En primer plano, Antonio Toro, Jamal Zougam y Abdelmajid Bouchar. (Foto: EFE)
MADRID.- El ritmo y el tipo de acontecimientos que se suceden en el juicio últimamente nos aproximan a su recta final. En las dos últimas semanas han cobrado más relevancia la huelga de hambre de los procesados y la queja de los abogados de oficio porque no cobran de la Administración que las declaraciones y los informes que pasan por el tribunal. Entre la abundante y prolija información sobre llamadas telefónicas, pagos de peaje, huellas dactilares y perfiles de ADN, parece que ya quedan por oír pocas cosas nuevas. Eso sí, las que ya se saben se ratifican con más o menos solvencia.
Por ejemplo, que Abdelmajid Bouchar es el que tiene más pruebas en su contra: huyó el 3 de abril de 2004 del piso de los suicidas de Leganés y su ADN, no sólo se encontró allí, sino en la casa de Morata de Tajuña, donde se almacenaron los explosivos robados en Asturias y se montaron las bombas colocadas en los trenes. Esto último ha sido una de las aportaciones de esta semana.
También el ADN de Basel Ghalyoun fue hallado en Leganés, concretamente en un gorro. Pero en un pelo que había en el gorro, como se había oído alguna vez. No. La perito que hizo las pruebas pertinentes dijo que el ADN estaba en la tela del gorro. Por supuesto, tanto Bouchar como Ghalyoun, acusados de ser autores materiales, negaron haber estado en el piso de Leganés.
Iván Reis Palicio ySergio Álvarez 'Amokachi'. (Foto: EFE)
De quien no hay ADN por ninguna parte, ni huellas ni nada es de Jamal Zougam. Pero en su contra tiene cinco testimonios de personas que dicen haberlo visto en alguno de los trenes atacados, el último, un ciudadano rumano del que se leyó su declaración policial este miércoles por no haber sido localizado para declarar ante el tribunal. Es la tercera persona que ha dicho que lo vio en el tren que estalló en Santa Eugenia. Otro hombre dijo verlo en el tren de El Pozo y otra mujer en el que estalló en Atocha.
Con más lagunas que certezas declararon los peritos de la Guardia Civil que hicieron el cálculo del explosivo robado. Afirmaron que Iván Reis y Sergio Álvarez no transportaron a Madrid hachís o CDs pirata, como ellos dijeron, sino explosivos. Sin embargo, sus afirmaciones se cayeron ante el detallado interrogatorio del abogado Endika Zulueta, que sacó a relucir la insuficiencia de las pruebas practicadas.
Estos mismos peritos cifraron en 312 kilos la cantidad máxima de explosivo robado en Mina Conchita. Un máximo de 270 correspondería a lo que se llevaron 'El Chino' y sus secuaces en seis mochilas la madrugada del 29 de febrero de 2004. El resto, en las tres entregas realizadas por los chicos de Trashorras. El guardia civil
Cabecera del informe sobre ETA que hay en el sumario. (Íntegro en pdf)
El tipo de explosivo que estalló en los trenes y su procedencia sigue siendo una de las principales incógnitas que quedan por desvelar en la vista oral del juicio. La próxima semana estará íntegramente dedicada a bucear en todos los informes sobre explosivos y a sacar conclusiones al respecto. Sin embargo, su relevancia en la autoría puede ser más bien poca, según los peritos expertos en ETA que comparecieron esta semana ante el tribunal. Es decir, que da igual que sea Goma 2 ECO que Goma 2 EC que Titadyn. La agente de la Comisaría General de Información que elaboró el informe que descarta la relación de ETA con los atentados (pdf) afirmó esto mismo argumentando que "hay suficientes pruebas, argumentos muy contundentes" contra los islamistas. Los informes realizados sobre ETA -explosivos, artefactos con teléfonos móviles, relaciones entre presos...-, todos ellos descartan el vínculo con islamistas con fines terroristas: la relación entre presos es "normal", dicen; los artefactos fabricados con teléfonos, diferentes; la Goma 2 no la usa ETA desde 1996; la furgoneta bomba interceptada el 29 de febrero de 2004 a dos etarras que la conducían a Madrid, estaba preparada para atentar ese mismo día sin relación alguna con el traslado de explosivos realizado aquel mismo día por 'El Chino' desde Asturias.
Los responsables de la Comisaría General de Información que comparecieron ante el tribunal aseguraron que no hubo ningún otro informe más que el que descarta la participación de ETA, en contra de lo que sostiene el ex director de la Policía Agustín Díaz de Mera.
Esta semana, algunos de los informes periciales expuestos han convertido en protagonistas a dos de los supuestos autores intelectuales del 11-M: Youssef Belhadj y Hassan el Haski.
Attila Turk, el preso islamista vinculado El Haski, compareció por videoconferencia. (Foto: EFE)
En el caso de Hassan el Haski, una agente de la UCIE reconoció que la principal prueba contra él es su relación con el preso islamista Attila Turk y las declaraciones policiales de éste. Lo que ocurre es que sus declaraciones se han desinflado en su testifical de este martes ante el tribunal: negó que El Haski estuviera nervioso antes del 11 de marzo de 2004, cuando le alojó en su casa de París, justo lo contrario de lo que había dicho en su declaración policial. Sin embargo, entre él y otros testigos con los que se relacionó en aquellos días, lo situaron como un tipo bastante sospechoso, que ni trabajaba ni tenía un duro, frecuentaba los cibercafés y hacía viajes a Francia y a Bélgica.
De Youssef Belhadj nos quedamos con ganas de conocer el origen de las verdaderas pruebas contra él, ya que a la policía española les han venido dadas por la Justicia belga y en función de ellas ha elaborado los informes en los que la fiscalía ha basado sus acusaciones. Por ejemplo, los policías que comparecieron en la vista oral no pudieron explicar bien por qué se le atribuye el sobre nombre de Abu Dujana, la persona en nombre del cual se reivindicó el 11-M.
La semana ha concluido con un pacto entre las 23 acusaciones para reclamar las mismas indemnizaciones por cada asesinado y cada herido. Además, han acordado no pedir la responsabilidad civil subsidiaria del Estado y pedir indemnizaciones por la vía de lo contencioso-administrativo, de manera que cualquier reconocimiento por parte del tribunal de que falló el funcionamiento de la Administración o las Fuerzas de Seguridad en algún aspecto sería suficiente para amparar la reclamación de determinadas indemnizaciones que no cubriría la Ley de Solidaridad de Víctimas de Terrorismo.
La vista oral del juicio del 11-M enfila así su recta final. A la semana dedicada a los explosivos, en la que probablemente veremos a los peritos policiales y de parte discutir sobre sus criterios y sus conclusiones, le sucederá una escueta fase documental.
El día 6 de junio podríamos asistir ya al comienzo de la lectura de los escritos de calificación. Fiscalía, Abogacía del Estado, Acusaciones y Defensas presentarán y defenderán sus conclusiones antes de que el tribunal conceda la última palabra a los 29 procesados. El 11 de julio, el caso podría quedar visto para sentencia.
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