación -de ilegalidad, como veremos- continúe o permanezca».
Así las cosas, y amparándose expresamente en lo establecido el pasado mes de julio en la sentencia del Supremo que obligó a la academia de la Ertzaintza en Arkaute a izar la bandera española en su exterior y a diario, la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJPV -además de Murgoitio, la componen los magistrados José Antonio González Saiz y María del Mar Díaz Pérez- ha dictado sentencia rechazando el recurso de apelación presentado por el Ayuntamiento de Bilbao, condenándole a cubrir las costas del proceso y revalidando su primera sentencia, de abril de 2005.
No es la primera vez que sucede algo parecido en el País Vasco. En abril de 2004, otra sentencia del TSJPV obligó al Parlamento autonómico, a instancias de la Abogacía del Estado, a izar la enseña nacional en su fachada y en el Salón de Plenos.
A diferencia de lo que ocurre ahora con la de Bilbao, la sentencia sobre la Cámara vasca no era firme y sus servicios jurídicos la recurrieron. A la espera de que se resuelva este recurso, el Parlamento vasco sigue sin bandera española en su exterior ni en su Salón de Plenos, aunque sí en su sala de recepciones. El TSJPV tiene, otra vez, la última palabra.