El Gobierno tiene dinero como para hacer cinco proyectos de AVE más como el de Valladolid. Así de claro lo dejó ayer José Luis Rodríguez Zapatero, después de recorrer en una hora el trayecto Madrid-Valladolid. El presidente alardeó de que los 4.500 millones de euros invertidos en la línea de alta velocidad no llegan a la quinta parte del superávit de 2007.
El presidente del Gobierno, que viajó ayer en el primer tren de alta velocidad que cubrió el trayecto Madrid-Valladolid -con parada de 25 minutos en Segovia-, aprovechó la inauguración de la línea para jactarse de que la situación financiera del país es la mejor y de que las cuentas públicas son las correctas. «España está en el vagón de cabecera», apostilló, y «somos una economía de éxito que invierte en infraestructuras».
«Estamos en una España de progreso y bienestar económico», manifestó, para halagar después a los empresarios españoles que han ejecutado las obras y destacar su «excelencia». Zapatero recordó que, a finales de 2010, España será el país del mundo con más kilómetros de vías de alta velocidad. «Somos una economía que invierte en innovación y podemos conseguir ese objetivo, porque contamos con algunas de las empresas más competitivas del mundo», insistió.
Después de alardear de sus logros económicos y aplaudir la labor de los empresarios, el presidente decidió halagar al Ejecutivo de José María Aznar, por ser el que inició las obras del AVE a Valladolid, en 2001. «El Gobierno anterior puso en marcha y ejecutó una tercera parte» de la línea, destacó, pero también dejó claro que ha sido su Gobierno el que llevó a cabo los dos tercios restantes.
Zapatero adoptó su cara más conciliadora y señaló que el AVE Madrid-Segovia-Valladolid es «una obra histórica, de país y de todos, para una España de la cohesión y la convivencia». En opinión de Zapatero, el AVE supone «la cohesión más sólida e indestructible para un país», que sabe «distribuir con equidad y justicia las oportunidades». En este sentido, no pasó por alto advertir de que «lo que más une a los españoles es la comunicación a través de las infraestructuras».
El presidente del Gobierno, haciendo gala de sus raíces castellanoleonesas, recurrió al reclamo electoral para prometer a sus paisanos que el AVE llegará también a León y que beneficia ya al 30% de la población española. En este sentido, explicó, al detalle, el recorte de tiempo que supondrá viajar desde Madrid a Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra, Castilla y León y el Levante en alta velocidad.
Un viaje a León se recortará en una hora y 15 minutos; a Oviedo, en una hora y 10 minutos; a Valencia, en una hora y 15 minutos; a Santander, en una hora; a Bilbao, en una hora y 20 minutos; a Vitoria y a San Sebastián, en una hora.
Las declaraciones de Zapatero fueron asesoradas muy de cerca por la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, quien, junto con el presidente del Gobierno y el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, inauguró la nueva línea de alta velocidad. La ministra también alardeó de logros y destacó que «es la primera infraestructura de alta velocidad de conexión entre el centro y el norte de España, el primer paso hacia una ampliación de la red de comunicaciones con el noroeste español».
Al igual que Zapatero, también se puso la careta de conciliadora con los Gobiernos del PP y destacó el «esfuerzo colectivo» realizado tanto por los populares como por la Comisión Europea, que ha financiado un 14% de los AVE en España. La ministra dejó de ser la mujer de hierro por un día y se puso la máscara de la melancólica para recordar el día en que concluyó la perforación de los túneles de Guadarrama y unieron sus manos los trabajadores de ambos lados del mismo, en lo que calificó como «momento histórico de encuentro entre las comunidades autónomas de Madrid y de Castilla y León».
La anécdota de su discurso se produjo cuando hizo alusión a personajes ilustres vallisoletanos de las letras como Rosa Chacel, Miguel Delibes, José Zorrilla y Núñez de Arce, entre los que, en medio de las risas de los presentes, no dudó en incluir al propio José Luis Rodríguez Zapatero.
El encargado de ponerle la guinda al pastel fue el presidente de la Junta de Castilla y León, el popular Juan Vicente Herrera, que después de agradecer a Zapatero el AVE, se quejó de que en la comunidad sigan siendo deficientes la red de trenes convencionales.