Con aire relajado, traje informal -chaqueta oscura y camisa blanca él, jersey y pantalones negros ella- y gafas de sol, Sarko y su novia saludaron desde las escaleras del palacio poco después de aterrizar en la ciudad museo.

Ambos habían llegado a Luxor, situada a 700 kilómetros de El Cairo, a bordo de un Falcon 900 propiedad del hombre de negocios y amigo personal del líder francés Vincent Bolloré. El mismo que ya le dejó un avión y un yate para una escapada, esta vez a la isla de Malta, justo después de ser elegido el pasado mes de mayo.

Aquellas vacaciones maltesas dieron mucho que hablar en Francia, donde la oposición denunció el compadreo del presidente con los empresarios.

Ayer, un convoy compuesto por 16 vehículos esperaba a Nicolas Sarkozy y a sus acompañantes, que pusieron pie en el aeropuerto egipcio poco después de la una de la tarde. La caravana tomó una salida anexa y sometida a estrecha vigilancia.

Estaba previsto que el gobernante ocupara una de las seis suites del mencionado hotel de cinco estrellas, cuyo precio sobrepasa los 1.100 dólares la noche.

La pareja fue fotografiada por primera vez el día 15 de diciembre en el parque de atracciones de Disneyland Paris, en lo que algunos veían como un medio oportuno de hacer olvidar el controvertido recibimiento dispensado al líder libio, Muhamad Gadafi, en la capital francesa. Una visita por la que se ha acusado a Sarkozy de hacer la vista gorda en cuestión de Derechos Humanos con tal de lograr contratos para las empresas en Francia.

Las fuerzas del orden egipcias, que han permanecido en un plano discreto las vísperas de la visita presidencial, estaban ayer en alerta. Muchos fotógrafos tomaron posición en distintos barrios de la ciudad egipcia para tratar de obtener alguna imagen de Sarkozy -que anunció oficialmente el divorcio de su esposa, Cecilia Ciganer-Albéniz, el pasado 18 de octubre- en los brazos de Bruni. El romance ha despertado expectación al ser la primera vez que un mandatario se separa de su esposa en la historia moderna de Francia.

Después de pasear por Luxor, Sarkozy y sus acompañantes pondrán, la noche del día 27, rumbo a Sharm el Sheij, la ciudad balneario a orillas del mar Rojo, en la península del Sinai.

El jefe de la diplomacia francesa, Bernard Kouchner, que llegó a Egipto el lunes -según la agencia oficial egipcia, Mena-, se unirá al presidente junto a su compañera, Christine Ockrent, en una villa retirada y de acceso hermético en la bahía de Naama.

La lujosa residencia, situada en una vasta franja litoral y propiedad de un jeque de Abu Dhabi, tiene acceso directo al mar.

Allí también la seguridad será muy importante. Sobre todo porque la turística ciudad balneario fue en el verano de 2005 objeto de un atentado terrorista en el que murieron 65 personas y 110 resultaron heridas.

Recepción oficial

Cuando acaben las vacaciones, el presidente Sarkozy recalará el domingo por la mañana en El Cairo, donde le espera una delegación de cerca de 200 personas para una visita oficial de 24 horas, en la que, por supuesto, figura un encuentro con su homólogo Hosni Mubarak.

A mediodía del 31 regresará a París para poder presentar a los franceses sus deseos de Año Nuevo.

Carla Bruni, de 39 años (13 menos que Sarko) ha estado relacionada en el pasado con estrellas del rock como Mick Jagger y Eric Clapton, magnates como Donald Trump o ex ministros como Laurent Fabius. La cantante tiene un hijo de una relación previa, mientras que Sarkozy tiene dos de su primer matrimonio y otro más nacido de su relación con Cecilia.

Bruni se declaraba hasta ahora de izquierdas y ha arremetido especialmente contra la ley de inmigración impulsada por la derecha francesa, que contempla la posibilidad de ratificar con pruebas de ADN los lazos de sangre en el caso de las reagrupaciones familiares.

La Presidencia de la República ha declinado hacer comentarios sobre el viaje presidencial a Luxor alegando que se trata de un asunto privado del mandatario.

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Vea las fotos de 'Sarko' y Bruni en Luxor