MADRID. - El fallo del Tribunal Supremo contiene dos argumentos centrales que, desde el punto de vista científico, resultan inverosímiles a la hora de zanjar la cuestión clave del tipo de explosivo que fue utilizado en la masacre. La pregunta fundamental es: ¿por qué, si como afirma la sentencia de la Audiencia Nacional, «toda o gran parte» de la dinamita utilizada por los terroristas fue Goma 2 ECO sustraída de Mina Conchita, en muchos de los focos se detectaron dos sustancias -dinotrotolueno (DNT) y nitroglicerina- que no son componentes de este explosivo?
Para defender la tesis de la Goma 2 ECO, el Tribunal reitera, en primer lugar, el argumento de la Audiencia Nacional, según el cual en todos los focos de los trenes aparecieron, «en un porcentaje superior al 1%», restos de componentes de la Goma 2 ECO, especialmente el dibutilftalato, y «en un menor porcentaje», restos de nitroglicerina y dinitrotolueno, que podrían corresponder a Goma 2 EC o Titadyne.
Sin embargo, los peritos que analizaron las muestras durante el juicio concluyeron que, en los focos de las explosiones, el tamaño de los restos recogidos era demasiado pequeño como para obtener resultados cuantitativos sobre el volumen de cada sustancia detectada. Esto sólo era posible en las muestras de explosivo intacto, halladas en la mochila de Vallecas o en el piso de Leganés, pero nunca en los focos de las explosiones.
Por tanto, hablar de porcentajes mayores o menores de dibutilftalato o nitroglicerina en el caso de los focos, como hizo la sentencia original de la Audiencia Nacional y ahora reafirma el fallo del Tribunal Supremo, contradice claramente la opinión de los expertos que fueron convocados por el juez para aportar sus conocimientos científicos al esclarecimiento del caso.
El segundo argumento al que recurre el Supremo para sostener la tesis de la Audiencia Nacional es que la aparición de nitroglicerina en al menos uno de los focos (la muestra de polvo de extintor recogida en la estación de El Pozo) puede explicarse por la teoría del cóctel de explosivos. Según esta versión de los hechos, como en Mina Conchita la Guardia Civil no sólo encontró Goma 2 ECO, sino también dos bolsas de Goma 2 EC «en buenas condiciones», y otros 16 cartuchos de esta dinamita, la aparición de nitroglicerina en el lugar de la masacre se explicaría por el hecho de que Trashorras vendió a los islamistas una mezcla de Goma 2 ECO y Goma 2 EC con nitroglicerina en su interior.
Sin embargo, según los datos aportados por Maxam, la empresa fabricante de estas dinamitas, durante el juicio, la Goma 2 EC dejó de fabricarse con nitroglicerina en 1992, es decir, 12 años antes de que se cometiera el atentado.
«Es totalmente imposible que una dinamita tan vieja pudiera utilizarse en 2004. Puesto que la nitroglicerina es volátil, no dura más de tres años, tras lo cual ya no sirve para nada», aseguró ayer a este periódico el catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá de Henares, Antonio Ruiz de Elvira. En definitiva, lejos de zanjar la cuestión fundamental de los explosivos, el fallo del Supremo sigue dejando muchas incógnitas sin resolver.