EL MUNDO publica hoy la segunda parte de la entrevista realizada en exclusiva a uno de los principales implicados en los atentados del 11-M, Emilio Suárez Trashorras. La versión que ahora da de los hechos que se vivieron antes y después de la tragedia difiere completamente de la versión oficial.
Al margen de su lógica proclamación de inocencia, aporta nuevos datos sobre sus relaciones con Manuel García Rodríguez, Manolón, el inspector de policía responsable de estupefacientes de la comisaría de Avilés para el que trabajaba.
Asegura que desde el primer momento comunicó a la Policía que Jamal Ahmidan, a quien Emilio conocía como Mowgli, tenía contactos con gente de ETA. Confirma el dato publicado por Fernando Lázaro en nuestro periódico el 7 de marzo de 2006 según el cual Trashorras contó a los que le interrogaban que Mowgli le había dicho que conocía a uno de los etarras detenidos en Cañaveras. La Guardia Civil los capturó en la noche del 29 de febrero de 2004, en una carretera secundaria de la provincia de Cuenca a bordo de una furgoneta en la que se transportaban más de 500 kilos de explosivos.
Trashorras insiste en que los policías y el agente del CNI, al que había identificado Manolón como tal, le comentaron que les interesaba implicar a los moros y dejar aparte a ETA.
El episodio que el ex minero explica menos es el referente a los encargos que recibió del propio Manolón en torno a personas que estaban interesadas por la compra de explosivos. A la pregunta de si vendieron explosivos a ETA, contesta de forma ambigua: «Recibimos encargos similares». Por supuesto que se apresura a decir que no se llevaron a cabo «esos encargos» porque, a la hora de la verdad, «cuando las conversaciones estaban muy avanzadas y había que aportar algo para que siguieran», recibió la orden de abortar la operación.
COCHE ROBADO
Trashorras afirma con rotundidad que aportó datos sobre la infraestructura de ETA en Asturias.
No puede facilitar ninguna explicación sobre el hecho de que los etarras robaran un coche, con el que cometieron un atentado en Santander en 2002, en el callejón de la Travesía de la Vidriera de Avilés donde él tenía un trastero.
Pero tal vez su afirmación más rotunda la pronuncia cuando asegura que el que quiere eliminar a Lavandera «tiene nombre y apellido y se llama Manolón. Lavandera les estaba estropeando los negocios paralelos que tenía la Policía».
Es evidente que todo lo que dice Trashorras no debe convertirse en una verdad irrefutable. Pero en sus respuestas aporta datos suficientes como para que nos suscite una profunda inquietud. Es fácil descalificar sus afirmaciones de una forma global. Pero habría que advertir, al que tenga la tentación de hacerlo, que en su día le creyeron a pies juntillas cuando declaró que había visto explosivos en el coche de Jamal Ahmidan. Si ahora no tiene ninguna credibilidad, ¿por qué la tenía entonces? Debemos recordar que la versión oficial, en todo el tema de los explosivos y su relación con los marroquíes imputados como autores materiales, se basa esencialmente en su testimonio.
¿Alguien se imagina lo que hubiera sucedido si todas las afirmaciones que hace ahora las hubiera planteado con nombres y apellidos en la Comisión de Investigación?
En cualquier caso, esto es lo que defiende Emilio Suárez Trashorras dos años y medio después de los atentados. Y esto es lo que, presumiblemente, defenderá de cara al próximo juicio.
Pregunta.- ¿Les encargó alguien de las Fuerzas de Seguridad, a Antonio Toro o a usted, que trataran de vender explosivos a ETA o a los marroquíes en el año 2001?
Respuesta.- Personalmente, he recibido encargos similares por parte de Manolón en los años 2001 y 2002. Pero no se llevaron a cabo. Aunque sí es cierto que he aportado datos sobre explosivos y personas vinculadas a ETA en Asturias.
P.- ¿Llegaron a darles explosivos controlados?
R.- Lo primero que quiero dejar claro es que en los años 2001 a 2003 no han existido los explosivos de los que se ha hablado. Es mentira que yo tuviera un zulo con armas y explosivos. Reto a cualquier persona a encontrar ese zulo. No existe. Es mentira que en el año 2001 dispusiéramos de 150 kilos de dinamita tal y como dice Nayo, o de 400 kilos, tal y como afirma Francisco Javier Lavandera.
Sí es cierto que ha existido un operativo policial para buscar explosivos en mi entorno. Yo mismo encontré a la Guardia Civil en una de las propiedades de mi padre en Cogollo y los expulsé por no tener orden de registro, por cierto. Todas las operaciones que han llevado a cabo tanto la Guardia Civil como la Policía me las comunicaba inmediatamente Manolón cuando éstas iban dirigidas contra mi persona.
