Jueves, 27 de diciembre de 2007. Año: XVIII. Numero: 6584.
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ENTREVISTA: NICOLAS SARKOZY / PERSONAJE DEL AÑO 2007
«Los franceses me eligieron porque les hablé el lenguaje de la verdad»
«Les dije que el problema de Francia es que no trabajamos lo suficiente... Les dije que creía en la superioridad del mérito sobre el igualitarismo y el asistencialismo. No he ocultado nada y los franceses me han dado su confianza. Mi victoria es la de la Francia que rechaza el inmovilismo y la fatalidad»
RUBEN AMON / IÑAKI GIL

Nicolas Sarkozy (París, 1955) ha sido elegido por EL MUNDO como Personaje del Año 2007 y con este motivo ha concedido a este diario una entrevista exclusiva antes de su reciente viaje a Afganistán. Sarko se ha enfrentado con valentía a las reformas prometidas en la campaña electoral, pese al rechazo de amplios sectores de la opinión pública. También ha puesto a Europa sobre los raíles del Tratado Constitucional, ha despedazado el tabú americano y se ha erigido en símbolo de la diplomacia de la emoción.Así lo hizo con la liberación de las enfermeras búlgaras chez Gadafi, con el rescate de las azafatas españolas en Chad y con su empeño en liberar a Ingrid Betancourt.

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Pregunta.- La «ruptura tranquila» fue el eslogan de su campaña.Y la ruptura se está produciendo en estos momentos, pero no tranquilamente.La huelga de los transportes, la de los funcionarios y la de los magistrados, así como las manifestaciones de los universitarios se mezclan con el regreso de la violencia a los suburbios.

Respuesta.- No hay contradicción en lo que ustedes describen.Tienen razón al decir que lo que está pasando constituye una auténtica ruptura en relación con lo que se hacía antes. Es una nueva forma de hacer política. Fui elegido con un programa de reformas claro y ambicioso. Un programa que aplicaré, porque me comprometí a hacerlo ante los franceses. Durante la campaña me cansé de repetir: lo digo todo antes, para poder hacerlo todo después. Fui elegido y cumpliré todas mis promesas. Porque ésa es mi concepción de la política. Hay que pasar mucho tiempo discutiendo, escuchando y explicando las cosas. Hay que asociar los actores sociales a las reformas. Y todo eso lleva tiempo. Todo esto es complicado y, a veces, surgen incomprensiones. Algo inevitable, sobre todo en un país que estaba acostumbrado a que nada se moviese o, a lo sumo, a que se moviese sólo un poquito. Las cosas avanzan y el diálogo prosigue. Las reformas se están haciendo realidad progresivamente y en un clima de concertación social. Y ésa es la prueba evidente de que mi método no es el peor.

P.- El método también se relaciona con la imagen de un presidente que quiere resolver todos los problemas en primera persona. Nicolas Sarkozy es jefe del Estado, jefe de Gobierno, ministro... ¿Qué le inspira esta reputación de providencialista y omnipresente?

R.- Los que se preocupan por el hecho de que el primer ministro y su Gobierno tengan poco que hacer conocen realmente mal la carga colosal que representa la gestión gubernamental. Créame, hay trabajo para todo el mundo. Y la experiencia demuestra que cuanto más trabaja el presidente, más trabaja el Gobierno.

P.- Algunos comentaristas aseguran que eclipsa usted al primer ministro. En la reforma de la Constitución, ¿no debería suprimirse ese cargo y adoptar abiertamente un sistema presidencialista, como en EEUU?

R.- No creo que sea buena la supresión del puesto de primer ministro.Tampoco creo, además, que haga falta calcar nuestro sistema del modelo presidencial americano, que no se corresponde ni con nuestra tradición política ni con nuestra cultura institucional.

P.- También se cuestiona la rapidez con la que quiere poner en marcha las reformas. ¿Cree que Francia está preparada para aceptar tantos cambios en tan poco tiempo? ¿La sociedad francesa es refractaria a los cambios?

