MANUEL MARRACO
MADRID.-
El Tribunal Supremo considera que la destrucción de los trenes en los que explotaron las mochilas bomba fue «apresurada» y «sorprendente». El tribunal estudia lo sucedido a raíz del recurso de Rafá Zouhier, cuyo abogado no pudo hacer una inspección ocular de los vagones a la que se le había autorizado, porque éstos eran ya chatarra apenas unos días después de la masacre.
Pese a que los trenes sí fueron objeto de un análisis pericial y una inspección ocular -que fue grabada-, el tribunal señala que «puede resultar sorprendente una tan apresurada destrucción, que impidió un estudio posterior más reposado y en profundidad, e incluso su reiteración, de haber sido necesaria, de aspectos que pudieran haber resultado de interés para la investigación».
Pese a la crítica al juez instructor que consintió el desguace, el Supremo considera correcta la actuación del tribunal de la Audiencia Nacional de seguir adelante con el juicio, ya que no era posible rectificar lo sucedido.
Además, el TS recalca que Zouhier fue condenado por poner en contacto a compradores y vendedores de explosivos. «Por lo tanto, en nada le afecta que después fueran utilizados éstos [explosivos] u otros distintos en la ejecución de los atentados. De ahí, resulta que el examen de sus responsabilidades penales no pudo verse afectado por la imposibilidad de practicar la prueba de cuya inexistencia se queja», concluye el Supremo.
|