P.- ¿Le dio usted a Rafá Zouhier una muestra de explosivo en Madrid en el año 2003?
R.- Todo lo referente a la entrega de una muestra de explosivo a Rafá Zouhier el día 20 de febrero de 2003 es totalmente falso. Se puede comprobar fácilmente por el movimiento de mis tarjetas de crédito y débito, como consta en el sumario. Yo no viajé a Madrid en esa fecha. Lo mismo ocurre con el detonador que les explotó en las manos. Dice Zouhier que le fue entregado en el mes de septiembre. Pero ese mes tampoco viajé a Madrid, como puede comprobarse. El juez tiene constancia de todos mis viajes durante el año 2003 a Madrid, León, Marbella y Valencia.
FURGONETA
Es ridículo que personas que disponen de grandes cantidades de explosivos, tal y como dicen de nosotros, facilitáramos una pequeña muestra de explosivo en mal estado. No íbamos a ser tan idiotas. La muestra se pudo obtener de sus amigos de Almería. Ellos iban a ir a una mina de mármol a sustraer explosivos, Goma 2, tal y como ha relatado un testigo protegido al juez instructor.
P.- ¿En la noche de su detención, o en cualquier otro momento, mencionó usted a la Policía que Jamal Ahmidan, Mowgli, conocía a los etarras que detuvieron en Cañaveras con 500 kilos de explosivos en una furgoneta el 29 de febrero de 2004?
R.- Desde el primer momento en que comenzaron las conversaciones con los agentes de Madrid y del Centro Nacional de Inteligencia, cuando me llamaron a comisaría el 17 de marzo de 2004, les comuniqué que Mowgli tenía contactos con ETA y que me había dicho en una ocasión que uno de los etarras que luego resultaron detenidos en Cañaveras era amigo suyo.
Los agentes de la Policía y del CNI tomaron nota de ello, aunque ya me hicieron expresa mención a que a ellos les interesaba implicar a los moros y dejar a ETA aparte, alegando el momento político que se estaba viviendo en España. El más interesado en implicar a los moros y dejar a los etarras aparte era el agente del CNI. Estaba en el grupo de los que me interrogaron. Era una persona de unos 45 años, con poco pelo de color negro y peinado hacia atrás. No llevaba ni bigote ni barba. Su altura era más o menos como la mía, 1,80 metros. Llevaba traje y era una persona educada y amable. Jamás pronunció su nombre ni se identificó. Fue Manolón el que me dijo que era del CNI y lo reafirmó en el careo.
ALIJO DE DROGA
P.- ¿Por qué cree usted que los etarras robaron un coche para cometer un atentado en Santander en el año 2002, precisamente en el callejón de la Travesía de la Vidriera, en Avilés, donde tenía usted el trastero?
R.- Que miembros o colaboradores de ETA tenían infraestructura en Avilés y Asturias lo puse en conocimiento de Manolón en los años 2001 y 2002. La información provenía de contactos realizados en aquella época en el club Horóscopo de Gijón. Entre esos contactos estaba Javier Lavandera y un grupo de vascos, así como un agente de la Guardia Civil. Estos mismos datos los han facilitado Nayo y un testigo protegido. No sé por qué los etarras robaron el coche en la Travesía de la Vidriera, pero no creo en las casualidades. Nada en este mundo sucede porque sí. Todo tiene una explicación y un razonamiento. Zapatero dio en su momento una versión que era la que le exigía el momento político.
P.- ¿Cuáles fueron los principales trabajos que hizo usted para la Policía?
R.- Se pueden comprobar todos los trabajos que yo hice para Manolón. En el año 2001 participé en la aprehensión de un alijo de cocaína y heroína. Entre los detenidos estaba Nayo.
En 2002 participé en la incautación del mayor alijo de pastillas de éxtasis capturado en Asturias hasta aquel momento. Ese mismo año comenzó la operación por la cual se detuvo a gente en Avilés y Valencia incautándose 180 kilos de cocaína. La operación culminó en 2003.
En ese mismo año colaboré en el seguimiento de un holandés que se dedicaba a introducir drogas de diseño en Asturias. La operación concluyó en el año 2004 con la aprehensión de una gran cantidad de speed.
Durante estos años también he aportado datos puntuales para otras operaciones a más pequeña escala.
En los años 2003 y 2004, tal y como ya he dicho, estaba participando en el seguimiento de las actividades de Mowgli y su banda con el desgraciado resultado que todos sabemos.
