El empresario y showman televisivo salió ayer de la clínica en una silla de ruedas, aunque cuando lo llevaron al lado del coche que lo esperaba demostró que podía levantarse y saludó a la prensa desde lejos. Después se despidió del personal de la Ruber, con quien se mostró agradecido.

Durante los seis días que ha pasado en el hospital, Moreno no ha sido operado, aunque en un principio se temía que le debieran operar del ojo de manera urgente. Le intervendrán, pero más adelante. Por ahora, según fuentes cercanas al empresario, sufre algún problema de visión.

Según el parte médico del hospital, sufre una fractura conminuta en el maxilar izquierdo (es decir, tiene la mandíbula rota en varios fragmentos pequeños), otra en la órbita ocular izquierda «con desplazamiento en la base de la misma», un traumatismo craneoencefálico con fractura en el temporal derecho y montones de traumatismos por todo el cuerpo.

Pese a todo, familiares y allegados de Moreno afirmaron ayer que su recuperación ha sido «sorprendente incluso para los médicos», puesto que la paliza que recibió era tan grande que no esperaban que recibiera el alta ayer, sólo seis días después del suceso. De todas formas, Moreno tendrá que seguir recuperándose en su casa durante las próximas semanas.

Por ahora, como contaba su sobrino Alberto, «sólo quiere volver a la normalidad», estar con su familia y amigos y reponerse del susto. Además, el creador de Macario, Rockefeller y Monchito quiere volver a trabajar pronto.

De hecho, el pasado martes, día de Navidad, Moreno pasó toda la mañana trabajando en un guión de su serie Escenas de Matrimonio. Según los amigos del productor, como Moreno «es un hombre que lo hace casi todo en su empresa» se le ha acumulado mucho trabajo durante la semana que ha perdido en el hospital, así que está deseoso de volver al trabajo.

Tanto sus allegados como los familiares aseguraron que la fortaleza mental del agredido está siendo clave en su recuperación. Moreno está bien de ánimo pese a la impresión tan fuerte que supone sufrir un atraco violento en la casa propia. De momento los médicos no le han operado, pero en el futuro tendrán que realizarle por lo menos una intervención quirúrgica en el ojo izquierdo y en el pómulo, donde sufre la rotura múltiple.

Sin embargo, el empresario, de 60 años, aseguró a sus amistades que estaba contento por la buena evolución que han tenido estas dos lesiones, las más graves de las que le provocó la banda de ladrones.

Además, le había animado mucho, según amigos suyos, el hecho de que las otras lesiones, como la fractura del cráneo, se le hayan curado con tanta rapidez. Los más cercanos a él dicen que le gusta cuidarse mucho que hace bastante deporte para mantenerse en forma, y eso le ha ayudado mucho durante la convalecencia.

En cuanto a la investigación, fuentes de la Guardia Civil señalaron que ayer se volvió a tomar declaración al ventrílocuo y que se sigue investigando su entorno más cercano. Por ahora no se ha practicado ninguna detención. La noche fatídica comenzó a las 23.45 horas del pasado miércoles en el chalé que tiene el empresario en Boadilla del Monte. Cuatro asaltantes se colaron en la casa mientras otros dos se quedaron acechando para cubrir a sus compañeros.

Redujeron a los dos escoltas y a seis empleados del servicio doméstico que en ese momento estaban en la casa. A todos los recluyeron en dos cuartos de baño de la casa. Ninguno de estos resultó herido en el atraco.

Cuando tenían encerrados a todos, continuaron su expedición por la mansión del productor. En la biblioteca de la primera planta, donde Moreno estaba viendo la televisión, lo sorprendieron. Le exigieron las combinaciones de las tres cajas fuertes que había en la casa, pero él se negó a darlas, por lo que ellos le pegaron.

Aparte de las muchas patadas y puñetazos que recibió, también le golpearon con un hacha en la cabeza, aunque no con el filo. Moreno luchó encarnizadamente con sus asaltantes, que iban cubiertos con capuchas y por eso él no les pudo ver el rostro ni reconocerles, según declaró el pasado lunes a los agentes de la Guardia Civil.

Después de golpearle las primeras veces en la biblioteca, lo arrastraron por la casa hasta el dormitorio, donde había una caja fuerte. Le volvieron a exigir la contraseña y él se negó de nuevo, para mayor ira de sus agresores. Le tiraron al suelo y le siguieron pegando puñetazos y patadas hasta que les dio la clave para abrir la primera caja de caudales.

El botín fue más bien pequeño, a falta de determinar si faltan más cosas de la casa. Se llevaron unos 1.000 euros en efectivo y algunas joyas, además de ciertos documentos que Moreno guardaba en la caja, en principio contratos de trabajo y papeles relacionados con sus negocios.

Ramón González, concejal de Seguridad de Boadilla del Monte, sostuvo hace unos días que la banda de asaltantes sabía exactamente lo que se iba a encontrar. «Entraron provistos de inhibidores de frecuencia y de otros aparatos electrónicos capaces de desmantelar las alarmas», explicó González, que declaró que los delincuentes neutralizaron con facilidad las numerosas medidas de seguridad porque conocían de antemano su naturaleza.

Por eso y por el botín de los ladrones, más bien exiguo para la profesionalidad con la que actuaron, las sospechas se centraron los días pasados en una venganza personal contra el empresario, quizá camuflada de robo para despistar a los agentes. La Policía Judicial de la Comandancia de Madrid y de Boadilla se han hecho cargo de las investigaciones.

Ayer, recién salido del hospital, Moreno volvió a prestar declaración ante los guardias civiles, a quienes ya había asegurado el lunes pasado que no pudo ver las caras ni reconocer a sus asaltantes.

elmundo.es

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