Los simpatizantes de la ex primera ministra Bhutto se mostraban ayer exultantes al encumbrar a su hijo como sucesor.

El joven heredero tendrá como regente a su padre, Asif Zardari, nombrado copresidente del Partido del Pueblo de Pakistán (PPP) hasta que su hijo complete sus estudios de Derecho en Oxford. La decisión deja temporalmente la formación en manos de uno de los hombres más polémicos de Pakistán, conocido como Míster 10%, por las supuestas comisiones que exigía cuando su mujer ocupaba el poder, y ex convicto por delitos que van desde el asesinato al robo.

Padre e hijo se sentaron juntos en la conferencia de prensa en la que los paquistaníes pudieron escuchar por primera vez a la nueva esperanza del clan Bhutto. Compuesto, con el gesto serio y la voz firme, el mayor de los hijos de la política asesinada el pasado jueves aprovechó su primera declaración para prometer fidelidad al legado de la familia y pedir el cese de la violencia que asola el país.

«Mi madre siempre dijo que la democracia es la mejor venganza», dijo el joven líder del PPP, subiendo el tono de voz como si se dirigiera a quienes planearon el asesinato de Benazir Bhutto.

La estrategia del PPP fue decidida en una reunión del comité central ejecutivo que comenzó con la lectura por parte de Bilawal del testamento político que su madre dejó escrito, tal era su certeza de que tenía los días contados. La carta daba instrucciones para que su puesto fuera ocupado por su marido, según el relato del vicepresidente del partido, Amin Fahim. «En su última voluntad, Benazir asegura que, si muere, su lugar debe ser ocupado por su marido, Asif Ali Zardari. Pero, durante la reunión, Zardari dijo que no quería esa responsabilidad y ofreció el puesto a su hijo Bilawal, que fue apoyado por todos», aseguró Fahim.

El propio Bilawal, en la única pregunta que contestó durante la rueda de prensa, dijo que en breve regresará a Oxford para completar sus estudios antes de volver a Pakistán para hacerse con las riendas de la formación. El relevo fue sellado de forma simbólica con el cambio del orden de los apellidos de Bilawal para que en adelante Bhutto ocupe el primer lugar por delante del de su padre. «Es la imagen de su madre», dijo su progenitor, antes de pedir a los periodistas que no hicieran más preguntas al joven presidente, porque se encuentra en una «edad tierna».

Los principales dirigentes del PPP aprobaron una serie de medidas -algunos con lágrimas en los ojos- que incluyen el rechazo de la versión oficial sobre la muerte de Bhutto, la petición de una investigación independiente del magnicidio llevada a cabo por Naciones Unidas y la participación en las elecciones. A estos comicios no concurrirán sin embargo Bilawal o su padre, sino el vicepresidente del PPP, Amin Fahim.

La comisión electoral paquistaní se reúne hoy para elegir una fecha que podría demorar varias semanas los comicios fijados previamente para el 8 de enero. La formación de la asesinada ex primera ministra quiere que el retraso sea lo menor posible para aprovechar la ola de simpatía provocada por la tragedia y asegurarse una cómoda victoria. Sus dirigentes aseguran que un receso prolongado del proceso electoral llevaría la incertidumbre al país y provocaría nuevos disturbios. «Será una guerra contra la gente que ocupa el poder hoy», dijo el nuevo copresidente del PP Asif Zardari al resumir la estrategia del partido.

Pakistán ha quedado paralizado tras los tres días de huelga general y caos que siguieron a la muerte de Bhutto. La normalidad regresó ayer a gran parte del territorio, después de que en las jornadas previas más de medio centenar de personas perdiera la vida, decenas de comisarías de policía fueran reducidas a escombros y la red ferroviaria quedara suspendida por los sabotajes. «Karachi está volviendo rápidamente a la normalidad», dijo ayer Katar Zamin, el ministro de Interior de la provincia de Sindh, la más afectada por la violencia.

Los nuevos líderes del PPP pidieron a los paquistaníes que suspendan los actos de violencia y se concentren en ganar las elecciones parlamentarias que decidirán el nombre del próximo primer ministro. Mientras, su hasta ahora líder, Benazir Bhutto, recibió los últimos ritos funerarios en el mausoleo que acoge los cuerpos de su padre, ahorcado en 1979 por el general Zia, y sus dos hermanos. Miles de personas visiblemente indignadas despidieron por última vez a la líder opositora paquistaní entre gritos contra el Gobierno y acusaciones de conspiración.

La polémica sobre qué mató a Bhutto -el Gobierno dice que un golpe en la cabeza y su partido que el impacto de una bala- continuó ayer al saberse que el marido de la víctima se negó a que se le practicara una autopsia por motivos religiosos. Los médicos aseguran que la verdad sólo podrá ser conocida mediante la exhumación del cadáver y el estudio de las heridas.

El Gobierno mantiene que alguien disparó contra Bhutto en tres ocasiones sin dar en el blanco y que la ex primera ministra murió al golpearse la cabeza con el techo de su coche, probablemente tras la deflagración del ataque suicida que siguió a los disparos. La familia de la víctima niega la supuesta autoría de Al Qaeda y considera creíble que los servicios secretos paquistaníes hayan participado en el asesinato.

El diario The Nation recogía ayer en sus páginas las dudas sobre que algún día se llegue a conocer lo sucedido. «Nunca lo sabremos», se podía leer en un titular.

elmundo.es

Vídeo:

Vea la elección del hijo de Bhutto.