P.- ¿Todavía piensa usted que la Policía para la que trabajaba le va a salvar?
R.- Por supuesto que no. Se han tratado de salvar ellos. Sólo lo han conseguido a medias, porque con la Comisión del 11-M se vio claramente que todo era solamente una farsa, una puesta en escena. Nos impidieron asistir a los que más datos teníamos, a los confidentes.
P.- ¿Quien cree usted, a día de hoy, que hizo el 11-M?
R.- No pongo en duda que los autores materiales fueran musulmanes, pero seguro que recibieron ayuda externa. Es imposible que se lleve a cabo una operación de esa envergadura estando todos, absolutamente todos, controlados por el CNI, UDYCO, UCO, UCIE, por las comandancias de la Guardia Civil de Gijón y Oviedo y por la Comisaría de Avilés. Es imposible que los autores actuaran sin el beneplácito de las Fuerzas de Seguridad, teniendo como tenían seguimientos telefónicos y personales, y a confidentes infiltrados.
P.- ¿Considera que quedan temas por aclarar?
R.- Muchos. Tienen que aclararnos el tema de los explosivos, la furgoneta Kangoo, la mochila de Vallecas, la metenamina y el Skoda Fabia. Alguien debe de explicar cómo es posible que un Toyota Corolla, presuntamente cargado de explosivos, en un viaje conocido por las Fuerzas de Seguridad y con los conductores identificados de antemano, pueda atravesar la Península sin documentación, sin seguro, siendo un vehículo robado y con las placas dobladas y con un conductor con la documentación falsificada y sin carné de conducir.
P.- ¿Cree usted que Mowgli se llevó explosivos de Asturias?
R.- Lo desconozco sinceramente. No tengo información ni en un sentido ni en otro. Lo que sí queda claro a lo largo de todo el sumario es que Mowgli era un delincuente habitual, y, sobre todo, era una persona dedicada al tráfico de estupefacientes. No daba para nada el perfil de un terrorista islámico.
P.- ¿Qué hay de las tres bolsas con explosivos que llevaron en autobuses de línea tres jóvenes desde Asturias a Madrid?
R.- Lo primero que quiero dejar claro es que esos viajes estaban controlados por Manolón y que única y exclusivamente transportaban hachís. Así se lo dije al juez.
Por cierto que el viaje del Gitanillo se produjo también en el mes de enero y no a primeros de febrero, como figura en el sumario. Es sencillo de comprobar. El Gitanillo no pudo viajar a Madrid en la primera semana de febrero de 2004 porque estaba cumpliendo esos días una sentencia, la 535/03 del expediente de ejecución 645/03 con la educadora Belén Ojeda Casero en el Centro Trama, dedicado al trabajo para la integración social, situado en la Plaza de Foncalada 21, de Oviedo.
Si fuese verdad que las mochilas de esos viajes iban llenas de explosivos y si añadimos la dinamita que dicen que se llevaron de Asturias a finales de febrero se habría puesto a disposición de Mowgli una cantidad superior a los 315 kilos. Sólo se incautaron o se usaron en los atentados 210 kilos, por lo tanto sobrarían o faltarían, según se mire, 100 kilos. Según el juez, el presunto suministrador de esos explosivos sería Raúl González. Pues bien, en aquellas fechas no trabajaba en Mina Conchita, de donde dicen que se robaron los explosivos. Trabajaba en las minas de Arbodas, desde diciembre de 2003, y a estas explotaciones no llegaron las numeraciones de varias partidas usadas presuntamente en los atentados.
Por si fuera poco, las numeraciones de los cartuchos corresponden a remesas suministradas por la empresa Canela Seguridad a partir del 23 de enero y el primer viaje que se hizo en los autobuses fue el 5 de enero. De las numeraciones entre las fechas del 23 de enero al 9 de febrero solamente se han encontrado los envoltorios correspondientes a 3,444 kilos y El Gitanillo dice que transportó una bolsa que contenía aproximadamente unos 15 ó 20 kilos.
P.- ¿Cree entonces que El Gitanillo mintió al juez?
R.- Ya se han publicado en el diario EL MUNDO, y con detalle, las contradicciones en las que incurrió El Gitanillo. Dijo, por ejemplo, que yo había ido a la mina con él un día en que precisamente yo me encontraba regresando de mi viaje de novios. El Gitanillo intentó retractarse ante el juez de su primera declaración pero no se lo permitieron. Es evidente que su primera manifestación era falsa en todas sus afirmaciones. Fueron las presiones de la fiscal las que le llevaron finalmente a no cambiar su declaración.