R.- Francamente, que se me reproche trabajar demasiado me parece más bien un cumplido en un país que, durante tanto tiempo, reprochó a sus dirigentes todo lo contrario, es decir, que no hacían nada.Dicen que voy demasiado rápido. Pues, a mi juicio, eso es menos grave que si las cosas fuesen demasiado lentas. Sobre su segunda pregunta, quiero decirles que no creo que Francia sea refractaria al cambio, como algunos quisieran pensar. Lo que yo constato es que los franceses me dieron una amplia mayoría, con un programa ambicioso, para asumir el riesgo de un determinado número de rupturas. La decisión de los franceses de conducirme a la Presidencia es, pues, la prueba de que Francia no es ese país miedoso y encerrado en sí mismo que algunos describen. Por mi parte, siempre pensé que los franceses no temen al cambio. Al contrario, esperan y desean romper con el inmovilismo. Creo que los franceses me eligieron ante todo porque se dieron cuenta de que les hablé con el lenguaje de la verdad. Yo les dije que el problema de Francia es que no trabajamos lo suficiente, porque, durante demasiados años, el trabajo se infravaloró. Les dije que, trabajando más, podríamos arreglar el problema del poder adquisitivo. Les dije que creía en la superioridad del mérito sobre el igualitarismo y el asistencialismo.No he ocultado nada y los franceses me han dado su confianza.Mi victoria es la de esa Francia que rechaza el inmovilismo y la fatalidad.

P.- En estos primeros meses de ejercicio, ha tenido repercusión la política de inmigración. ¿Cree que la unificación de la Inmigración y de la Identidad en un único Ministerio fue un error? ¿No le parece que ha ido demasiado lejos con la realización de los test de ADN a los inmigrantes?

R.- A mi juicio, la identidad nacional se define a través de la esencia misma de la Nación: una lengua, un patrimonio intelectual, una historia y unos principios fundamentales, como el de la igualdad entre todos los ciudadanos, especialmente entre hombres y mujeres.La adecuada integración de las poblaciones inmigrantes en Francia pasa por su adhesión plena y completa a esta identidad nacional.La instalación definitiva de un inmigrante en Francia supone, por su parte, el dominio del francés, la aceptación de una cultura y de unos valores que son el cimiento de la comunidad nacional.Porque, al final, lo que está en juego es la cohesión de nuestro país, su unidad y su carácter indivisible. Los tests de ADN no guardan relación directa con la cuestión de la identidad nacional.De acuerdo con una práctica habitual en 12 países de la Unión Europea, la ley del 20 de noviembre de 2007 permite la utilización de tests de ADN, siempre de una forma absolutamente voluntaria, para probar un vínculo de filiación, cuando no existen documentos de estado civil fiables y, para poder autorizar de esta forma a que un niño de nacionalidad extranjera se reúna con sus padres en Francia. Lo único que hizo esta reforma fue introducir un instrumento pragmático y habitual en la mayoría de los grandes países que acogen inmigrantes.

P.- Ha sido usted muy duro con las regularizaciones de inmigrantes hechas por Zapatero. También declaró que los extranjeros legalizados en Francia debían ser, en un 50% al menos, trabajadores. ¿Cree que ese proyecto es realizable?

R.- Hemos tenido divergencias sobre las regularizaciones masivas de extranjeros en situación irregular. Eso es un hecho que hemos explicado. También es cierto que el mercado de trabajo de España es diferente al de Francia, así como las necesidades respectivas.Pero la libre circulación de personas en Europa nos obliga, por encima de las necesidades puntuales de nuestras economías, a realizar una aproximación concertada a los fenómenos de la inmigración.Y en este punto, no creo que haya desacuerdos con nuestros amigos españoles. De hecho, éste será uno de los temas importantes de la próxima cumbre franco-española y de la Presidencia francesa de la UE.

P.- En relación a esa cumbre prevista para el 10 de enero, ¿qué orientación desea imprimirle a las relaciones bilaterales?

R.- Es una oportunidad para evaluar el avance de nuestras relaciones y de los grandes proyectos comunes que tenemos. Pienso, en primer lugar, en las interconexiones entre los dos países. En este terreno, llevamos un retraso que puede ser comprensible -los Pirineos no son una barrera fácil de franquear-, pero no es aceptable para dos grandes socios europeos. A Francia y a España les interesa tener un sistema de conexiones ferroviarias, marítimas y eléctricas a la altura de sus economías respectivas. Es necesario también que seamos capaces de tener en cuenta las cuestiones medioambientales y, como es lógico, el punto de vista de las poblaciones locales.En definitiva, deseo que esta cumbre permita diseñar las interconexiones futuras entre los dos países y llegar a un acuerdo sobre su calendario de realización. También tenemos que impulsar nuestras alianzas industriales. Pienso, especialmente, en el ámbito de la energía.Por último, me parece importante que reforcemos nuestra cooperación en cuestiones concretas, como por ejemplo la lucha contra el tráfico de estupefacientes o la lucha contra la inmigración clandestina.

