Lunes, 31 de diciembre de 2007. Año: XVIII. Numero: 6588.
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El futuro de la humanidad se fragua en la familia (Juan Pablo II)
 ESPAÑA
3 cardenales critican ante una gran multitud las leyes sobre la familia
Cientos de miles de fieles protagonizan un gran acto litúrgico en el que tres cardenales critican las leyes que la desvirtúan / Rouco asegura que la Iglesia no quiere imponer su modelo pero pide que sea «comprendido y aceptado»
JOSE MANUEL VIDAL

MADRID.- Apoteosis católica en la plaza de Colón de Madrid. La Iglesia española se echó ayer de nuevo a la calle. Cientos de miles de personas reivindicaron un sitio al sol social de su forma cristiana de ser y sentirse familia. Con dos grandes triunfadores: el cardenal Rouco Varela, y el Camino Neocatecumenal. Con tres cardenales que no se cortaron a la hora de denunciar las leyes contra la familia. Y con una sorpresa histórica: la presencia y la bendición de un Papa virtual.

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«Saludo a los participantes en el Encuentro de las Familias que se está llevando a cabo este domingo en Madrid», dijo Benedicto XVI desde la ventana de los palacios pontificios que asomaba excepcionalmente desde una gran pantalla a la plaza de Colón. Y en un discurso más largo de lo esperado, el Papa aprovechó para proclamar la «belleza» del matrimonio basado «en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer». Y también subrayó que «los padres tienen el derecho y la obligación fundamental de educar a sus hijos».

Eran dos mensajes implícitos contra la ley de los matrimonios gays y la asignatura de Educación para la Ciudadanía. O dos reivindicaciones hechas en positivo. «Pongo los frutos de esta celebración en manos de María», concluyó Benedicto XVI, ante el júbilo de la multitud, que prorrumpió en vivas y aplausos. Era el refrendo papal al catolicismo español, que reivindicaba su carta de ciudadanía.

Su presencia era también un espaldarazo al cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Por primera vez en la Historia un Papa entraba en directo desde Roma. Lo cual habla a las claras de la preocupación vaticana por la deriva de la legislación sobre la familia en España y de la enorme influencia en Roma del purpurado madrileño.

Rouco, exultante, presidió toda la celebración. Una larga liturgia de la Palabra. Con pocos signos externos (la organización había aconsejado incluso no llevar banderas). Muchos testimonios, cánticos y oraciones. Y alguna pancarta: «Mamá-Papá-Mujer-Hombre». La Iglesia quiso despojar el evento de cualquier connotación política. Y tampoco quiso ir a la contra en sus mensajes. «Ofrecemos nuestro testimonio. No lo imponemos», dijo Rouco. Para añadir de inmediato: «Pero sí pedimos que sea comprendido y aceptado». Es lo que en círculos católicos se llama el cristianismo de presencia: la Iglesia sale de las sacristías y reivindica su participación pública.

Y es que la Iglesia tiene una palabra importante que decir a la sociedad. Porque, como dice el cardenal de Madrid, defiende «la gramática de Dios». Es decir, que el matrimonio y la familia «vienen determinadas por Dios a través de la naturaleza del ser humano». Por eso, «ni las personas particulares, ni los grupos sociales, ni la sociedad en su conjunto, ni la autoridad del Estado pueden manipular a su gusto sus orígenes, su naturaleza y sus propiedades esenciales».

«El núcleo de la sociedad»

Algo que, a juicio del arzobispo de Madrid, se incumple en España. De ahí que denunciase que «nuestro ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás respecto a lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas reconocía y establecía hace ya casi 60 años, a saber que 'la familia es el núcleo natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a ser protegida por la sociedad y el Estado'».

Más duros todavía estuvieron los otros dos cardenales que intervinieron en el acto. El de Toledo, Antonio Cañizares, sostuvo que «la familia española está siendo sacudida en sus cimientos con legislaciones inicuas e injustas», y que «la salvaguarda del matrimonio es hoy el primer problema social». Y el de Valencia, Agustín García Gasco, alegó que «la cultura del laicismo radical es un fraude y un engaño, no construye nada, sólo desesperanza por el camino del aborto, del divorcio exprés, y de una ideología que quiere manipular a los jóvenes». Esto, a su juicio, no respeta la Constitución y conduce «a la disolución de la democracia» .

Por su parte, el presidente del episcopado, Ricardo Blázquez, señaló que la familia no es tradicional en el sentido de «anacrónica», sino porque «hunde sus raíces en la misma naturaleza humana; es antigua y nueva, la medida de su verdad es su perduración; es como el vino de solera».

El otro gran protagonista de la mañana fue Kiko Argüello, el fundador del Camino Neocatecumenal, que colocó en Colón a más de 300.000 neocatecumenales. Y su líder se encargó de que se notase su presencia: «¡Levantad las pancartas del Camino!». Y sus fieles le siguieron y corearon sus consignas e, incluso, entonaron con él el «Resucitó», el himno de los Kikos.

El Camino se consagra como la fuerza popular eclesial de la Iglesia en España. La que más gente moviliza y la que más poder real tiene. Los demás movimientos (desde Comunión y Liberación a los Legionarios o los Focolares) se quedan muy por detrás. Pero todos juntos forman las auténticas «legiones» de la Iglesia española. Orgullosas de su fe y deseosas de una mayor relevancia tanto eclesial como social. Y eso lo están consiguiendo también de manos del cardenal de Madrid.

Rouco se fía de los nuevos movimientos neoconservadores y éstos le responden siempre y nunca le defraudan. Aunque esta vez, en el éxito de la Jornada de la Familia también tuvo mucho que ver la Cope, que lleva días volcándose con el evento. Y los colaboradores más cercanos del cardenal alababan abiertamente la postura de la cadena de los obispos.

De su mano y de la de Kiko, Rouco Varela se ha convertido en el gran triunfador. Llena las plazas, hace que los fieles entierren su catolicismo vergonzante y consigue el aval del mismísimo Papa. Con estas credenciales se postula para tomar de nuevo las riendas de la Conferencia Episcopal en las elecciones del próximo mes de marzo. En la jerarquía actual no tiene rivales. Sólo los 41 obispos que lo arroparon son suficientes para llevarlo en volandas a la presidencia. Aunque las elecciones siempre pueden dar sorpresas.


PROTAGONISTAS

Rouco Varela: «La experiencia diaria nos enseña lo que sucede a las personas y sociedades cuando no construyen el matrimonio y la familia sobre el fundamento sólido de la institución divina: vidas rotas, sufrimientos, desorientación y desamparo».

García Gasco: «Los poderes públicos deben proteger y defender la familia, no socavar sus fundamentos».

Cañizares Llovera: «No tengamos miedo, abramos las puertas a Cristo, contemos con la fuerza de Dios, reclamemos nuestros derechos inalienables».

Kiko Argüello: « Hay que defender el don de la familia frente a gobiernos ateos y laicos».

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