En los viajes realizados por los tres jóvenes en los autobuses de línea se transportaba droga. Ya conté ante el juez que era una partida que devolvía a Jamal porque el material era de muy baja calidad.
MINEROS
Jamás me entrevisté en ningún lugar cercano a la mina con trabajadores de Mina Conchita. Con el único minero que mantenía relaciones era con Raúl González y ya he dicho que trabajaba en Mina Arbodas.
Aún no han podido identificar a los dos mineros con los que dice El Gitanillo que me entrevisté en Mina Conchita por la sencilla razón de que no existen. No pude entrevistarme con ellos el miércoles o jueves 25 y 26 de febrero de 2004 como dice El Gitanillo porque el 25 estaba de excursión por la isla de Tenerife y el 26 llegué a Asturias pasadas las siete de la tarde y ya era completamente de noche.
Han analizado las botas que presté a Mowgli y no han podido encontrar ni una sola muestra que pruebe que esas botas hayan estado en Mina Conchita. Lo mismo sucede con las muestras que recogieron de puntas y tornillos. No coinciden con ninguno hallado como metralla.
Es falso que me llamaran desde la mina porque allí no hay cobertura de móviles. Mowgli y sus amigos estuvieron más de dos horas parados en la localidad de Salas aquella noche del 28 de febrero de 2004 y aún nadie ha sabido explicar por qué.
Javier González, El Dinamita, no pudo acompañarme a Mina Conchita a robar explosivo puesto que jamás ha estado conmigo en Tineo y se puede probar por los BTS de telefonía móvil. Tampoco pude ir con Javier González a Madrid en Navidades en el Ford Scort, pues en aquella época ya no tenía ese vehículo. Tampoco pude ir con el Opel Calibra con los moros en el mes de febrero porque antes de aquel mes ya había vendido ese coche.
La noche del 28 de febrero yo no andaba con un Ford Scort ni en el Toyota, pues yo andaba con el Lancia que es de mi propiedad y que tiene todos los papeles en regla.
Tampoco envié a El Gitanillo a recuperar el Toyota a Madrid el 4 de marzo de 2004, ya que el coche no era mío. El que pretendía vendérmelo era Mowgli. Fui yo quien acudió a la Jefatura de Tráfico para comprobar, a finales de diciembre, la situación de ese vehículo. Al ver que figuraba como de otra persona, una mujer de Madrid, se lo devolví a Mowgli y por eso se lo llevó.
El Gitanillo, como ya he contado ante el juez, me pidió un vehículo para ir a ver a su tío en Toledo, que estaba enfermo. Yo le pagué un billete a Madrid en autobús el día 4 de febrero y le dije que llamaría a los moros para ver si le podían dejar un vehículo. Le dejaron el Toyota y fue con ese con el que tuvo el accidente, esa noche, en la carretera de Madrid a Toledo.
Después de la detención de Mowgli, yo le dejé mi coche Lancia a Javier González para que pudiera ir a Madrid a recoger al Gitanillo.
P.- ¿Pudieron ofrecerle algo al Gitanillo a cambio de que le implicara a usted?
R.- Las ofertas que pudo recibir pudieron ser múltiples. Desde sacar a su padre de la cárcel, que estaba en la prisión de Villabona, a quitarle de entrar en el centro de menores que tenía pendiente de la sentencia 535/03. Podría haber sido también una promesa económica para poder mejorar la situación familiar, que era muy precaria, Su madre estaba a punto de dar a luz. O simplemente pudieron darle un piso en propiedad y sacarlos del que viven que es de Asuntos Sociales. El Gitanillo es una persona muy vulnerable y con demasiados problemas para su edad.
P.- ¿A qué achaca que a Antonio Toro, su cuñado, no le pidan los mismos años que a usted?
R.- Es incomprensible. Si todos los relacionados en la mal llamada trama asturiana estamos acusados de transporte y tenencia de sustancias explosivas, la pena impuesta debería ser la misma para todos.
P.- ¿Trabajaba Toro para las Fuerzas de Seguridad?
R.- Estoy seguro de que no, porque cada vez que tenía un problema me llamaba a mí para que le ayudase Manolón, bien fuese en temas de coches robados o en temas de narcotráfico. Lo que no pongo en duda es que intentara negociar con la Guardia Civil en el momento en que me detuvieron a mí. Las informaciones que tenía Toro me las pasaba a mí y yo se las pasaba a Manolón. En concreto fue él quien propició el encuentro con Lavandera.
P.- ¿Es cierto, como asegura Rafá Zouhier, que usted buscaba a alguien para matar a Lavandera?