P.- Y el terrorismo de ETA. ¿Qué lectura hace del hecho de que ETA haya cometido un atentado mortal en territorio francés? Es el primero en su país desde 1976.

R.- ETA debe saber que la unidad entre Francia y España es total en materia de lucha antiterrorista. La violencia es una camino sin salida. El asesinato de los guardias civiles en Francia nos afectó especialmente. El mensaje a ETA tiene que ser muy claro: el hecho de que mate a un lado u otro de la frontera no cambiará nada en nuestra determinación de encontrar a los responsables de estos actos y acabar con el terrorismo. La cooperación operativa en el ámbito de la lucha contra el terrorismo vasco es ejemplar.Zapatero y yo hemos decidido dar un paso más, poniendo en marcha un equipo permanente de investigación.

P.- Usted conoce muy bien el problema porque fue ministro de Interior. Ahora tiene una nueva responsbilidad. Pero, ¿qué representa realmente la estructura de ETA en Francia? ¿Cuál es el grado de penetración de la banda terrorista en su país? ¿Qué fue del santuario etarra?

R.- No quiero entrar en detalles sobre la implantación de ETA en Francia, porque podría perjudicar la eficacia de la lucha que estamos llevando a cabo contra ella. Eso sí, quiero llamar su atención sobre un punto: los golpes que le hemos dado a la organización desde hace varios años han sido muy serios. La prueba es que, unos días después del atentado, pudimos detener a dos de los tres presuntos autores del asesinato de los guardias civiles Centeno y Trapero. Desde hace muchos años, Francia está comprometida en la lucha contra ETA y, hoy, nadie puede decir que dejamos actuar libremente a esta organización en territorio francés.

P.- España y Francia parecen funcionar de acuerdo a un efecto de mimetismo. A menudo, sobre todo en el ámbito político, se ven llegar fenómenos que ya se produjeron en su país. En estos momentos, en España estamos en vísperas de las elecciones generales.¿Podría decirnos hacia qué opción se orienta, teniendo en cuenta que Mariano Rajoy es uno de sus amigos?

R.- Está claro que entre dos grandes países vecinos hay influencias recíprocas y permanentes. En la época del franquismo, Francia representó para muchos españoles una ventana abierta hacia la libertad y la democracia. La influencia de la explosión cultural española de finales de los años 70 y 80 fue muy importante en Francia. En el ámbito político, los avances de Europa y la apertura hacia el exterior de nuestras sociedades y de nuestras economías hacen que la concertación entre países sea esencial, si se quiere que las políticas nacionales sean realmente eficaces. Lo hemos visto, por ejemplo, en materia de inmigración y se puede constatar, asimismo, en el ámbito de la protección medioambiental o de las interconexiones. En este sentido, a la Francia que está lanzada hacia un proceso ambicioso de modernización le interesa observar muy de cerca lo que se está haciendo en España.

En cuanto a las opciones políticas que va a tomar el pueblo español en las próximas elecciones legislativas, es a él y sólo a él al que le corresponde decidir. Mantengo muy buenas relaciones de amistad y de trabajo con José Luis Rodríguez Zapatero. También conozco muy bien a Mariano Rajoy, por el que siento una gran estima y cuya enorme capacidad reconozco

P.- De España, a Europa. Usted criticó al Banco Central Europeo (BCE) y subrayó la amenaza que representa la fuerza del euro, sobre todo en el ámbito de las exportaciones. Pero Alemania no compartía esa opinión. En la actualidad, sin embargo, y consciente del perjuicio que un euro fuerte podría ocasionar a Airbus, la canciller Angela Merkel parece asumir sus posiciones.

R.- Lo que dije es que no me parecía ilegítimo y que, incluso, me parecía necesario reforzar el diálogo entre el Eurogrupo y el BCE, sobre todo en materia política cambiaria. Me felicito por la convergencia franco-alemana en cuestiones monetarias.Se trata de una convergencia más amplia que un simple acuerdo franco-alemán, porque [el ex primer luxemburgués Jean Claude] Juncker, [el presidente del BCE, Jean Claude] Trichet, y [el comisario de Economía de la UE, Joaquín] Almunia, viajaron recientemente a China, enviados por el Eurogrupo, para mostrar nuestra preocupación a las autoridades chinas, al igual que hice yo mismo personalmente durante mi viaje a Pekín. Me parece muy preocupante, en cambio, que, por culpa del cambio monetario, una gran empresa europea como EADS esté pensando en trasladar una parte de sus actividades a la zona dólar. Es una situación de la que tenemos que hablar.Y al decir esto, no estoy cuestionando la independencia, el estatus y el papel del BCE.

