Difícil, pero posible. Así puede resumirse la postura de los expertos consultados por EL MUNDO ante la propuesta de buscar nuevas muestras de los explosivos utilizados en la matanza del 11-M en las vigas del techo de la estación de Atocha.
«Me parece que la probabilidad de que haya restos es pequeña, pero que el tema es lo suficientemente importante para intentarlo», asegura el profesor Antonio Ruiz de Elvira, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).
Teniendo en cuenta que, hasta el momento, los análisis realizados sobre las pocas muestras disponibles en los focos de las explosiones no han podido zanjar definitivamente la cuestión clave del tipo de dinamita utilizada en el atentado, a los científicos consultados nos les parece descabellada la idea de al menos intentar buscar nuevas muestras en estos rincones del lugar del crimen.
«Siempre pueden quedar restos si no se ha lavado el material», opina el bioquímico Enrique de la Morena. «Por lo tanto, es una buena idea todo lo que suponga investigar para intentar aclarar este tema», añade el científico.
Una de las cuestiones en las que se podría profundizar si se encontraran nuevas muestras analizables en el techo de la estación Atocha sería la posibilidad de confirmar la presencia de nitroglicerina en el explosivo utilizado en la masacre.
De momento, esta sustancia -que no forma parte de la Goma 2 ECO, la dinamita que supuestamente se usó en el atentado, según la versión oficial de los hechos- ya se ha encontrado en una muestra de polvo de extintor hallado en la estación de El Pozo.
Sin embargo, algunos de los peritos consideran que la aparición de nitroglicerina se debió a una supuesta contaminación producida en el laboratorio, debido a la porosidad de las bolsas de plástico en las que se conservaron las muestras. Esta hipótesis ya fue seriamente cuestionada por expertos consultados por este periódico (ver EL MUNDO del 16/4/2007).
Pero, si se encontraran más restos de nitroglicerina en las nuevas muestras de explosivos que podrían hallarse en las vigas de la estación de Atocha, la teoría de la contaminación quedaría definitivamente descartada.
La pregunta clave, por lo tanto, es: ¿podría encontrarse nitroglicerina en unas muestras que llevarían ya más de tres años incrustadas en el techo de la estación? Los expertos creen que sí. «La nitroglicerina es volátil [es decir, se evapora con facilidad] cuando es pura, pero, mezclada con el absorbente que la convierte en dinamita, su volatilidad se reduce mucho», explica el profesor Ruiz de Elvira.
Por lo tanto, según este experto, si aún existen muestras de explosivo en las vigas de Atocha, «es posible que se pueda decir si contenían nitroglicerina».
No obstante, el científico precisa que probablemente una parte de esta sustancia se habría volatilizado con el paso del tiempo, y, por este motivo, «no se podría especificar el porcentaje de la composición original del explosivo».
Sin embargo, como mínimo, el análisis de la muestra, aunque fuera diminuta, podría ser suficiente para determinar si el explosivo tenía nitroglicerina entre sus ingredientes.
En definitiva, el mensaje de los especialistas consultados por este periódico es que, dada la importancia de la cuestión de los explosivos y las incertidumbres que siguen existiendo en este aspecto clave del juicio, todas las posibles vías de investigación deberían explorarse, incluso cuando la probabilidad de encontrar algo sea pequeña.