R.- Rafá Zouhier ha manipulado la información sobre la posibilidad de deshacerse de Lavandera a su manera. Lo primero es que se contradice sobre quién se lo ordenó. En el careo con el guardia civil que le controlaba dice que estábamos Toro y yo. Y en el careo con Toro dice que estábamos mi mujer y yo. Pues bien, mi mujer jamás ha estado presente en ninguna conversación transcendente y mucho menos relacionada con ningún tema ilícito.
INFORMACION FALSA
A mí me transmitió Manolón, y el subinspector Juan que iba siempre con él, que Lavandera era confidente de la Guardia Civil. Éstos son los dos policías a los que hizo referencia Rafá Zouhier. Las informaciones que pasaba a la Guardia Civil Lavandera eran, en mi opinión, falsas y nada detalladas. Estábamos al corriente de todas ellas porque me las transmitía Manolón desde el primer momento en que se enteró de que éramos investigados tanto por la Guardia Civil como por la Policía.
P.- ¿Conocía Manolón la existencia de Lavandera?
R.- En el año 2001, tal y como ya he declarado, Manolón estaba al corriente del interés de determinadas personas en la adquisición de sustancias explosivas. Se me ordenó en un primer momento mantener contactos y tenerle informado, lo que se hizo ejemplarmente. Más tarde, cuando las conversaciones ya estaban muy avanzadas y había que dar un paso importante en los contactos, pues no se podían mantener más sin aportar algo a la negociación, entonces se me ordenó directamente abortar la operación y dejarla en un segundo plano pues los temas de armas y explosivos los lleva la Guardia Civil.
Esos contactos eran con gente del País Vasco y fueron realizados en el club Horóscopo. El intermediario era Lavandera, como ha dicho Nayo desde Santo Domingo, y un testigo protegido que declaró ante el juez, tal y como consta en el auto de procesamiento. Manolón, en un careo conmigo, manifestó que nunca le había hablado de ningún Lavandero. Manifestó también que en esas fechas, en el año 2001, trabajaba con un subinspector y que habían estado repasando sus anotaciones internas y que en ninguna salía nada de Lavandero. O sea, que conservaban notas internas del año 2001 y sin embargo habían perdido [en el año 2004] las notas internas de hacía unos meses relacionadas con Mowgli y ni tan siquiera conservaban el Documento Nacional de Identidad falso de Mowgli que les proporcioné.
P.- Que usted sepa, ¿alguien de las Fuerzas de Seguridad quiere eliminar a Lavandera?
R.- Ese alguien tiene nombre y apellido y se llama Manolón. Lavandera aportaba informaciones diversas, pero les estaba estropeando los negocios paralelos que tenía la Policía. Además el propio Lavandera participaba en los negocios de armas, explosivos, drogas y prostitución. Lo que yo creo que ocurrió es que en el año 2001 cogió miedo e intentó protegerse en la Guardia Civil. Todos sabíamos cómo era y cómo actuaba Lavandera.
En 2001 financió un vehículo marca Renault Clio en Los Campos (Corvera de Asturias) presentando una nómina falsa. Por eso no pudo contestarme ante Del Olmo dónde trabajaba en el 2001 para poder financiar el vehículo. Tampoco sabe responder por qué se le dejó el Saab 9000 en el 2001 y por qué teníamos su carné de identidad. En mi declaración de junio de 2004, antes de que el nombre de Lavandera saliera en los medios de comunicación, ya se lo había dicho al juez Del Olmo con nombre y apellidos, pero nadie lo investigó entonces porque no querían abrir nuevas líneas de investigación. En el sumario hay un testimonio de un testigo protegido que pone de manifiesto la rápida evolución económica de Lavandera al conocernos a Toro y a mí.
P.- ¿Se considera usted inocente en relación a los atentados del 11-M? ¿Por qué se dejó implicar?
R.- Soy totalmente inocente. No tengo ningún motivo para participar en el atentado ni para colaborar con los islamistas. Somos de ideas políticas diferentes, de diferente religión. No se han detectado movimientos de dinero que provengan del pago de los explosivos ni se han incautado de droga alguna que pudieran haberme dado. Denuncié a los moros en el año 2003. Si no los detuvieron antes del 11-M fue por incompetencia o negligencia. Jamás participaría con ellos, ni con nadie, en nada parecido. Me implicaron, no me dejé implicar. Buscaban un chivo expiatorio para presentar a la opinión pública. Con todo esto del atentado nadie ha ganado más que el PSOE, por eso no quieren investigar la verdad de todo lo que pasó.