P.- ¿No cree que sería necesaria cierta armonización fiscal como consecuencia de la moneda única?

R.- Es un tema muy difícil que divide a los Estados miembros.Tendremos que avanzar con pragmatismo. Desde el verano hemos avanzado sobre el IVA y, en este tema, es esencial que dotemos a los Estados de un mayor margen de maniobra.

P.- Ha aludido a la preocupación de China. ¿Cree necesario, como dice, arbitrar medidas proteccionistas en el seno de la UE para preservar la economía comunitaria?

R.- Cuando hablo de protección, sobre todo en el ámbito comercial, no se trata en absoluto de defender la idea de que la Unión Europea debe convertirse en una fortaleza proteccionista. Lo que quiero decir es que no podemos ser ingenuos y, por lo tanto, las reglas que se aplican tienen que ser las mismas para todos. Hay que establecer las condiciones de una competencia leal, sobre todo ante grandes países emergentes como China. Cuando no se dan dichas condiciones, nuestro deber es poner los medios apropiados para reequilibrar la situación. Y eso no es proteccionismo, sino realismo.Un realismo que tiene que permitir a las empresas europeas preservar su competitividad en condiciones de igualdad y, de esta forma, regular los efectos de la globalización. En este sentido, hablamos de exigencia de reciprocidad, para defender mejor los intereses europeos en la globalización y para preservar la capacidad de atracción y de competitividad.

P.- Francia presidirá la UE en el segundo semestre de 2008...¿El nuevo Tratado de Lisboa sacará de su actual impasse a la Unión Europea? ¿No se necesitan en estos momentos nuevas ambiciones europeas?

R.- La ambición europea debe ser la de responder eficazmente a los grandes desafíos que se nos están presentando. Y lo que queda por hacer es mucho. Hay que proseguir el esfuerzo en materia de lucha contra el calentamiento global y, por otra parte, hay que ir más allá en el ámbito de la política energética. Hoy en día, la ambición europea es también responder a cuestiones que nos conciernen directamente, como las migraciones y las relaciones que deseamos enriquecer en el espacio europeo. Se trata de plantearnos de nuevo la cuestión de la seguridad de Europa, tanto en el mundo como en el seno de nuestras fronteras. Como ven, las nuevas ambiciones europeas existen. Lo que tenemos que hacer es ponerlas en marcha los próximos meses.

P.- También parece que se ha erigido usted en protector de la energía nuclear...

R.- Defiendo la idea de que la energía del futuro, que es la energía nuclear, no debe reservarse sólo a los llamados países desarrollados, sino que debe beneficiar también a los países en vías de desarrollo, tanto en el Magreb como en otras partes.

P.- Redundando en la cuestión de la energía atómica, ¿cree que es lícita la aspiración de Irán de dotarse de energía nuclear?

R.- En el caso de Irán, nadie considera que las actividades sensibles sean creíbles sólo para objetivos civiles. Irán no tiene central nuclear alguna que pueda asumir el combustible que fabricaría.Según la última evaluación hecha pública recientemente por parte de EEUU, Irán habría puesto en marcha un programa de concepción y fabricación de armas nucleares y, después, lo habría interrumpido en 2003. Por una parte, sería grave que Irán haya desarrollado y pueda conservar elementos de dicho programa de armas nucleares, al tiempo que formaba parte del Tratado de No Proliferación Nuclear.

Por otra parte, Irán sigue trabajando en actividades nucleares duales, que son la clave principal para fabricar el arma atómica.Es, pues, necesario que la comunidad internacional siga acentuando la presión sobre Irán, al tiempo que se prosiguen los esfuerzos de diálogo. Hemos propuesto a Irán, con el apoyo de la Unión Europea, cooperar en numerosos ámbitos, sobre todo en el del desarrollo de un programa nuclear civil, siempre que suspenda sus actividades sensibles y acepte negociar.

