«¡Nicolas!», «¡Carla!»; los turistas reclamaban ayer a gritos a Nicolas Sarkozy que se acercara para tener una foto souvenir con él, cuando llegó con su nueva pareja, Carla Bruni, a visitar el Valle de los Reyes, en Luxor, la primera excursión de su viaje privado en Egipto.
Después de un almuerzo en el Nilo a bordo de una pequeña barca, la pareja -acompañada de uno de los hijos del jefe de Estado francés, Jean, y su novia, permanecieron discretamente en el sitio arqueológico de Karnak, jugando al gato y al ratón con los numerosos fotógrafos profesionales que los perseguían.
Estos últimos han realizado múltiples fotografías de la pareja, especialmente en momentos en que Carla Bruni abrazaba al presidente galo, una escena que se repitió en muchas ocasiones durante el periplo turístico.
Completando su intensa jornada como es ya su costumbre, Sarkozy salió por la noche a hacer jogging, a lo largo del amplio paseo que discurre frente al hotel de lujo donde se alojan. Con vestimenta informal, camisa a cuadros en el caso del mandatario, camisola blanca en el de ella, la pareja había iniciado la jornada explorando, sin separar sus manos en ningún momento, dos tumbas de faraones del Valle de los Reyes, un sitio desértido rodeado de montañas pedregosas.
«¡Es bello!», exclamó el jefe de Estado ante la prensa. Imitando a los paparazzis, turistas de las más variadas nacionalidades aguardaban tras las rocas, máquinas de fotografía en mano, la salida de la pareja Vip de la sepultura de Séti, la más bella de todas y excepcionalmente abierta ayer.
«Mister President», lanzó un británico que quería provocar la atención de Nicolas Sarkozy para poder inmortalizar la escena. El presidente, rodeado de sus guardaespaldas, saludó con un gesto de la mano. Serge y Martines, ambos de París, los siguieron hasta la salida del recinto. ¿Qué pensarían ellos de este romance conocido a tan solo dos meses del divorcio del jefe de Estado? «Es su vida, ellos hacen lo que quieren», dijo Martine.
Un criterio compartido también por Sylvie, de vacaciones junto a su familia, quien decía encontrar a Carla «muy bella», pero dijo que le parecía una «devoradora de hombres», fundamentándolo en la cantidad de amoríos conocidos que había tenido previamente.
«Dos meses después de su divorcio, es un poco pronto para mostrararse con Carla», estimaba por su parte Liza, de Sudáfrica.
Sin embargo, los egipcios parecían muy poco interesados por la sorpresiva visita.