P.- Francia tiene un plan de desarrollo ambicioso en el Magreb, donde se está esperando todavía una solución para el problema del antiguo Sáhara español.

R.- Sobre el Sáhara Occidental, al tratarse de un conflicto que dura desde casi 30 años y en el que se intentaron muchas iniciativas hasta ahora sin éxito, tengo que decir que las cosas no son fáciles.Lo que está claro es que la nueva dinámica impulsada en las reuniones de Manhasset, cerca de Nueva York, entre las diferentes partes y bajo la égida de la ONU, representa una buena noticia y esperamos que permita a las partes encontrar, juntas, una solución duradera, realista y aceptable para todos. En este sentido, apuntan también los esfuerzos realizados por España. Con este espíritu, Francia votó, el 31 de octubre de 2007, la resolución 1783 del Consejo de Seguridad, que precisa que es necesario «alcanzar una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable, que permita la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental». Los marroquíes presentaron un plan de autonomía que constituye una base de negociación, que nosotros hemos calificado de seria.

P.- Ha defendido usted a Hugo Chávez como interlocutor de la liberación de Ingrid Betancourt. ¿No cree que el presidente venezolano está dando razones a la comunidad internacional para preocuparse?

R.- Recibí al presidente Chávez en París, con el fin de analizar con él los esfuerzos puestos en marcha en el marco de su mediación, para conseguir una solución humanitaria en Colombia. Ustedes conocen la importancia que le doy al drama de los rehenes de las FARC, entre los que figura nuestra compatriota, Ingrid Betancourt.Su liberación es una prioridad para mí. Y deseo renovar desde aquí mi agradecimiento más efusivo por la ayuda constante aportada por España en este tema. Francia también le está agradecida al presidente Chávez por las iniciativas que ha llevado a cabo.La anunciada liberación de Clara Rojas, de su hijo Manuel y de la senadora Consuelo de Perdomo, crearía un contexto favorable para actuar de inmediato en pro de una solución humanitaria para los rehenes. Pedimos a todos que redoblen los esfuerzos, teniendo como preocupación principal la suerte de los rehenes y como único objetivo, su liberación, y aprovechando todas las aportaciones posibles. Por eso, deseamos que el presidente Hugo Chávez pueda seguir aportando su contribución.

«No me siento solo en el Elíseo»

P.- Se imaginaba así la Presidencia?

R.- No sé si se puede decir que me haya imaginado la Presidencia de la República Lo que está claro es que me había preparado para ella y que había reflexionado en profundidad sobre lo que debía significar el papel que debía jugar, el grado de implicación que debería tener, especialmente en la puesta en marcha de las reformas. A mi juicio, el presidente de la República es elegido para gobernar, no para dedicarse a la contemplación. Y dado que ha sido elegido, tiene toda la legitimidad para actuar. Eso sí, una vez que el Presidente gobierna, también está obligado a rendir cuentas, porque no puede haber poder sin responsabilidad.

P.- ¿Se ha sentido solo en el Elíseo?

R.- En absoluto. Aquí, en el Elíseo, estoy rodeado de un equipo de asesores extraordinarios y muy unidos. Además me siento apoyado en mi actividad por un gobierno de un enorme talento, compuesto por mujeres y hombres que representan la diversidad y la apertura de nuestro país y que realizan un trabajo extraordinario.

«Reivindico la amistad con EEUU»

P.- Usted derribó el tabú americano ¿Hasta qué punto Nicolas Sarkozy es un líder atlantista?

R.- Es cierto que siempre he reivindicado mi amistad con Estados Unidos. Pero eso no significó nunca que estuviese de acuerdo en todo con lo que Estados Unidos hacía. Siempre pensé que EEUU cometió un error y Francia cumplió con su deber, al advertírselo.Pero, a mi juicio, la fuerza del vínculo trasatlántico va más allá de nuestras divergencias, incluso aunque sean tan serias como durante la Guerra de Irak. La amistad entre ambos países se forjó en la lucha común contra los totalitarismos. Con EEUU, compartimos valores universales y una misión histórica al servicio de la libertad. Nuestra relación debe ser la de unos socios libres, la de unos amigos fieles y exigentes. Nuestro diálogo debe ser constante, franco y basado en el respeto mutuo. Siempre me sentiré libre de decirle lo que pienso a nuestros amigos estadounidenses, cuando crea que se estén equivocando. Siempre pensé que era estéril enfrentar la defensa europea con la Alianza atlántica.

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